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La autonomía de los móviles lleva diez años estancada. No hay una solución aparente

Medir la autonomía de un teléfono es una tarea mucho más compleja de lo que pueda parecer. Los test más objetivos, en muchas ocasiones, no se corresponden con los verdaderos usos reales. Y es que este uso real, habitualmente, consume más energía de la que pensamos.

Porque sí, llevar tu móvil conectado a un soporte en el coche, a pleno sol, con Google Maps activo y enviando audio al coche por Bluetooth mientras Spotify reproduce música en redes 5G puede llegar a gastar más que cualquier ejecución de benchmark.

Esto, en los últimos meses probando teléfonos, me ha llevado a una reflexión. Las cifras de autonomía son prácticamente las mismas si hablamos puramente de horas de pantalla. Es algo que no ha cambiado en los últimos diez años, y hay varios responsables.

La regla no escrita de los tiempos de pantalla. ¿Qué es un buen tiempo de pantalla? Para algunos, lo serán siete horas. Para otros que no salgan de casa, diez. El tiempo de pantalla es completamente variable según el uso que le demos al teléfono. Usando puro consumo multimedia, en redes WiFi, y con brillo bajo, prácticamente cualquier teléfono puede disparar las horas de pantalla.

En 5G, usando mucho la cámara y con brillo al máximo, no he probado un solo teléfono (y he probado prácticamente todo lo que sale al mercado), que supere las 5:30h en ese escenario.

Pese a esta variabilidad, parece haber normas no escritas que permanecen invariables en los foros.

  • Entre 3 y 4 horas de pantalla. Un drama
  • Entre 5 y 6h de pantalla. Una autonomía decente.
  • Entre 7 y 8h de pantalla. Una muy buena autonomía.
  • Entre 9 y 10h de pantalla. Reservado para auténticas bestias de la batería

Unas reglas que llevan escritas desde hace más de diez años. El Snapdragon 800 del LG G2 era un procesador de… 28 nanómetros. Es una cifra que, en comparación con los chips actuales, nos lleva a echarnos las manos a la cabeza. El teléfono, con una batería de 3.000mAh, fue recordado como uno de los mejores exponentes en autonomía. En mi caso, se movía en la franja de las 6 a 8 horas de pantalla.

8 años después, los móviles de gama alta tienen procesadores de tres nanómetros (Snapdragon 8 Gen 3), paneles a priori -aunque más grandes- mucho más eficientes, y baterías de casi el doble: 5.000mAh. ¿Las cifras de autonomía? Las mismas, o incluso inferiores.

Algunos datos curiosos. Observando el histórico de GSMarena, observamos datos muy peculiares. Se ha de tener en cuenta que, conforme han ido pasando los años, los propios test de medición de batería han ido cambiando, por lo que parte de las diferencias pueden deberse a esto. Pese a ello, si tomamos como referencia X móvil y X medición acorde al momento puntual en el que se midió, los resultados -según mediciones de GSMarena que corresponden con nuestra experiencia- pueden dar bastante que hablar.

  • Xiaomi Redmi Note 13 Pro+: 25,16h de tiempo de llamada, 12,22h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.
  • Xiaomi Redmi Note 9: 34,54h de tiempo de llamada, 18h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.
  • LG G2: 25,01h de tiempo de llamada, 11,51h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.
  • LG G6: 22,30h de tiempo de llamada, 10,27h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.
  • Google Pixel 2 XL: 26:58h de tiempo de llamada, 11:45h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.
  • Google Pixel 8 Pro: 25:24h de tiempo de llamada, 12:18h de tiempo de pantalla en reproducción multimedia.

Si tenemos en cuenta que en móviles antiguos el tiempo de pantalla se medía reproduciendo en bucle un vídeo h.264 con un valor fijo de 200 nits, y que en móviles actuales la prueba es de un bucle de vídeo completamente blanco también en 200 nits, la comparativa tiene cierto sentido. Eso sí, se ha de tener en cuentas que los primeros test se hacían con reproducción de vídeo local (no había Netflix ni era tan popular YouTube). Ahora las condiciones cambian, y la medición se hace con contenido en streaming, que consume más.

Hemos de tener muy en cuenta que los test de autonomía han ido variando conforme los teléfonos sumaban funciones. Aunque el tiempo de pantalla sigue sin variar, año tras año

También lo es la de llamadas de voz, en la que la principal diferencia era que en los móviles más antiguos se medía bajo redes 3G y ahora bajo redes 4G, a priori mucho más eficientes a nivel energético. Pese a ello, los datos son terribles: es bastante fácil encontrar móviles de hace unos cuantos años que tienen mejor autonomía que los actuales.

Buscando culpables. Los móviles y el uso que les damos han cambiado, mucho. Hace 10 años un móviles de más de cinco pulgadas se consideraba un «phablet» -qué tiempos de cordura-. Ahora coqueteamos con las 6,9 pulgadas y, sobre todo, se han disparado los niveles de brillo. La carga de anuncios en webs, peso de las mismas, tamaño de las aplicaciones que usamos, carga gráfica de los juegos…

Incluso el consumo de elementos como los altavoces, cámaras (grabación de vídeo 4K, 8K, carga computacional al disparar y procesar una fotografía)… todo parece ser más demandante a nivel energético. También contamos ahora con cámaras de vapor que consumen energía, diseños que priman la delgadez (uno de los principales hándicaps a la hora de seguir aumentando capacidad), y un software cada vez más cargado de funciones.

En resumen, aunque las baterías de los móviles han aumentado en capacidad, la complejidad y las demandas energéticas de los dispositivos modernos han crecido a la par, manteniendo la autonomía en un nivel similar al de años anteriores.

Imagen | Xataka a través de Microsoft Bing Image Creator

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