El T MEC vs el costo político

Por: El Husmeador
Estimados lectores, el tema de la semana es la entrada en vigor del T MEC (México, Estados Unidos y Canadá), que ha dado oportunidad para que los mandatarios se reúnan, den un espaldarazo al renovado acuerdo comercial y no dejen de lado intencionalidades políticas para “llevar agua a sus respectivos molinos”.
Yo creo que no será una reunión plagada de optimismo. Los contextos particulares, lejos de esperanzadores, atraviesan claroscuros y serias dificultades internas. Aunado a la ausencia del primer ministro canadiense –excusado por la gestión Covid– los altos costos políticos y sociales de la pandemia, la crisis económica que trajo consigo y las condiciones políticas adversas de ambos países (polarización y violencia racial en EUA y resultados desalentadores en rubros clave en México), nos llevan a preguntarnos ¿qué esperan AMLO y Trump de su próxima reunión?
EU vive una crisis social como no se había visto en años debido a las protestas por la criminalización racial. A ello se suma la criticada gestión de la contingencia sanitaria por parte de Trump, lo que pone en serio riesgo su posibilidad de reelección en los próximos comicios. A cuatro meses del proceso en siete encuestas, Trump se encuentra en segundo lugar.
Sacar a un presidente no viajero (AMLO) de su zona de confort y el propio T-MEC son muestra y acierto de la política de “zanahoria y garrote” de Trump; ensalzando las ventajas obtenidas para EU en el acuerdo, AMLO será presentado como un aliado que le respalda, lo que puede servirle para ganar el favor de votantes latinos indecisos, particularmente mexicanos, como lo ha dejado ver la prensa de ese país.
En el caso de México, la visita de AMLO representa la primera (y seguramente en mucho tiempo única) visita de Estado del Ejecutivo al exterior enmarcada en aparente pago de deudas tras:
a) la ayuda recibida en negociaciones con la OPEP
b) la gestión de ventiladores respiratorios y
c) el soporte económico que significa para nuestra alicaída economía la frontera con EUA, por un lado, y también el sobre seguimiento de una ardua, y en momentos ríspida, relación que HOY opta por no mostrar una postura beligerante con la frontera, la violencia y la migración (mañana puede cambiar).
Al exterior, si Trump gana, se le acusará de haber influido en el resultado de la elección, mientras que, si ganan los demócratas, la relación con el nuevo gobierno será cuesta arriba debido a la aspereza que se heredará con el Partido Demócrata.
Otro asunto de máxima relevancia es la falta de claridad sobre la agenda que revisarán (además de lo comercial). Existe riesgo diplomático en los temas inciertos que se podrían discutir, tales como seguridad, migración, seguridad fronteriza, etcétera, así como el escenario de conflictos mediáticos (relación que ambos mandatarios tienen en zona roja) sobre cuestionamientos vinculados a la frontera México-EU, las investigaciones contra Genaro García Luna, la revocación de visas de trabajo a extranjeros por parte de EU e incluso la reactivación del flujo migratorio proveniente de Centroamérica. Ya veremos ese viaje, pues hasta aquí lo dejaremos y muy pronto veremos de a cómo nos tocara, nos vemos en la siguiente amigos.