Vimos ‘Gran Turismo’: cuando un caso de éxito es la excusa perfecta para hacer una película que queda a deber para los fanáticos al juego
‘Gran Turismo: de Jugador a Corredor’, una película basada en la historia real de un gamer que terminó siendo parte de un equipo en carreras de resistencia, y eventualmente corriendo en el evento y circuito más icónico de su tipo: las 24 horas de Le Mans.
Esa es de una forma muy resumida y simple el argumento detrás de la película producida por PlayStation Productions y dirigida por Neill Blomkamp, director de entregas como ‘Sector 9’, ‘Chappie’ o ‘Elysium’, que a pesar del respaldo de Sony, queda demasiado corta, sobre todo para los más fanáticos y seguidores del juego.
No me malentiendan, ‘Gran Turismo’ es una película entretenida, capaz de llevar con soltura sus más de dos horas de proyección, 134 minutos para ser exactos, sin que se sienta cansada o que caiga demasiado el ritmo, mostrando autos icónicos, carreras y (algún vistazo) al juego del que parte y es el argumento central.
Sin embargo también tiene uno que a mi parecer es uno de sus defectos más grandes: el juego y muchos de los elementos característicos como gráficos, tomas y hasta los propios autos no terminan por resaltar el suficiente tiempo en pantalla como para decir que es una película de ‘Gran Turismo’, sino que más bien, parece que toma el nombre únicamente como una excusa para hacer la película.
El juego es solo un pretexto
El argumento anterior puede ser fácilmente debatido diciendo que al tomar como base una historia real, el camino de Jann Mardenborough donde pasó de gamer a piloto profesional de carreras, no es una copia de los juegos de ‘Gran Turismo’ y no debe de parecer una adaptación de las carreras que encontramos en el videojuego.
Allí es justo donde está el problema.
Más que parecer un material que combine el drama deportivo y elementos biográficos de Mardenborough, ‘Gran Turismo’ parece ser una gran campaña de marketing, un discurso que incluso aparece en el juego al presentar a los directivos de Nissan la idea de la GT Academy, donde se menciona que una de las intenciones de este programa es “inspirar y reavivar el amor por la conducción real”, lo que eventualmente se traducirá en compras de vehículos de la marca.
Justo esa parece la intención también de la película, pues más que impulsar las ventas del juego, se enfoca en mostrar las dificultades y retos a los que se deben enfrentar los pilotos de autos de carreras, siendo muy poco lo que se puede ver del videojuego, apenas unos minutos al inicio para explicar sus orígenes y con algunos grafismos que permiten ubicar a nuestro personaje en las carreras, que sin bien ayudan, se sienten integrados a cuentagotas.
Sin duda de los mejores elementos mostrados en la película son los autos y sus sonidos, bastante imponentes dependiendo del espacio donde se vea, pero por el tipo de tomas utilizadas, algunas “temblorosas” y sin una definición clara, parecen más pertenecer a un trailer o comercial de la película, sin aportar mucho a contar la historia.
Por ejemplo, la vista de persecución, un clásico en los juegos, se repite solamente un par de veces en la película a manera de transición y sin verse en muchos de los autos que usa el personaje, excepto en una persecución casi al comienzo que parece más una secuencia sacada de un juego de ‘Need for Speed: Most Wanted’.
Detalles para los grandes fanáticos
Sin duda para los más conocedores de carreras muchos elementos serán agradecidos, como nombrar curvas cónicas o grafismos de las transmisiones de televisión. Sin embargo esto puede resultar complicado o sin sentido para los que únicamente siguen el juego, pues en ningún momento son elementos que se expliquen o tengan alguna relevancia especial.
Dentro de la película se muestra a Jann como un experto en el apartado técnico de sus autos, para poder ajustarlos a detalle dentro del juego, mostrando un conocimiento adicional más allá del conducir en un simulador, que solo funciona una vez y no se vuelve a mostrar, proyectándose únicamente como un buen conductor.
Eso sí, la película también aborda el estigma contra los gamers, mostrando el rechazo por parte de los pilotos “reales” y las críticas que estos hacen a qué jugadores eventualmente puedan llegar a campeonatos, ya sean regionales o internacionales.
Una película con potencial
En el apartado de las actuaciones, más allá de Archie Madekwe, que interpreta a Mardenborough, la que destaca es la de David Harbour (Jack Salter quien es el motor (nunca mejor dicho) del personaje principal y que representa la principal fuerza a vencer al inicio de la película.
Con todo esto ‘Gran Turismo: de jugador a corredor’ puede parecer más una “mala película”, pero en realidad se trata de una producción bastante divertida, si se consume principalmente de forma casual.
Para aquellos que son fanáticos de carreras de autos, sin duda agradecerán ver los autos de distintos tipos y categorías luchando en pista, así como un acercamiento al mundo de los pilotos y el nivel de competitividad que existe.
Sin duda, los momentos más destacados de la película son aquellos donde se muestran las carreras (tenía que), y a pesar de que se puede sentir predecible, tanto en ritmo como por las pistas musicales que adelantan la acción que veremos, lo más impactante son los accidentes, que por momentos parece que incluso duran poco y se podrían haber desarrollado “por puro morbo” un poco más.
Desde mi punto de vista, la película también pone demasiado alta la medida al incluir “Gran Turismo” en su nombre, pues cualquiera esperaría que aborde más sobre el juego o su desarrollo, cuando solamente utiliza los primeros minutos e irónicamente los créditos, además de algunas tomas extra donde se ve a Mardenborough jugar y en algunas secuencias clave de la historia.
A pesar de todo, ‘Gran Turismo: de Jugador a Corredor’ no muestra en gran medida el juego del que se inspira, sino que funciona más como una plataforma para contar la historia de Jann bajo la premisa de que el videojuego funciona, no solo como producto de entretenimiento, sino que también es lo suficientemente fiel como para llevar a que eventualmente sus usuarios puedan llegar a conducir autos en la vida real, y por qué no, coches de carreras.