"Hemos llegado al punto de máxima ineficiencia humana": Microsoft ha medido cuánto nos reunimos y se ha llevado las manos a la cabeza
Las reuniones, o más bien el abuso de ellas, se ha convertido en uno de los mayores agujeros negros para la productividad. Paradójicamente, planificar el trabajo a realizar, en la actualidad consume más tiempo que hacer el propio trabajo.
Muchos acusan al teletrabajo de haber ocasionado un incremento en el tiempo que se dedica a las reuniones, pero lo cierto es que lo único que ha hecho es evidenciar un problema que poco tiene que ver con la distancia y mucho con la complejidad de las empresas y la economía actual.
Los mensajeros mejor pagados de la historia. Derek Thompson, apuntaba de forma muy acertada en un artículo para The Atlantic, que el trabajo de los llamados trabajadores de cuello blanco, ahora era atender a reuniones. Es una afirmación polémica, porque eso reduce su posición a meros mensajeros que llevan la información de un lugar a otro de la empresa.
Según la última actualización de junio del informe WFH Resarch elaborado por la Universidad de Stanford, el porcentaje de teletrabajo se han cuadruplicado con respecto a 2019. Con este incremento del trabajo remoto, también lo hizo el tiempo de reuniones, pero su ascenso se venía produciendo desde antes de la llegada del teletrabajo.
Los datos: un 153% de reuniones. En 2016, un grupo de investigadores publicaron en Harvard Business Review los datos que habían obtenido en sus investigaciones, revelando que el número de reuniones había incrementado un 50% desde la década de los 90. “Enterrados bajo una avalancha de solicitudes de información o asesoramiento, algunos trabajadores pasan tanto tiempo en reuniones, atendiendo llamadas y revisando su bandeja de entrada que haciendo su trabajo más crítico», afirman los investigadores.
El estudio Work Trend Index elaborado por Microsoft en 2022, mostraba que el número de reuniones semanales se había incrementado en un 153% con respecto a los datos de 2020. Lo cual indica una clara tendencia al alza que se disparó a raíz de la pandemia, pero ya venía de muy atrás.
Una jornada laboral para reunirse, otra para trabajar. Tal y como apuntaba mi compañero Javier Lacort en su artículo, las reuniones están desplazando el tiempo efectivo de trabajo. Eso hace que quienes trabajan en remoto, tengan las mismas opciones de seguir trabajando a las 10 de la noche que a las 8 de la mañana.
Unos investigadores de Microsoft pusieron el foco en este supuesto y descubrieron que los empleados estaban ocupando toda su jornada laboral de 9 a 5 para atender a las reuniones laborales, y volvían a conectarse al trabajo una vez había terminado su jornada para hacer su trabajo real. “Creo que hemos llegado al punto más alto de máxima ineficiencia humana en el trabajo de cuello blanco. A veces parece que el trabajador moderno pasa más tiempo hablando de trabajo que trabajando realmente”, declaraba a The Atlantic Jared Spataro, vicepresidente de Microsoft de inteligencia artificial y tendencias laborales.
Industrias complejas, procesos complejos. El experto de Microsoft, atribuía el incremento en el número de reuniones a la creciente complejidad de la estructura y los procesos empresariales. De forma que, cualquier decisión, debe ser consensuada por distintos departamentos. Lo que The Wall Street Journal dio en llamar “El impuesto de coordinación” que pasa su factura en forma tiempo de reuniones.
Este impuesto hace referencia a una suerte de ‘Teoría del caos’en la que el menor aleteo de una mariposa que suponga un cambio en la tienda online de una empresa, afecta a los departamentos de Back-end, Front-end, marketing, producción, logística, administración, etc.
La pluralidad en las decisiones. Jared Spataro destacaba que el cambio en la cultura de empresa que, cada vez más frecuentemente, apostaba por dar voz a los empleados, supone emplear más tiempo y recursos para escuchar esas opiniones.
Sin embargo, eso no es excusa para que, como hizo en su día Shopify, hay muchas reuniones que se pueden evitar con un simple correo o un memorando, tal y como exigía Jeff Bezos a los empleados de Amazon.
Imagen | Unsplash (Austin Distel)