Kalimba y Diego Schoening, confesiones de poperos
CIUDAD DE MÉXICO, julio 18 (EL UNIVERSAL).- Aunque tenían gustos musicales diferentes la vida los llevó por el camino del pop, un género musical que al final aprendieron a amar, porque les dio todo y más de lo que pudieron desear, fue lo que compartieron durante una transmisión Kalimba de OV7, Diego Schoening de Timbiriche, Mauri Stern de Magneto, Rodrigo Sieres de Mercurio y Frank Díaz de Parchís.
Durante una charla los integrantes de algunas bandas de pop de los ochentas y noventas expresaron las dificultades por las que atravesaron siendo cantantes de este género, pero que al final los hizo salir adelante y les abrió las puertas a la superación personal y profesional.
«Me llama la atención que siempre nos pregunten si perdimos nuestra infancia con Timbiriche, pero la verdad es que no perdimos nada, fue nuestra decisión tomada de la mano de nuestros padres, que en ese momento tenían que ver con algo del entretenimiento y además crecimos en medio de los ochentas, en donde no existía la tecnología de ahora, no sabíamos que iba a pasar, en aquel tiempo no existían los filtros para grabar la voz, era una época diferente, muy musical», dijo Diego Schoening.
Por su lado, Frank Díaz quien formara parte de Parchís como la ficha azul comentó que, él si sufrió no haber tenido amigos durante su infancia, porque todo el tiempo se la pasaban en los estudios de grabación y en las giras.
«Nuestro caso fue diferente, no veníamos de ninguna escuela, no teníamos a nadie famoso, veníamos de la calle y yo la verdad no es que perdí una infancia sino que la viví de manera diferente, pero si me sacaron a los nueve años de España y me trajeron mucho tiempo de gira en Latinoamérica, no teníamos amigos, por eso nos hicimos muy amigos de Timbiriche porque eran como nosotros y no eran Menudo nuestra competencia (risas)», compartió.
«No se me acerquen», expresó Kalimba al revelar que lo que más le costó superar como un artista de pop, fue convivir con las personas y tener que ser el personaje alegre y simpático, porque ese es el estereotipo de los que interpretan ese género.
«Los poperos tendemos a tener este personaje de ser personas siempre alegres y la gente juraba que yo siempre estaba de buenas, pero realmente era una persona introvertida, entonces me causaba mucho conflicto, mental, emocional y personal que tanta gente se me acercara, decía: ‘me fascina cantar sobre el escenario, pero aquí abajo no me hablen’, después cambié espiritualmente y hoy día amo a la gente, porque sé que lo que hacemos toca la vida de muchas personas», expresó.
Mientras que Mauri añadió que a pesar de todos los retos que les implicó ser una estrella del pop, también los hizo madurar desde muy temprana edad y a saber que es lo querían hacer de su vida.
La mayoría expresó su amor por el rock y aunque muchos de ellos se imaginaron con guitarras, haciendo sonidos rudos y locuras en el escenario, terminaron amando la adrenalina de hacer coreografías y canciones poperas, «al final se convirtió como una adicción, hacer un paso y que la gente reaccioné a ello, te llena de adrenalina», mencionó Rodrigo Sieres.
«Yo jugaba con Benny de niños, hacíamos nuestras guitarras de cartón y nos imaginábamos que cantábamos rock», recordó Diego.
Y aunque la mayoría de ellos ya no están con sus grupos, coincidieron que el pop les abrió las puertas para seguir su camino en el mundo de la música o entretenimiento, además se sienten orgullosos de pertenecer a las generaciones en donde pudieron interpretar un pop puro, sin los remixes que existen hoy en día.