Estados Unidos ganó el espacio, pero la Unión Soviética venció en el subsuelo cuando cavaron el pozo más profundo de la historia
La Guerra Fría fue un período histórico sin precedentes que, tras sus 46 años de duración, dejó una gran cantidad de eventos, tensiones y conflictos como pocas veces se ha visto en la historia humana. Sin lugar a dudas, la Carrera Espacial fue uno de los frentes donde más inversión e investigación se realizó, pero en esta competencia que la Unión Soviética tenía con Estados Unidos, una de las más curiosas fue ver quién podía realizar el agujero más profundo sobre la corteza terrestre.
Si bien en el espacio Estados Unidos terminó ganando la carrera, los soviéticos demostraron ser mejores escarbando gracias al «Pozo superprofundo de Kola». Un agujero de más de 12,000 metros cavado en las fronteras rusas con Noruega demostraría ser más que un pulso entre superpotencias, permitiéndonos entender un poco mejor las entrañas de la Tierra.
Cavar profundo
También conocido como SG-3, este proyecto comenzó oficialmente el 24 de mayo de 1970 y alcanzó su punto más profundo durante 1989, como si fuera una irónica alegoría que marcaba los últimos meses antes de la disolución de la Unión Soviética. El pozo alcanzó una profundidad final de 12,262 metros, convirtiéndose en el más grande hasta la fecha.
A la distancia, este logro de la URSS no parece más que una curiosidad en la que destacaron por sobre su rival, pero esto iba más allá de ser solo una medalla más que colgar. Durante la Guerra Fría, ambas superpotencias estaban involucradas en una carrera no solo en términos militares sino también en logros científicos y tecnológicos. Explorar el subsuelo era de interés estratégico tanto para el registro de recursos naturales como para la detección de posibles instalaciones subterráneas enemigas.
La ingeniería para lograr cavar el SG-3 trajo consigo avances tecnológicos nunca antes vistos, como la creación de brocas especiales capaces de perforar rocas rígidas en ambientes extremos. Además, fueron necesarios sistemas de refrigeración para combatir las altas temperaturas provocadas por la profundidad y se diseñaron técnicas especiales de revestimiento para evitar que las paredes del pozo colapsaran. Por si eso fuera poco, la perforación no fue realizada en un solo intento sino realizada por fases cada vez más profundas y bajo constante monitoreo geológico.
Descubrimientos científicos y una pelea por la corona
En cuestión científica, el Pozo de Kole nos permitió estudiar geológicamente la Tierra desde el interior de la corteza terrestre, contrastando con las usuales observaciones realizadas sobre la superficie. Uno de los principales descubrimientos fue la falta de «discontinuidad de Conrad», una zona geofísica en la que la transición de corteza terrestre cambia. Los investigadores soviéticos esperaban encontrar un cambio de granito a basalto a unas distancias de tres a seis kilómetros bajo la superficie, pero nunca lograron detectar la transición.
El razonamiento de los científicos apuntó a que los cambios en la roca se debían a factores externos como calor y presión, y no a un cambio en el tipo de roca per se. Sin embargo, quizá el descubrimiento más interesante fue la detección de fósiles microscópicos que son prueba de actividad biológica en rocas antiguas, con miles de millones de años de antigüedad, algo que pone más preguntas que respuestas en cuestión evolutiva e historia de la vida.
Pese a que la Unión Soviética estaba en decadencia hacia finales de los 80s, la cava del pozo Kola no paró por estos motivos, sino por problemas con la temperatura en la profundidad alcanzada por SG-3. Mientras más profundo llegaban, la presión y la temperatura aumentaba hasta llegar a unos 180 °C, algo que también fue contra las predicciones, pues se estimaban temperaturas cercanas a los 100 °C. Estas condiciones también alteraron el terreno, que presentaba más porosidad y permeabilidad, provocando que las rocas fueran más parecidas a un plástico.
Ahora bien, unos párrafos atrás mencioné que era el pozo más grande del mundo, pero utilicé la palabra «grande» para provocar ambigüedad pues en mayo de 2008 un pozo petrolero qatarí, el BD-04A, se llevó el título como el más largo del mundo con sus 12,289 metros, aunque no el más profundo pues en vertical alcanza únicamente los 10,902 metros. Por lo que el pozo superprofundo de Kola sigue siendo el más profundo hecho por el humano. SG-3 sigue siendo el verdadero abismo en nuestro planeta.