Cuidar de nuestra piel es tan necesario como cuidar de cualquier otro órgano de nuestro cuerpo. Este es justamente el órgano más grande que poseemos y que puede sufrir mucho más debido a que se encuentra expuesto las 24 horas a condiciones como el frío, el calor, el polvo y el sol, entre otras, que pueden perjudicarlo y dejar algunos síntomas muy visibles.
Los dermatólogos ponen el foco en la falta de colágeno al hablar de la piel y sus condiciones. Desde Mayo Clinic señalan que luego de los 30 años de edad nuestro cuerpo comienza a producir menos colágenos afectando directamente a nuestra piel, los cartílagos, los huesos y articulaciones. Por ello es que muchos especialistas recomiendan estar atentos a las señales que la piel nos da de que hay carencia de colágeno.
Lo primero a destacar es que el colágeno es la proteína que más abunda en nuestro cuerpo y por lo tanto forma parte importante de muchos tejidos. Esta se encarga de mantener unidas, fuertes y tensas distintas células, otorgando elasticidad y firmeza a la piel, los músculos, tendones y ligamentos.
En cuanto a la piel y el colágeno, la codirectora de la Clínica Mira+Cueto, doctora Mar Mira, afirma que a partir de los 30 años «destruimos más colágeno del que fabricamos». Además, la suma factores externos como el tabaco, el sol y el estrés son agravantes de esta situación. Entonces, resulta indispensable poner manos a la obra para mejorar la producción de colágeno y así cuidar nuestra piel y ralentizar los signos del envejecimiento.
Es en este punto que el dermatólogo Carlos Morales nos da a conocer cuáles son los principales síntomas que nos ayudan a identificar la falta de colágeno en nuestra piel.
El especialista remarca que la flacidez y el afinamiento del grosor de nuestra piel son los síntomas que primero aparecen pero, entre los que se detectan más rápidamente, señala la «caída de la cola de la ceja, el código de barras y el plegamiento de la piel».
Ante la detección de estos síntomas, lo primero es acudir al dermatólogo para el correspondiente examen y un tratamiento adecuado que, por lo general, se basa en algunos cambios en nuestra alimentación, el cuidado de la piel ante factores externos, la limpieza y mantenimiento con ciertos productos creados para suplir esta disminución de colágeno.