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"Esta es una amenaza existencial": el último viaje a China del CEO de Ford ha encendido todas las alarmas

«John, esta es una amenaza existencial».

Estas son las palabras que, según The Wall Street Journal, Jim Farley habría dedicado a John Thornton, compañero en la junta de accionistas de Ford, a su vuelta de un viaje por China que ha dejado al CEO de la compañía a cuadros. Farley está convencido de que el país asiático nos lleva la delantera en el coche eléctrico. Y que están muy lejos.

Una estrategia de idas… Farley, además del CEO de la compañía, es probablemente el orgullo de todo abuelo. Nieto de un trabajador de Ford, Farley fue creciendo en el mundo del motor hasta llegar a cargos de responsabilidad en Toyota y Lexus. Posteriormente, llegaría a Europa y desde 2020 es el máximo responsable de la compañía.

Bajo su mando, Ford ha lanzado el Mustang Mach-E. La apuesta por el coche eléctrico, que Farley siempre ha defendido en sus declaraciones, llegó con fuerza. Aprovechándose de un nombre mítico para la compañía trató de dar impulso a una tecnología casi antagónica con la historia de Ford para crear un producto realmente bueno.

Poco después se anunció que Ford partía en dos la compañía para separar sus divisiones eléctricas y de combustión. La idea era jugar al balancín: la división térmica sostendría los costes en vehículos eléctricos y desarrollo de software hasta que esta ganara peso y, poco a poco, equilibrara la balanza. Con el tiempo, la transición debía culminarse para vender vehículos exclusivamente eléctricos en Europa en 2030.

… y venidas. Sin embargo, el resultado no está siendo propicio. El Ford Mustang Mach-E llegó para pelear con Tesla pero las compañías han discurrido por caminos diferentes. Tesla ha conseguido, con el paso de los años, su propia imagen de marca al tiempo que reducía salvajemente sus costes con la fabricación en masa y, por tanto, podía jugar con los precios.

Pese a sus más de 100 años de historia, Ford entraba con el coche eléctrico en una tecnología nueva. Esto ha disparado los costes de su Ford Mustang Mach-E al que ha tenido que subir el precio porque, también, estuvo afectado por la crisis de suministro y de semiconductores postpandemia de Covid-19. Al mismo tiempo, la compañía tiene un acuerdo con Volkswagen para aprovechar la plataforma germana MEB y lanzar coches eléctricos a un precio más atractivo.

Sin embargo, los resultados económicos siguen adelantando pérdidas milmillonarias. Esto podría entrar dentro de lo esperado pero el tiempo pasa y Europa aprieta con unos ambiciosos objetivos de CO2 en el horizonte. A esto se suma que Estados Unidos también tiene su propio proyecto para conducir a los fabricantes hacia el coche eléctrico. Y que China, asegura Farley, nos está pasando por encima.

Abriendo los ojos. No es que Farley estuviera dormido y haya descubierto hoy, en 2024, lo que se está haciendo en China. Probablemente lo que ha hecho Farley es abrir los ojos de par en par. Su reciente viaje al país asiático le ha devuelto un álbum de fotografías donde se suceden los coches con la inteligencia artificial como piedra angular y una importantísima parte del mercado que rechaza por completo los valores tradicionales de los fabricantes.

Para explicar mejor de lo que habla, Farley decidió enviar coches chinos a Michigan para que Ford pueda despiezarlos y comprobar cómo están hechos, qué guardan en su interior y qué ofrecen para que el 40% de las ventas en China sean de coches eléctricos. Pero, sobre todo, para entender por qué los chinos están dando la espalda a los fabricantes europeos y americanos.

Una apuesta diferente. Además de lo recogido por The Wall Street Journal, Farley también ha charlado en una entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Sus respuestas son importantes para un país que está pendiente de fábricas como la de Colonia, donde Ford pretendía fabricar coches eléctricos y ha terminado por despedir a miles de empleados, o de todo lo referente a Volkswagen y sus avisos de despidos masivos.

Según Farley, el reto de los fabricantes occidentales está en aportar valor añadido a sus productos. «El mercado de lujo ya no está dominado automáticamente por los fabricantes tradicionales. La pregunta es: ¿cómo se define ahora el lujo en China, en el mercado más electrónico y digital del mundo?. ¿Cómo pueden convencer los fabricantes alemanes si el lujo solo se define a través de lo digital? ¿Si, por otro lado, los multimillonarios también llevan el mismo reloj electrónico que todos los demás? ¿Qué se convierte entonces en un lujo en China?», se pregunta el CEO de Ford en el diario alemán.

Las preguntas tienen mucho sentido. El mercado chino es clave para los fabricantes europeos que hasta ahora vendían sus productos a un precio muy alto. Ahora, sus ventas se han contraído en un mercado donde se premia a las marcas nuevas y donde la concepción del habitáculo de un coche es completamente diferente a la occidental. Se premian las pantallas gigantes, los videojuegos en el interior y hasta los karaokes.

Algo más. En su apuesta por el coche eléctrico, Farley asegura que el fabricante occidental debe aportar un valor añadido adicional, que vaya más allá de la propia tradición de la marca. Pone como ejemplo al vehículo comercial donde Ford está haciendo grandes esfuerzos en desarrollo de software y servicios que orbiten alrededor del trabajador.

Farley ya adelanta que los fabricantes chinos también van a desembarcar muy pronto con furgonetas eléctricas a un precio ridículo y que su compañía hace tiempo que trata de adaptarse a este escenario. Lo mismo sucederá con el coche eléctrico que, además, pasará por los vehículos de menor tamaño.

Los movimientos de Ford han ido encaminados en ese sentido. Ofrecer eléctricos más pequeños y menos costosos («los costes tendrán que reducirse entre un 20 y un 30 por ciento», asegura Farley para competir con los vehículos chinos) o automóviles de combustión más caros para el cliente final pero que aportan algo que vaya más allá de hacer del coche únicamente un objeto de movilidad.

«Europa no está preparada». Eso es lo que asegura el CEO de Ford. Industrialmente, Europa tiene muchos problemas que solucionar si quiere plantar cara al fabricante chino. Según Farley, Europa está presionando en exceso a las compañías para saltar al coche eléctrico pero no se ha planteado los problemas que esto representa.

Saltar al coche eléctrico es abrir la puerta a los coches eléctricos chinos (incluso con los mal llamados aranceles) pero por el camino no nos hemos hecho las siguientes preguntas: «¿cómo se producen en China los productos de los proveedores y las materias primas químicas, con energía verde o de otro modo? o ¿cuál es la situación laboral de quienes producen materias primas? Porque, ¿qué es más importante aquí, el medio ambiente o el empleo?”.

Pero, sobre todo: «¿quiere la gente comprar coches eléctricos?».

Foto | Ford

En Xataka | Ford quería igualar a Tesla con el coche eléctrico. Hoy tiene un problema llamado “pérdidas de 5.000 millones de dólares”

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