Estados Unidos no tiene la experiencia de China para construir fábricas de chips: el retraso de dos plantas de TSMC lo confirman
El gobierno de Estados Unidos ha destinado miles de millones de dólares para incentivar a los fabricantes de chips a trasladar su producción al país, con el fin de reducir su dependencia de proveedores extranjeros y recuperar el liderazgo en el sector. Sin embargo, el proyecto estrella de esta iniciativa, una planta de semiconductores en Phoenix, Arizona, está teniendo dificultades para ponerse en marcha, según informa The New York Times.
La planta pertenece a Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el mayor productor de chips del mundo, que anunció en diciembre de 2022 que invertiría 40 mil millones de dólares en su primer centro de semiconductores en Estados Unidos. La inversión de TSMC es una de las mayores de la historia por parte de una empresa extranjera y la mayor en Arizona.
Los planes de Estados Unidos para ampliar la fabricación de chips se enfrentan a obstáculos
La planta de Phoenix es el centro de atención de la ‘Ley bipartidista ‘CHIPS and Science‘, que el presidente Joe Biden firmó en agosto de 2022 y que proporciona 52,700 millones de dólares en préstamos, subvenciones y otros incentivos.
Además, la ley provee de miles de millones más en créditos fiscales, para que los fabricantes produzcan los chips en Estados Unidos. El objetivo es revitalizar la posición de Estados Unidos en la investigación, el desarrollo y la fabricación de semiconductores, un sector estratégico para la economía y la seguridad nacional.
Los semiconductores son los componentes esenciales de las computadoras, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos, y la pandemia de coronavirus exhibió la vulnerabilidad de Estados Unidos a los chips importados. Y es que, alrededor del 12% de los chips semiconductores se fabrican en Estados Unidos, frente al 37% en 1990.
Aumentar la producción nacional supondrá la creación de miles de empleos, además de asegurar el suministro de EE. UU. en un momento de crecientes tensiones con China, cuya industria en auge representa alrededor del 9% de las ventas mundiales de semiconductores.
Viendo el lado amable, la instalación de semiconductores de Phoenix es una empresa enorme con muchos beneficios para la economía estadounidense. La planta abarcará una superficie de 1,000 acres al norte de Arizona e incluirá dos instalaciones. También se espera que la construcción genere 21,000 empleos en la construcción, con una plantilla en las instalaciones estimada en unas 4,500 personas, y miles de empleos adicionales en los proveedores de la zona.
Sin embargo, la construcción de la planta se ha visto obstaculizada por accidentes y malentendidos, según han revelado a The Guardian algunos trabajadores que han participado en el proyecto. TSMC ha retrasado los planes de iniciar la fabricación hasta 2025, culpando a la falta de mano de obra cualificada.
Ante esto, Estados Unidos está tratando de agilizar los visados para 500 trabajadores taiwaneses. Los sindicatos, por su parte, acusan a TSMC de «inventarse» la escasez de habilidades como excusa para contratar mano de obra extranjera más barata. Otros señalan problemas de seguridad en la planta.
Con todo este dilema, el éxito de la planta probablemente recibirá aún más atención a medida que Joe Biden se prepare para el ciclo electoral de 2024 y las tensiones entre Estados Unidos y China por la tecnología, y Taiwán, se intensifiquen.
Algunos expertos, sin embargo, cuestionan la necesidad y la viabilidad de la ley ‘CHIPS and Science‘, y argumentan que Estados Unidos nunca perdió el liderazgo en el sector de los chips, sino que se especializó en el diseño y la innovación, mientras que la fabricación se externalizaba a países con menores costes y mayores incentivos.
Según ellos, rehacer las cadenas de suministro establecidas, especialmente en Asia, es una tarea muy compleja, y las empresas son reacias a hacerlo. Además, trasladar toda la producción a Estados Unidos podría aumentar algunos riesgos, al «poner todos los huevos en la misma canasta». Por ello, sugieren una combinación de relocalización y diversificación de los proveedores.
El gobierno de Estados Unidos, sin embargo, sigue adelante con sus planes de impulsar la fabricación nacional de chips, y anunció que se asociará con Intel, IBM, Samsung y otros para crear un consorcio de investigación y desarrollo de semiconductores, que recibirá 5,000 millones de dólares en fondos federales. El objetivo es acelerar la innovación y el crecimiento del sector, y hacer frente a la competencia global, especialmente de China.