«La celebración del Corpus Christi y su origen histórico»
El Corpus Christi es una festividad católica occidental que se conmemora anualmente el segundo jueves después de Pentecostés en diversos países de tradición católica. Esta festividad tiene sus raíces en la conmemoración de la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles antes de su crucifixión.
Durante el Corpus Christi, los católicos enfatizan la creencia en la presencia perpetua de Jesús entre la humanidad. La misa católica juega un papel central en esta celebración, destacando el momento de la comunión, en el cual los fieles reciben la hostia consagrada, que simboliza el cuerpo de Cristo según la fe católica. El nombre de la festividad, que significa «cuerpo de Cristo» en latín, refleja la importancia de compartir la comida en comunidad, tal como lo hizo el profeta.
El origen del Corpus Christi se remonta al año 1246, cuando el obispo Robert de Torote de Lieja (Bélgica) ordenó la celebración de esta festividad en su diócesis. La iniciativa para establecer esta celebración provino de Santa Juliana, una monja superiora del convento de Mont Cornillon cerca de Lieja. Juliana tuvo una visión que interpretó como la necesidad de una festividad en la cual los fieles pudieran adorar la Eucaristía para fortalecer su fe.
Posteriormente, en 1261, Jacques Pantaléon, quien administraba una parte de la diócesis de Lieja, se convirtió en el Papa Urbano IV. Como cabeza suprema de la Iglesia católica, en 1264, Urbano IV ordenó la celebración del Corpus Christi en toda la Iglesia, convirtiéndola en una de las principales festividades católicas.
El Corpus Christi es una ocasión significativa para los católicos, en la cual se reflexiona sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía y se fortalece la fe comunitaria. Esta celebración perdura a lo largo de los siglos como un recordatorio de los eventos bíblicos y una expresión de la devoción católica hacia el cuerpo de Cristo.