Personal de salud, con estrés y depresión tras atender Covid
CIUDAD DE MÉXICO, julio 3 (EL UNIVERSAL).- En México, 40% del personal de salud que atendió a pacientes con covid durante la segunda fase de la contingencia presentó síntomas de estrés postraumático y depresión, advirtieron especialistas en salud mental.
Durante el foro en línea «Salud mental en tiempos de confinamiento», organizado por la Universidad de California a través de su Centro de Estudios México – Estados Unidos, el cual fue transmitido por EL UNIVERSAL, Rebeca Robles, especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz afirmó que este porcentaje es muy alto si se compara con el 5% que se presenta en la población general.
«Nos hemos dado cuenta que en personal de salud, médicos, nutriólogos y enfermeras, que están en la primera línea, lo más frecuentes son la depresión y estrés postraumático, cuando hacemos esa comparación de que viven una batalla campal o guerra no estamos tan errados. Ese 37.5% cerrando a 40% de personal con estrés postraumático y depresión es una frecuencia altísima, que es más común en mujeres, mientras que los hombres hacen mayor uso de alcohol y otras drogas».
Lamentó que los profesionales de la salud sean los que menos ayuda buscan cuando se trata de salud mental, «son los médicos, estudiantes, y demás personal los que presentan mayor problemática pero buscan menos atención, por eso se deben entender las barreras estructurales para convencerlos de recibir tratamiento».
La experta agregó que otro factor que provoca trastornos de salud mental entre los médicos y enfermeras es el duelo, sea por un familiar, un colega o por el incremento en el número de muertes entre sus pacientes.
«Existen duelos por algún familiar, por colegas, por conocidos y por pacientes, por más que creemos que el personal está acostumbrado de ver morir a pacientes, el número y la frecuencia de muertes es tan alta que es muy difícil entender qué papel estás haciendo como profesional de la salud para resolver el problema y además hay personal trabajando no solo con síntomas, con miedo al contacto sino con experiencia de muertes en la familia».
Ante esta situación, Rebeca Robles enfatizó que la secretaría de Salud puso a su disposición clínicas virtuales y una adicional para tratar a personal de salud en duelo por covid, «tengan este porque se les murieron pacientes uno tras otro, algún familiar o colegas».
En su oportunidad, la también especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría, María Elena Medina Mora comentó que si bien aún no se cuentan con estadísticas puntuales sobre el impacto del Covid-19 en la salud mental de los mexicanos, sí se conocen los factores que incrementan la posibilidad de tener estos padecimientos, tales como la inequidad, pobreza y situaciones de violencia.
«Estos trastornos se presentan más en situaciones de alto conflicto, como la ansiedad, depresión, estrés postraumático y adicciones, el gran reto es como dar atención a estos trastornos, porque si no se hace, todos los esfuerzos de recuperación del tejido social se ve limitado. No hay que olvidar que estos trastornos se asocian con la pobreza, inequidad, violencia que era estructural en México y está comprobado que incrementa las adicciones y el suicidio».
Adrián Aguilera, académico de la Universidad California en San Francisco reconoció que la población latina en California ha sido la más afectada por el nuevo coronavirus, puesto que son quienes trabajan en actividades esenciales, en restaurantes, limpieza o en tiendas, además de que suelen vivir hacinados.
«En San Francisco, al menos en abril 95% de los casos eran de gente latina, y la preocupación es que habrá una explosión que no se verá hasta después, porque sabemos que la gente que padecía trastornos de salud mental no está recibiendo los servicios que recibía antes y las personas que estaban en riesgo es probable que se aumente y se llegue a ser un trastorno clínico».
A parecer de Iván Villaseñor, miembro de Kids in need of defense es necesario que se identifiquen los problemas de salud mental y que no siempre se usen medicamentos como el principal tratamiento, sino que en realidad exista un acompañamiento.
«Cuando nuestras necesidades se ven interrumpidas, tenemos una reacción de pena, de atacarnos a nosotros mismos y a veces en dañar a otras personas, y lo que tenemos que hacer frente a esta pandemia es aprender a ser resilientes además de entender que la medicación no es siempre la mejor opción, sino que debemos implementar prácticas de sanación y no de tratamiento».