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Llevamos años atando cintas a las maletas para identificarlas en el aeropuerto. Sus empleados advierten que es una pésima idea

Yo lo hago. Y puede que tú también. Llega con fijarse en la zona de facturación de cualquier aeropuerto del mundo para comprobar que somos muchos, muchísimos, quienes atamos cintas, pañuelos o cordones a nuestras maletas para diferenciarlas. Una pañoleta de colores llamativos. Una pulsera vieja. Un lazo con un nombre. No importa. La idea es que podamos identificar claramente nuestra maleta de las del resto de pasajeros. Marcarla de forma inconfundible (o eso creemos) para que según asome por la cinta transportadora sepamos que es la nuestra.

Resulta que no es tan buena idea como parece.

Bueno sobre el papel… Pero no tanto en la práctica. Aunque somos muchos quienes añadimos cintas a nuestros trolleys facturados para identificarlos de un solo vistazo, esa treta tiene sus puntos débiles. Y lo más curioso es que son los propios empleados de aeropuertos los que lo están advirtiendo.

Colgar una cinta o un pañuelo del asa quizás te ayude a localizar tu maleta y agilizar la facturación, pero a los trabajadores encargados de gestionar el equipaje puede suponerles una auténtica complicación. Una que acabe alargando los controles de seguridad de tu maleta… y afectando a tu planning de viaje.

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«Puede causar problemas». La advertencia la lanzaba hace poco John, encargado del equipaje en el aeropuerto de Dublín, una enorme infraestructura por la que solo el año pasado desfilaron cerca de 32 millones de pasajeros. Con sus respectivas maletas, claro. En declaraciones a la revista irlandesa RSVP Magazine, el empleado del aeródromo advierte que, al menos en ciertos casos, las señales que usamos para diferenciar nuestro equipaje facturado complican los controles.

«Las cintas que la gente ata a sus maletas para ayudar a identificarlas pueden causar problemas al escanearlas en la sala de equipaje», aclara el empleado de Dublín, y avisa: «Si la maleta no se consigue escanear automáticamente puede terminar en un procesamiento manual, lo que podría significar que no llegue al vuelo». ¿Resultado? Una treta que busca agilizar el viaje y evitar pérdidas en el aeropuerto acabaría convirtiéndose en todo lo contrario: un gran problema.

Suma y sigue de consejos. No es el único consejo que deja el empleado de la terminal de Dublín. Para que el paso por los aeródromos resulte lo más cómodo, rápido y tranquilo posible RVSP Magazine deja otras tres ideas casi tan fáciles de aplicar como desatar los lazos que hayamos podido colgar de nuestros trolleys. La primera es de hecho muy sencilla: retirar también las pegatinas de antiguos vuelos. «Pueden causar confusión con el proceso de escaneo», revela John.

La segunda es situar las ruedas de la maleta hacia arriba para evitar que sufra desperfectos mientras la manejan. Y la tercera, algo más pintoresca pero igual de crucial: evitar los mazapanes en las bolsas de viaje, por más aficionado que seas a estos dulces a base de almendra. ¿El motivo? «Tiene la misma densidad que algunos explosivos, por lo que retirarán la maleta y le llamarán del avión».

Viajar con equipaje… y trucos. El de John no es el primer consejo sobre aeropuertos y equipaje. Ni siquiera es el primero que intenta agilizar el tedioso proceso de esperar a que nuestra maleta aparezca por la cinta transportadora.

Hace un año el diario The Sun publicaba otros dos para conseguir que tus maletas y demás bultos sean los primeros en aparecer en la sala de recogida de equipaje: el primero es colocar una pegatina que los identifique como «Frágil», lo que ayudará a que sean de los primeros en descargarse; el segundo es hacer el chek in y facturar lo más tarde posible. Esto último, claro, no es apta para cardíacos… y puede acarrear más de un susto si el viajero no calcula bien los tiempos.

Imágenes | Gary Bembridge (Flickr) y Friend JAD (Flickr)

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