'Shogun' y Disney cambian las reglas del juego: su triunfo en los Emmy es también el triunfo de la televisión a la vieja usanza
‘Shogun’ ha sido, sin duda, la gran triunfadora de los Emmy de este año. No solo ganó 14 premios en el apartado técnico (los Creative Arts Emmys, certamen previo que reconoce apartados que van desde los actores secundarios a todos los aspectos de realización posibles), lo que ya suponía un récord absoluto para una sola temporada. Es que anoche sumó, en la gala principal, cuatro más que elevaron la marca a los 18, otro récord total.
No son de extrañar los 14 Emmys previos en categorías como Fotografía, Vestuario o Montaje, porque la serie es todo un despliegue técnico, con una categoría visual poco vista en la televisión actual. Nada de eso se sostendría por sí mismo sin el respaldo creativo, así que los cuatro premios adicionales a Mejor serie dramática, Actriz dramática (Anna Sawai), Mejor actor dramático (Hiroyuki Sanada) y Mejor dirección de serie dramática (Frederick E.O. Toye, por el episodio ‘Crimson Sky’) redondean la propuesta de FX.
Pero además, con esta entrega ‘Shogun’ ha conseguido batir una serie de récords que van más allá del número de estatuíllas. Estos son los hitos que ha alcanzado
- Serie dramática con más Emmys en una sola temporada, adelantando a ‘Juego de Tronos‘, que sumaba 12)
- Serie con más Emmys ganados durante su primera temporada: la marca la tenía ‘The Bear’ el año pasado, con 10
- Serie con más Emmys ganados en una temporada: El récord lo ostantaba la miniserie ‘John Adams’, con 13
- Primera serie de habla no inglesa ganadora del premio a Mejor serie dramática: Otro hito, ‘El juego del calamar‘, había sido nominada, pero no había conseguido el premio
- Primer actor japonés premiado como Mejor actor dramático
- Primera actriz de ascendencia asiática en ganar como Mejor actriz dramática
Se trata de un indiscutible triunfo para Disney, que consagró a su FX como el nombre propio de la noche, ya que ‘The Bear’, la otra gran premiada (esta en categoría de comedia, por extraño que suene), también se emite en el canal. En cualquier caso, y aunque ‘The Bear’ asentó los pies con más firmeza en la edición de 2023, los cuatro de este año son todo un hito para el armario de los trofeos de Disney. Sin embargo, lo extraordinbario de ‘Shogun’ quizás no llegue por el lado del número de premios, sino por otra cuestión.
Televisión como la de antes
‘Shogun’ destaca, ya desde un primer vistazo, por su cuidadísima ambientación feudal. La novela de James Clavell en la que se basa, y que ya inspiró una miniserie en los ochenta, propicia un argumento lleno de samuráis, katanas, honor y tradición, todo ello a finales del siglo XVII en Japón. La muerte del Taiko (el líder efectivo) genera un ambiente político muy turbulento: su único heredero es menor de edad y un Consejo de Regentes gobierna hasta que alcance la madurez. Se desatará el conflicto entre los regentes, y uno de ellos, Lord Yoshii Toranaga, usará a un inglés recién llegado a la zona como pieza estratégica.
La serie propicia un estilo de serie suntuoso y cuidadísimo que, sin duda, recuerda a tiempos pre-streaming. Ahora que vivimos momentos en el que el audiovisual televisivo es víctima de un rodillo estético que iguala y aplana a todas las series, debido en parte a limitaciones técnicas y en parte a necesidades de producción, una serie como ‘Shogun’ es un lujo especial, ya que recupera momentos en los que una superproducción no necesariamente era «más planos con CGI», sino mejores vestuarios, mejores escenarios, interpretaciones más cuidadas y tramas que se toman su tiempo para desplegarse porque no tienen que obedecer a esquemas de capítulo predefinidos desde el despacho de turno.
La extraordinaria serie de FX (que podemos ver actualmente en Disney+) tuvo unas audiencias excelentes, convirtiéndose en el programa más visto de la plataforma. Es un justo reconocimiento, que ahora se refrenda en los Emmy, hacia otro tipo de televisión, uno que hemos perdido desde los primeros tiempos de HBO y que no hace hincapié en los cliffhangers y en el meme semanal, sino en un estilo menos pendiente de complacer continuamente al público y más de contar lo que tiene que contar al ritmo que debe hacerlo. Todo un alivio, ciertamente como la ética de un samurai en estos tiempos de streaming embarullado y ruidoso.
* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión
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