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En España se ha recuperado una antigua práctica de la Edad Media: cazar jabalíes con arqueros para alejarlos de la ciudad

Hay noticias que nos recuerdan que no vivimos tan alejados de épocas del pasado, sobre todo aquellas que tienen que ver con las invasiones y plagas y los métodos que empleamos. Sin ir más lejos, este verano Nueva York ha vivido una auténtica plaga de superratas, y en Sudáfrica están a punto de bombardear una isla para aniquilarlas. Estas historias podría ser de hoy o, por ejemplo, del medievo. España se ha sumado con arqueros abatiendo jabalíes para alejarlos de la ciudad.

Galicia y sus batidas. La noticia nos lleva a 2019 en la ciudad de Lugo. Allí, y tras varios intentos con otro tipo de trampas que no surgieron efecto, dieron luz verde a la aparición de arqueros para abatir jabalíes con los que alejarlos de la ciudad. No era un problema menor, como veremos a continuación, ya que los animales habían crecido un 62% en accidentes causados por las criaturas.

Una “plaga” de jabalíes. Hablamos de un problema creciente en todo el mapa español en las últimas décadas. Los animales han aumentado significativamente su población debido a varios factores, entre ellos la falta de depredadores naturales y el cambio en el uso del suelo, lo que ha creado un ambiente favorable para su expansión. Con el tiempo, los jabalíes se han adentrado en áreas rurales y urbanas, causando daños en cultivos agrícolas, jardines y creando situaciones peligrosas en carreteras debido a los accidentes de tráfico.

En Lugo, por ejemplo, a los agricultores les ha afectado particularmente, ya que destruyeron campos de maíz, patatas y otros cultivos. A pesar de las campañas de caza autorizadas y las medidas para controlar su población, el número de jabalíes siguió aumento. De ahí que las autoridades incrementaran las batidas de caza, mientras los jabalíes, extremadamente adaptables, se reproducían rápidamente.

Un caldo de cultivo con tensiones entre la población rural, quienes reclamaban más acciones, mientras los grupos conservacionistas buscaban métodos más controlados para gestionar la plaga.

Primero fueron las jaulas trampa. En el 2019, el departamento de Medio Ambiente de la Xunta puso en marcha una operación piloto para intentar atrapar a los animales con jaulas. Agentes especialistas preparaban el dispositivo que se colocaba en zonas de la periferia de la ciudad para ir atrapando los ejemplares que se acercaban a la urbe y que incluso se paseaban por las calles algunas noches.

Hablamos de jaulas de un tamaño considerable en las que los agentes medioambientales depositan maíz y otros productos para que los jabalíes entren a comer. Cuando están dentro, la puerta de la jaula se cierra y puede transportarse sin causar daños al animal.

Caza con arco. Los intentos para cazar la población de jabalíes con jaulas no fueron todo lo exitosos que se esperaba, por lo que la Xunta cambió el plan de acción a la caza con arco. ¿La razón? Se trata de una modalidad que se realiza de noche y a muy pocos metros de distancia del animal, sin riesgo aparente para la población. Para ello, se convocó a un grupo de arqueros profesionales.

¿Cómo? El modus operandi comienza con los arqueros acechando una zona en la nocturnidad, quienes a su vez estaban vigilados por agentes de la Consellería que eran los responsables de evitar que nadie se acerque por esas zonas.

Aquella jugada sí tuvo éxito, y otras comunidades se fijaron en la técnica.

El uso de arqueros se expande. El problema de Galicia con los jabalíes no es único, pero sí fueron los pioneros en poner en marcha esta práctica milenaria que luego se usó tanto en la Edad Media. Este año, el Consistorio de Málaga también acordó destinar 15.000 euros para contratar a una empresa de arqueros con los que regular el control de estos animales en la zona.

En el caso de Málaga, eso sí, se recuerda que a los profesionales del arco se les pide,»discreción para evitar cualquier tipo de crisis». Una advertencia que parece haberse cumplido hasta ahora, ante la falta de vídeos e imágenes de las labores que hacen.

El jabalí en España. Lo contamos hace un tiempo y, en realidad, es un fenómeno conocido en otros tantos países occidentales de gran extensión, como Estados Unidos, donde hasta las asociaciones animalistas son conscientes de la gravedad del problema.

Con una población estimada de seis millones de bichos salvajes, y creciendo, diversos estudios han calculado que las invasiones ferales se duplicaron por dos entre 1982 y 2012.  Si nos ceñimos a la Península, hay grandes poblaciones, además de Galicia y Málaga, en Madrid, Valencia, Barcelona, Avilés

¿La razón? La proliferación de estas criaturas obedece a muchas causas, siendo la principal que es un animal que puede comer prácticamente de todo. Sin una dieta especializada, cualquier basurero de una urbe es un lugar perfecto, enclaves donde producimos y desechamos alimentos en grandes cantidades, y que representan una atracción natural. Además, dado que no nos tiene ningún miedo, las “familias” se han convertido en el nuevo vecino a tener en cuenta de muchas comunidades.

Y la sequía. Sí, a las características propias del jabalí y del abandonado campo occidental hay que sumar un factor determinante en nuestro país: la sequía. Todos estos años con las cuencas principales bajo mínimos han dirigido a los animales salvajes a los lugares donde aún se pueden refrescar: nuestras ciudades.

Imagen | PxHere,  PxHere

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