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Sembrar nubes ha tenido poco que ver con las impresionantes inundaciones de Dubai. Lo sabemos porque no es tan efectivo

Los proyectos de geoingeniería son vistos por muchos desde el escepticismo. Por una parte, por quienes creen que no sirven de mucho, que el ser humano no tiene la capacidad de influir en la escala planetaria; por otra, por quienes creen que estos proyectos pueden irse de las manos de quienes los llevan a cabo.

Improbable. Las recientes inundaciones en Dubai han hecho a muchos preguntarse si este segundo grupo no estaría en lo cierto. Sin embargo, el consenso entre los expertos es que no, la siembra de nubes no está detrás de estas inundaciones.

Un poco de contexto. Desde hace años el emirato dubaití experimenta con la técnica conocida como siembra de nubes (cloud seeding). Esta técnica se basa en el hecho de que a menudo, para iniciar el proceso de condensación del agua en las nubes que lleva a las precipitaciones, las moléculas de H2O gaseoso necesitan alguna partícula a la que acoplarse.

La técnica consiste en aportar estas en forma de partículas de yoduro de plata. Así el vapor de agua de las nubes va condensándose hasta precipitarse hacia el suelo. Se trata de una técnica con la que también han experimentado países.

En los últimos días Dubai ha sufrido las consecuencias de unas lluvias particularmente intensas. En algunas zonas del emirato se registraron en 24 horas las precipitaciones medias de todo el año. Esto ha dado lugar a especulaciones sobre el papel de la siembra en este episodio, algo que los expertos se han apresurado a desmentir.

El problema con la siembra. El principal argumento para desestimar la hipótesis de que la siembra de nubes ha sido la responsable de las inundaciones dubaities es que, simple y llanamente, esta metodología no es tan eficaz. Este sistema puede ser útil para generar lluvias en determinados contextos pero no obra milagros.

También ha de tenerse en cuenta cómo se utiliza esta herramienta. La siembra de lluvia es útil cuando las nubes transportan agua pero no la suficiente para que esta caiga por sí misma. El frente tormentoso responsable había sido previsto por los meteorólogos y se conocía que iba a generar lluvias. Sembrar gotas de agua en un sistema ya predispuesto a las precipitaciones resultaría un gasto innecesario de recursos.

Otro argumento a tener en cuenta es que las tormentas que inundaron Dubai afectaron a muchos otros lugares del norte de la península Arábiga. Solo en Omán las lluvias dejaron 19 muertos según los últimos datos. Los episodios de fuertes lluvias e inundaciones tampoco son infrecuentes en la región, el año pasado, por ejemplo, las inundaciones causaron una nueva catástrofe humanitaria más al sur, en Yemen.

Entonces, ¿qué causó las inundaciones? Todo parece indicar por tanto que las inundaciones en Dubai han respondido a un fenómeno natural. Algunos dedos también han señalado al cambio climático, aunque determinar si un evento extremo concreto está causado por este fenómeno resulta complicado cuando no imposible.

Lo que sí sabemos es que el aumento de las temperaturas en la atmósfera puede favorecer este tipo de episodios extremos. La clave está en el hecho de que el aire caliente puede “cargar” con más humedad. A mayor humedad transportada en la atmósfera mayores son las descargas en forma de precipitaciones.

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Imagen | Pixabay

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