París ha añadido un nuevo deporte a las preparaciones de sus Juegos Olímpicos: la caza de mosquitos tigre
Las chinches ya no son los insectos que más preocupan a las autoridades parisinas. El relevo lo han tomado los mosquitos. Y es por un motivo de peso: miedo a un hipotético brote de dengue en plenos Juegos Olímpicos.
Buscadores de mosquitos. La Agencia Regional de Salud (ARS) de Ille-de-France, el área metropolitana de París, ha comenzado una campaña de prevención del dengue reforzada de cara al inicio de los Juegos Olímpicos este verano en la capital francesa.
Esto incluye un grupo de personas que instalarán y mantendrán un total de 526 trampas contra mosquitos, informaba el diario británico The Telegraph, que se refería a ellos como los “detectives del dengue”.
La función de estos “detectives” es la de monitorizar la presencia del mosquito tigre, una especie cuya presencia ha crecido significativamente en París en los últimos años, explicaba RFI y AFP Kevin Meignan. Meignan trabaja para la Agencia para el Control de Mosquitos, dependiente de la ARS, la agencia encargada de llevar a cabo este trabajo.
Mosquito tigre. El objetivo de estas trampas es el mosquito tigre (Aedes albopictus), una especie de mosquito originaria del sudeste asiático que se ha ido expandiendo en los últimos años por la cuenca mediterránea. Estos mosquitos no solo suponen un riesgo en la transmisión del dengue, también pueden ejercer de vectores en la transmisión de la fiebre amarilla y la del Nilo.
La presencia de estos mosquitos ha ido extendiéndose a lo largo de los distintos departamentos de la Francia continental, llegando a París. En septiembre del año pasado comenzaron tareas de fumigación para impedir la expansión de estos animales, ahora las autoridades también utilizan trampas para evitar su reproducción. La época de reproducción de estos insectos se produce entre mayo y noviembre.
Trampas antimosquito. Las trampas consisten en un cubo con agua en el que se sitúa una pequeña pieza cúbica de poliestireno en el que los mosquitos pueden poner sus huevos, todo ello cubierto por una malla para evitar que el poliestireno escape.
Los encargados de las trampas cambian el poliestireno cada mes y se lo llevan al laboratorio para estudiar la presencia de huevos de estos mosquitos y, en caso afirmativo, estudiar su número, explicaba Meignan.
¿Cómo de seria es la alerta? Aunque el riesgo de un brote de dengue preocupe a las autoridades, conviene no sobreestimar el riesgo de este tipo de situaciones y su impacto en la salud pública. Esta semana se extendía una información falsa que sostenía que los medios franceses hablaban de una situación de “pánico” en París.
La posibilidad de que la mezcla entre temperaturas veraniegas, mosquitos y aglomeraciones de gente den como fruto contagios de esta enfermedad existe y justifica las precauciones. Eso no da pie sin embargo a hablar de “pánico”.
Más que mosquitos. Podemos enmarcar esto en el amplio abanico de medidas que las autoridades francesas y parisinas están tomando para que los Juegos Olímpicos transcurran con normalidad. Medidas que también incluyen, por ejemplo, un cambio radical en el Sena, el río que discurre por la capital.
París quiere que su río, hasta ahora contaminado por residuos de diversa índole quede limpio como una patena. Tanto como para poder celebrar eventos deportivos en él. Una tarea nada fácil que ha dado mucho de qué hablar.
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