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Gaste más o menos, el turismo extranjero siempre le saldrá rentable a Nueva Zelanda. Cómo: triplicando su impuesto

Si quieres conocer Nueva Zelanda, mejor aprovecha lo que queda de septiembre. Octubre traerá consigo una subida de precios más que considerable en los viajes al país insular. Para garantizar que los turistas ayudan a costear los servicios públicos y en sintonía con otros grandes destinos que han decidido o están valorando subir sus tasas al sector, el Gobierno neozelandés ha acordado incrementar de forma notable el impuesto que cobra a los visitantes extranjeros. Y lo de «notable» es quedarse corto. De un día para otro la tasa casi se multiplicará por tres.

El sector ya advierte que no es una buena idea.

Nuevo mes, nuevo precio. Así lo acaba de anunciar el gobierno de coalición liderado por el Partido Nacional de Nueva Zelanda. A partir de octubre el Impuesto sobre Conservación y Turismo para Visitantes Internacionales, más conocido como IVL, por sus siglas en inglés, cambiará su importe. Y de forma rotunda. El martes 1 pasará de costar los 35 dólares neozelandeses (NZD) actuales a ponerse en 100. Traducido a euros, supone que la tasa subirá de 19,6 a 56. Casi el triple.

Los detalles del IVL pueden consultarse en la web del departamento de Inmigración de Nueva Zelanda. Básicamente es una tasa de entrada para turistas con la que se pretende que «contribuyan a mantener las instalaciones y el entorno natural» del país. Eso sí, no todos la abonan. Por ejemplo, el impuesto no se aplica a los viajeros nacionales ni aquellos con visas de residentes o que dispongan de un pasaporte de Australia y otros países insulares del Pacífico. Hace poco el Gobierno anunció también que el 1 de octubre encarecerá las tasas de los visados.

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Visitas, contribuyes. Esa es la lógica esgrimida por el Ejecutivo de Nueva Zelanda, que asegura que el incremento del IVL garantizará que los visitantes «contribuirán a los servicios públicos y las experiencias de alta calidad» durante su estancia en el país. Su ministro de Turismo, Matt Doocey, reconoce que el turismo internacional juega «un papel muy importante» en la economía de la nación y que en solo un año —entre marzo de 2023 y el mismo mes de 2024— los viajeros extranjeros gastaron más de 11.000 millones de dólares de Nueva Zelanda.

«Pero el turismo internacional también implica costes para las comunidades locales, incluida una presión adicional sobre la infraestructura regional y unos mayores costos de mantenimiento y conservación de la zona de conservación», razona el ministro de Turismo: «El IVL se introdujo en 2019 como un mecanismo para garantizar que los visitantes internacionales contribuyan de manera directa a estos costes, la mayoría de los cuales son asumidos por los contribuyentes».

¿Una daño controlado? Un aumento de tasas turísticas es siempre un movimiento arriesgado, sobre todo en un destino que por su ubicación en el Pacífico Sur exige que los potenciales viajeros de buena parte del mundo deban comprar billetes de avión caros. El Ejecutivo neozelandés asegura sin embargo que ha calibrado bien el impacto de disparar la IVL. Y defienden que será menor.

«El nuevo impuesto sigue siendo competitivo frente a países como Australia y Reino Unido y confiamos en que Nueva Zelanda siga siendo un destino atractivo para muchos visitantes de todo el mundo», subraya Doocey. Una consulta realizada por el Ministerio de Innovación Empresarial y Empleo habría confirmado que el 93% de los encuestados apoyaban aumentar el gravamen del turismo.

Sin efecto disuasorio. La cadena de noticias 1 News asegura que aumentar el impuesto a 100 dólaresreduciría la demanda de forma mínima, apenas un 2,4%, mientras el incremento de 70 dólares por viajero permitiría equilibrar, según los datos del Gobierno, el coste del turismo. Todo sin un efecto «disuasorio».

«Un IVL de 100 dólares supondría por lo general menos del 3% del gasto total de un visitante internacional durante su estancia en Nueva Zelanda, lo que significa que es poco probable que tenga un impacto significativo en el número de visitas».

«Una mala política». El sector turístico no opina lo mismo. Tourism Industry Aotearoa advierte que el encarecimiento de la tasa pone un nuevo obstáculo a los turistas que se añade a unos billetes de avión que habitualmente ya son caros de por sí. El resultado, advierten, es que conocer Nueva Zelanda es «increíblemente costoso». «La recuperación del turismo de Nueva Zelanda se está quedando atrás con respecto al resto del mundo, y esto dañará aún más nuestra competitividad global», lamenta en la BBC Rebecca Ingram, directiva de la asociación.

Desde la Asociación de Aeropuertos de Nueva Zelanda temen también que la importante subida del IVL «consolide» al país como uno de los destinos «más caros del mundo para unas vacaciones». «No se trata solo de nosotros, es sencillamente una mala noticia», añade la directora ejecutiva de la asociación, Billie Moore, en la cadena neozelandesa 1 News: «Nos cuesta entender cómo esto puede tener sentido por parte de un gobierno que quiere ser proempresarial y procrecimiento».

Recuperándose del COVID. Al igual que otros países, Nueva Zelanda busca impulsar sus niveles de turismo tras el golpe que asestó la pandemia al sector. El país de hecho no abrió totalmente sus fronteras hasta entrado el verano de 2022, casi dos años después de haberlas cerrado en marzo de 2020 en un intento por protegerse del COVID. En esa recuperación ha lidiado con dificultades como la capacidad de las aerolíneas o el comportamiento del mercado chino.

Las tablas de Statista muestran que si bien este año está registrando un aumento sensible de viajeros internacionales —así lo muestra la comparativa entre junio 2023 y 2024—, sigue considerablemente por debajo del nivel prepandemia.

Imágenes | Bernard Spragg.NZ (Flickr) y Aaron Sebastian (Unsplash)

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