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Científicos de América Latina buscan sus propios medios contra Covid

CIUDAD DE MÉXICO, junio 16 (EL UNIVERSAL).- América Latina se ha convertido en el nuevo epicentro del Covid-19 y la preocupaciones de expertos sobre la dependencia de una vacuna proveniente del extranjero ha intensificado la labor científica, pues temen que los países primermundistas tengan un acceso preferente a la cura del SARS-CoV-2.

Científicos mexicanos han contribuido a esta petición latinoamericana. Entre ellos, se encuentra Laura Palomares Aguilera, biotecnóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Cuernavaca, quien ya se encuentra sumando colegas que contribuyan a desarrollar una vacuna que utiliza partículas similares al virus.

Por otro lado, José Manuel Aguilar, biotecnólogo del Instituto Tecnológico y de Educación Superior de Monterrey considera que otra vía es recurrir a ayuda extranjera. Él y sus colegas ya se han puesto en contacto con una compañía canadiense que podría fabricar suficientes dosis para que puedan comenzar a evaluar su propia vacuna en humanos una vez que terminen las pruebas en animales. Esta vacuna utiliza anillos de ADN llamados nanoplasmidos, que son absorbidos por las células, y el ADN codifica una región específica de la proteína que el SARS-CoV-2 usa para infectar a un huésped, lo que permite que las células produzcan el antígeno y lo muestren en su superficie, alertando al sistema inmunitario del huésped. Aguilar mencionó que si los resultados clínicos del grupo son prometedores y si los investigadores pueden encontrar suficientes fondos, podrían aumentar la producción en tres meses, para fabricar millones de dosis. «Podríamos poner a México en la carrera de las vacunas».

Gustavo Cabral de Miranda, científico brasileño de la Universidad de São Paulo, que en la actualidad trabaja junto con otros inmunólogos en busca de una cura efectiva para combatir el coronavirus, narró a «Nature» que en su juventud se dedicaba al comercio informal, vendía helados y fruta en ferias al norte de Brasil y además era carnicero, lo que produjo la suspensión de sus estudios en intermitencias. Cuando cumplió los 33 años decidió disciplinarse a través del saber científico, determinación que fue señalada y criticada por quienes lo rodeaban en su entorno, pues consideraban que «no era para personas como yo», rememoró. Actualmente lucha porque se respalde a aquellos candidatos con los que se probarán los ensayos de compañías farmacéuticas. Además tiene como objetivo de «capitalizar» el conocimiento nacional, para así independizarse de la ciencia extranjera y sus patrocinadores. «No importa si comenzamos con menos fondos, sino que comencemos», explicó Cabral de Miranda como parte de una iniciativa emprendida por investigadores de América Latina, los que consideran que debemos buscar una propia salida de la pandemia.

María Elena Bottazi, microbióloga procedente de Honduras y que en la actualidad trabaja para el Baylor College of Medine en Houston, Texas, aseguró que «los únicos que vamos a resolver los problemas en América Latina seremos nosotros, los latinoamericanos. Nadie viene a rescatarnos». La especialista trabaja en una vacuna contra el Covid-19, la cual, en caso de resultar efectiva, planea distribuirla en centros locales de producción de vacunas, como México, Brasil y Argentina, al asociarse con ellos.

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