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China quiere lanzarse a los brazos del coche autónomo. Por el camino, ya ha encontrado su mayor problema: el ser humano

La conducción autónoma total se ha vendido como uno de los mercados más prometedores en los próximos años. Y, sin embargo, su desarrollo y puesta en marcha está salpicada de continuos problemas.

En los últimos meses, California ha acaparado la mayor parte de los titulares. Desde 2022, sus vecinos están conviviendo con empresas de transporte como Cruise y el resultado no ha sido, para nada, satisfactorio.

La puesta en marcha de vehículos autónomos como servicios de taxis sin conductor ha provocado todo tipo de problemas en San Francisco. Waymo, por ejemplo, tuvo que corregir un error que enviaba decenas de coches cada día a una calle sin salida. Un coche de Cruise trató de huir de la policía después de que ésta le diera el alto por cometer una infracción.

Los incidentes, con el tiempo, se fueron recrudeciendo. Tanto que los propios ciudadanos comenzaron a boicotear a los coches, poniendo conos encima de los mismos o vistiendo camisetas con la señal de Stop, que detenían a estos vehículos al instante.

Las acciones se han multiplicado como consecuencia de que los incidentes con este tipo de automóviles ha sido más y más grave. Los bomberos llegaron a pedir su retirada después de que varios vehículos estuvieran cerca de chocar contra ellos y, de hecho, llegaron a acusar a los mismos de provocar retrasos graves en sus actuaciones, lo que podría implicar salvar o no una vida.

La gota que colmó el vaso fue el atropello de una persona por parte de un vehículo de Cruise, que aparcó encima de la misma y la arrastró por la calzada después de que un primer vehículo ya la hubiera arrollado. Esto terminó provocando la retirada de la licencia a la compañía.

Pese a todo, hemos conocido que la vuelta de Cruise a las calles californianas no le costará mucho más de 100.000 dólares. Un gasto ridículo para una compañía que se ha visto inmersa en el desarrollo de una tecnología que, según Reuters, ya ha quemado más de cien mil millones de dólares para sacarla adelante.

El resultado, de momento, es que el coche autónomo se sigue encontrando con serios problemas. Para tener una idea de lo que supone el desarrollo de la tecnología, en 2018, BMW ya cifraba en 40 terabytes de datos la cantidad de información que recogía con una jornada de pruebas con cada uno de sus coches.

No es de extrañar, por tanto, que los mayores avances en conducción autónoma se estén dando en las carreteras de alta capacidad. Hay que tener en cuenta que, pese a que se circula a una velocidad más alta, aquí los coches van sobre raíles y las variables que hay que tener en cuenta son mucho menores. El vehículo no tiene que lidiar con una gestión de la información de tanta magnitud.

En ciudad, los problemas se multiplican para los vehículos autónomos. Se multiplican las bicicletas, los peatones, las señales y los movimientos son mucho más impredecibles. Y China, que quería posicionarse como un referente también en esta tecnología, lo está sufriendo.

China ya sabe lo que supone admitir a los coches autónomos

Contábamos hace unos meses que Elon Musk había acudido de urgencia a China para negociar con las autoridades diversos aspectos que afectaban a la compañía.

Uno de ellos era el Autopilot. Para Tesla, conseguir que sus vehículos funcionen correctamente en el entorno urbano es un punto de inflexión clave en su futuro pues creen que, además de un motivo de compra, pueden venderlo a otros fabricantes.

Tesla comparte este interés por desarrollar vehículos autónomos con China. En 2022, se aprobó el funcionamiento de los vehículos de la compañía Pony.Ai, aunque entonces seguían funcionando con conductor por si era necesario que éste tomara los mandos.

El año pasado, Didi (considerada el Uber chino) y el fabricante de coches eléctricos GAC Aion, también anunciaron que el año que viene ya competirán con un servicio de vehículos autónomos sin conductor. En los dos últimos años, China ha apretado el acelerador en lo que a los coches sin conductor se refiere. Baidu, por ejemplo, ya opera parcialmente en Pekín, Shenzhen y Chongqing.

Pero la empresa considerada como el Google chino, que será la socia para el despliegue del Autopilot en China, ha protagonizado el atropello de uno de sus vehículos sin conductor a un peatón, informan en ABC News. Al parecer, el peatón no habría respetado un semáforo cuando el vehículo lo arrolló. El medio recoge que no se encontraron daños de consideración en la persona atropellada.

El servicio de Baidu, llamado Apollo Go, se está enfrentando con los mismos problemas en China que Cruise en Estados Unidos, según recogen en South China Morning Post (SCMP). En el diario especializado en noticias de China, señalan que el incidente arriba referido, en realidad, fue protagonizado por un motorista que, coinciden con el medio americano, se saltó un semáforo en rojo.

A medida que gana en popularidad, las voces contrarias a su expansión se multiplican, apuntan en SCMP. Baidu se encuentra ante la necesidad de empezar a ganar dinero con la tecnología, después de un desarrollo carísimo pero, de nuevo, se está encontrando con un problema que se repite en cualquier parte del mundo: el ser humano es imprevisible.

El servicio del vehículo autónomo funciona a la perfección en la mayoría de los casos y en un entorno altamente controlado puede servir de medio de transporte totalmente seguro. Pero cuando se lanza a las calles de una ciudad, las posibilidades de cometer un error se multiplican porque no se puede controlar que un peatón o cualquier otro agente del tráfico no cometa una ilegalidad.

Foto | Baidu

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