Italia ha tenido una idea para que el turismo masivo no se le atragante: tasas más altas y en más lugares para los viajeros
Italia quiere que la recuperación del turismo tras el parón y la resaca de la pandemia llegue acompañado de algo más: una jugosa inyección de fondos para sus ayuntamientos. Con ese propósito está valorando ciertos cambios en su tasa turística, la tassa di sogiiorno, que de salir adelante podrían elevar el impuesto hasta los 25 euros por cada noche de estancia en los hoteles de mayor categoría.
De momento la propuesta es solo eso, una idea, pero ha generado ya un profundo revuelo en Italia, donde conecta con otra polémica no menor: la difícil convivencia entre la masificación turística y la población local de los grandes destinos.
Revisando el impuesto al turismo. La noticia saltó a principios de agosto, justo en plena temporada alta y antes del último Consejo de Ministros previo a las vacaciones: el Gobierno italiano estudia revisar su tasa turística, aplicándole dos importantes cambios, según precisaba por entonces La Reppublica.
El primero es aumentar su importe, lo que le permitirá llegar hasta los 25 euros por pernoctaciones en los hoteles de mayor categoría. El segundo es que el cobro de l´imposta di soggiorno, o tassa di soggiorno, dejará de estar al alcance de solo algunos municipios para ser extensible a los casi 8.000 que forman el país.
¿25 euros de tasa? Sí, aunque esa es la suma más elevada y se aplica en casos muy concretos. La propuesta que maneja el Gobierno, citada por La Reppublica, Il Messagero, La Stampa o Financial Times, es que, allí donde se aplique, la tasa sea modulable y se ajuste a la categoría (y precio) de cada establecimiento.
Si el visitante pasa una noche en un hotel que le cuesta menos de 100 euros pagará por ella una tasa de hasta cinco euros; si pernocta en un hotel en el que paga entre 100 y 400 euros por una habitación podrá abonar hasta 10 euros de impuesto.
¿Y si cuesta más? La misma lógica. En caso de que se aloje en habitaciones con un precio de entre 400 y 750 euros por noche le tocará pagar una tasa de hasta 15 euros. Y si opta a los hoteles más exclusivos, de más de 750, le supondrá en tasas hasta 25 euros la noche. Así se recoge en la propuesta consultada por FT.
El objetivo es que el impuesto sea proporcional al coste de la pernoctación. Ahora los impuestos aplicados por las ciudades suelen moverse entre uno y cinco euros por persona y noche, dependiendo entre otras cuestiones del tipo de alojamiento. Algunas fuentes apuntan que dependiendo de la ubicación llegan a 10 euros.
Extendiendo el cobro. No solo se aumentaría la tasa. A su modo, también se extendería. Otra de las propuestas que está sobre la mesa es que la aplicación del impuesto se expanda a todos los municipios: en vez de limitarse como ahora a las capitales, las unidades de ayuntamientos y los puntos turísticos, se permitiría su aplicación en las 7.904 localidades de Italia. Si logra el visto bueno y acaba adoptándose, sería un cambio importante. Y no solo para los turistas.
Se calcula que en 2023 la tasa turística generó más de 702 millones de euros, sensiblemente por encima de 2022. Y eso que no todos los ayuntamientos que tienen en su mano aplicar el impuesto deciden hacerlo. Hace unos días el canal de noticias italiano Sky TG24 aseguraba, citando datos del Centro Studi Enti Locali, que solo lo recaudan uno de cada cinco municipios con esa potestad.
¿En qué punto está la propuesta? La noticia saltó hace unas semanas, a principios de agosto, cuando medios locales como La Reppublica o La Stampa aseguraban que el Gobierno manejaba un borrador que podría incluirse en un decreto e incluso deslizaban que el tema podría tratarse en el último Consejo de Ministros antes del parón de verano. Desde el Ministerio de Turismo advertían sin embargo que «las conversaciones» con el sector aún no había concluido. «Seguirá en septiembre». Esta semana FT insistía en que el plan está sobre la mesa.
«Apoyar, no frenar». No hará falta esperar para conocer la opinión del sector. Federalberghi, una asociación que representa a los hoteles pequeños y medianos, ya ha advertido que «el objetivo común debe ser apoyar el crecimiento, no frenarlo» y avanza su rechazo a «seguir incrementando el impuesto». «Solo han pasado unos meses desde que, con miras al Jubileo, se amplió el límite en un 40%, pasando de cinco a siete euros por noche y persona, y se introdujo la posibilidad de emplearlo para cubrir los gastos de recogida de residuos, desvirtuando sus fines».
Una subida como la planteada tendría para ellos, advierte, un impacto tremendo, «como si de un día a otro se duplicara el peso del IVA». «Si asustamos a los viajeros dándoles la impresión de que queremos quitarlos lo que podamos, no le hacemos un buen servicio al país», concuerda Barbara Casillo, de Cofindustria Alberghi.
¿Para qué se usa el dinero? Una de las cuestiones más espinosas, como dejaba entrever Federalberghi. La ministra de Turismo, Daniela Santanchè, ha explicado por que «en tiempos de sobreturismo estamos debatiendo esto para que realmente ayude a mejorar los servicios y a que los turistas que lo pagan sean más responsables». Desde el sector no ocultan sin embargo su recelo.
Durante una entrevista con Financial Times, la presidenta de la asociación Federturismo mostraba por ejemplo su malestar ante la perspectiva de que haya ciudades que usen los ingresos generados por los impuestos turísticos para tapar agujeros presupuestarios o no se destinen, como establecería la ley, para costes relacionados con el flujo de visitantes. Como telón de fondo, tensiones entre vecinos y la masificación turística como las que surgían hace poco en Venecia.
Imágenes | Peter Thomas (Unsplash) y Jonathan Körner (Unsplash)