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Un estudio cree haber descifrado por qué estamos solos en el universo. La clave estaba en nuestro propio planeta

El pasado mes de mayo se publicó un trabajo que daba al origen de la tectónica de placas un nuevo comienzo. En esencia, se concluía que el choque entre Gaia y Theia que dio lugar a la Tierra moderna fue determinante para que hoy en día tengamos unas placas tectónicas dinámicas. Un nuevo trabajo va un paso más allá. La razón por la que no hemos dado con vida extraterrestre se debe, en esencia, a la tectónica de placas.

El estudio. Publicado en Nature, el trabajo explora la falta de “civilizaciones activas y comunicativas” y sugiere un cambio sustancial en la Ecuación de Drake, la fórmula ideada por el astrónomo Frank Drake en 1961 que los astrónomos utilizan para estimar el número de civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia capaces de comunicarse con los humanos. Dicha ecuación consiste en formular una pregunta, aunque no proporciona ninguna respuesta ni hemos encontrado evidencia que la respalde, el misterio de la Paradoja de Fermi.

¿Qué postulan ahora los geofísicos? Hay una parte de la fórmula ideada por Drake que hace referencia a la fracción de planetas con vida donde emerge vida inteligente. La nueva investigación sugiere que también debería tenerse en cuenta la necesidad de grandes océanos, continentes y placas tectónicas.

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Vectores de velocidad de las placas tectónicas obtenidos mediante posicionamiento preciso de GPS

La teoría de la tectónica de placas. Esta formulación viene a ser un marco de estudio que explica la estructura y el movimiento de la litosfera terrestre. Siguiendo la propuesta, la litosfera (la capa más externa y rígida de la Tierra, manto superior y corteza) está dividida en varias placas grandes y rígidas llamadas placas tectónicas. Dichas placas se mueven lentamente sobre la astenosfera, una capa más blanda y plástica del manto superior de la Tierra y, finalmente, esos movimientos crean montañas, volcanes y océanos.

Abordar esta teoría al detalle es mucho más complejo, pero para que nos hagamos una idea, su formulación ha revolucionado la geología, proporcionando un marco coherente para entender la dinámica de la Tierra y sus cambios a lo largo del tiempo geológico.

Placas para iniciar todo. Robert Stern, profesor en la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad de Texas en Dallas e investigador principal del nuevo estudio, contaba que la tectónica de placas pone en marcha la máquina de la evolución, “y creemos que entendemos por qué”. A este respecto, Stern recuerda que la vida ha existido en la Tierra durante unos cuatro mil millones de años, “pero los organismos complejos como los animales no aparecieron hasta hace unos 600 millones de años, poco después de que comenzara el episodio moderno de la tectónica de placas”.

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Estructuras litosféricas intervinientes en la tectónica de placas

En esencia, Stern enfatiza la teoría de la tectónica. A saber: a medida que las placas se mueven, crean nuevas formas de relieve, que generan sistemas meteorológicos y nuevos climas. La meteorización hace que los nutrientes lleguen a los océanos, mientras que el nacimiento y la muerte de los hábitats obligan a las especies a evolucionar y adaptarse.

Paradoja de Fermi. Cuando hablamos de ella nos referimos a la aparente contradicción entre la alta probabilidad de que exista vida extraterrestre en el universo y la falta de evidencia o contacto con tales civilizaciones. Esta contradicción nació del físico y Nobel Enrico Fermi, quien se preguntó: «¿Dónde están todos?«, durante una conversación informal en 1950. La paradoja resalta la discrepancia entre la expectativa de que el universo debería estar repleto de vida y la realidad de que no hemos encontrado ningún signo de ella.

En el nuevo estudio se sugiere que se ha resuelto el problema de la paradoja de Fermi con el tipo de actividad tectónica de los planetas que afecta a la evolución biológica. Desde esta línea argumental, hay evidencia de que un cambio de la tectónica simple a la tectónica de placas moderna ocurrió hace entre 1.000 y 541.000 millones de años, lo que aceleró el desarrollo de vida compleja en la Tierra.

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Diseño conceptual de los «buscadores de planetas» similares a la Tierra de la NASA

Dos factores a añadir. Casi siempre se sugiere que tanto los continentes como los océanos son necesarios para la vida extraterrestre. La vida temprana necesita agua, pero la vida avanzada que puede crear tecnología necesita tierra. Para explicar la paradoja de Fermi, el trabajo sugiere agregar dos nuevos factores a la ecuación de Drake: la fracción de planetas habitables con continentes y océanos importantes, y la fracción de esos planetas que han tenido placas tectónicas durante al menos 500 millones de años.

¿La clave? Que, al tratarse de dos factores tan pequeños, es raro que los planetas tengan las condiciones adecuadas para las civilizaciones inteligentes. Esta escasez, indica el estudio, podría explicar por qué no hemos encontrado ninguna evidencia de ellos.

Además, parte de la ecuación de Drake se refiere a la fracción de planetas con vida donde emerge vida inteligente. La nueva investigación indica que también debería considerarse la necesidad de grandes océanos, continentes y placas tectónicas (esta última, como decíamos, con una duración de más de 500 millones de años).

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Figuras grabadas en la placa de la sonda espacial Pioneer 10 informando a una posible civilización extraterrestre sobre la presencia de vida humana en la Tierra

Conclusión. El estudio llevado a cabo por la Universidad de Texas en Dallas y el Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zurich concluye que, en esencia, la tectónica de placas de la Tierra y la existencia de continentes y océanos son cruciales para la existencia de vida avanzada.

Sumando estos factores a la ecuación de Drake (fracción de planetas con continentes y océanos significativos, y fracción con placas tectónicas a largo plazo), los autores argumentan que la probabilidad de encontrar tales planetas es extremadamente baja (menos de 0,00003 a 0,002). Por todo ello, esta escasez de condiciones adecuadas explicaría la falta de evidencia de civilizaciones comunicativas activas que aborden la paradoja de Fermi.

Por último, el trabajo concluye que la Tierra es el único planeta del sistema solar con tectónica de placas. «Es mucho más común que los planetas tengan una capa exterior sólida que no esté fragmentada, lo que se conoce como tectónica de tapa única. Pero la tectónica de placas es mucho más efectiva que la tectónica de tapa única para impulsar el surgimiento de formas de vida avanzadas», zanjan.

Imagen | Mya Jamila, Mahdi Abdulrazak, NASA, USGov

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