ANÁLISIS
Tomás Flores Rosales
• Riesgos de “gatopardismo” en el gobierno de Delfina Gómez Álvarez.
• Todo cambió para que todo siga igual no debe marcar la pauta de los 47 días en Palacio estatal.
• Rostros y nombres la única novedad hasta el momento.
No se percibe aún la llegada de un nuevo régimen al Gobierno del Estado de México, quizá sólo el cambio de nombres en las titularidades de las principales secretarías que integran el gabinete y en el Ejecutivo estatal .
No es momento aún para acreditar el “gatopardismo” como consecuencia de los resultados electorales de junio pasado al considerarse corto el tiempo transcurrido , pero tampoco se perciben nuevos bríos en el oficio de hacer y decir la política de la estructura oficial .
Por eso no estaría mal que la labor de Delfina Gómez Álvarez -como ayer se analizó aquí- pasará de la administración a la toma de decisiones de Estado .
Es decir :
1.- Intentar concretar las principales promesas que la llevaron a la gubernatura.
2.- Entiéndase aquellas que requieren la participación de la cámara de diputados y del poder Judicial .
3.- Con ello convertir en realidad la idea de la prometida revocación de mandato y el resto de las grandes reformas que Delfina Gómez Álvarez esbozó el día en que rindió protesta en el congreso local .
Solo así podría romper con el inicial
letargo de gobierno:
A.- De presidir las llamadas mesas de seguridad sin ofrecer datos ni estadísticas .
B.- De iniciar políticas de alto calado con pocos o nulos resultados inmediatos como las inauguradas “audiencias públicas” o “audiencias con la comunidad” , mismas que como se anunció aquí ya probaron , en el pasado reciente , su inefectividad, tales que si son mensuales sus consecuencias serían más cuestionables .
Intentar sacudirse el priismo de casi 100 años no le será fácil a la nueva administración gubernamental; sin embargo , no debe serlo también ofrecer a los millones de mexiquenses más de lo mismo que raye en que “todo cambió para que todo siga igual».