Los peatones son invisibles en San Francisco. Así que la Policía ha vestido de pollo gigante a sus agentes
Si hay algo universal relacionado con la movilidad son las críticas por el supuesto afán recaudatorio de las multas de tráfico. Para combatir esta idea, las autoridades pueden aplicar medidas como anunciar los radares de tráfico, como se hace en España.
O pueden vestirse de pollo.
Cruzar la calle. Algo tan sencillo como acudir al paso de cebra más cercano y cambiar de acera es, en muchos lugares de Estados Unidos, un riesgo. Uno que, de hecho, está relacionado directamente con el urbanismo y su diseño, porque no hace falta irse hasta Estados Unidos para comprobar de qué estamos hablando.
En uno de los PAUs madrileños, el mismo de hecho donde se debería celebrar un Gran Premio de Fórmula 1, han querido llamar la atención de esta problemática dejando ladrillos a los lados de los pasos de cebra para cruzar «armados» y obligar a los coches a pararse.
La idea nació en Vancouver, donde un 1 de abril (día de los Inocentes en el mundo anglosajón), una asociación denominada Vision Zero Vancouver quiso poner el foco en el riesgo de atropellos de la ciudad colocando ladrillos de mentira en los pasos de cebra. La idea, evidentemente, era la de asustar a los conductores en el paso de peatones para hacerse «visibles».
Tienes un problema. Pero si se trata de hacerse visible, nada como la idea de la Policía de San Francisco. Uno de los agentes, como se puede ver en este vídeo, se viste de pollo y trata de cruzar la calle. Si el conductor no se detiene, la multa está asegurada.
La medida, asegura Amy Hurwitz, responsable de la acción, a San Francisco Gate, forma parte de una campaña para visibilizar los riesgos de cruzar un paso de peatones. «No queremos atropellos. El disfraz es tan llamativo que… ¿cómo no lo puedes ver?».
«Si no puedes ver a alguien dentro de un disfraz de pollo gigante, tienes un problema», ha recalcado Hurwitz al medio, donde se explica que antes ya pusieron en marcha medidas similares como vestir a los agentes de unicornios o de personajes de Barrio Sésamo.
¿Y funciona? Depende cómo entendamos lo de funcionar. En el medio local aseguran que cada acción en la que un policía se disfraza se acumulan entre 30 y 40 denuncias por no respetar los pasos de cebra. Las sanciones alcanzan, en los casos más graves, los 400 dólares.
No aportan datos, eso sí, de si aumenta la probabilidad de que el conductor se detenga cuando vea un pollo esperando a cruzar la calle. Lo que sí afirma la responsable de la acción es que los conductores «parecen ser más conscientes» de que alguien (un pollo o una persona, no queda claro) quiere pasar al otro lado de la calle.
No es la primera vez. Aunque estrafalario, la idea del departamento de Policía de San Francisco tampoco es novedosa. Hace seis años, la cadena de televisión ABC7 ya asistió a una acción similar en las calles de una localidad californiana. Como puedes ver en este otro vídeo, una persona se viste de pollo y es acompañada de un agente de policía para intentar que los conductores respeten su paso.
En este caso, si el agente y el pollo no conseguían cruzar la calle, unos motoristas daban el alto al infractor más allá para aplicarle la sanción correspondiente. En aquella ocasión tampoco se reportaron datos sobre los resultados de la acción.
«Perdí la cuenta». Si la medida es tan estrafalaria es porque la Policía de San Francisco parece haber perdido la paciencia con los conductores. Según explican en el medio local, un hombre de 71 años fue atropellado hace unos meses en el mismo paso de cebra que se observa en el vídeo. La víctima murió como consecuencia del atropello.
Según aseguran los agentes al diario, en apenas media hora se formularon ocho denuncias por saltarse el paso de cebra. Al día siguiente, asegura Hurwitz la ya mencionada responsable, «se formularon tantas denuncias que perdí la cuenta». Según sus informaciones, sólo necesitaron unos pocos minutos para recoger entre 30 y 40 infracciones, utilizaran el disfraz que utilizaran.
Cruzar la calle, un deporte de riesgo. En Estados Unidos, hay una enorme problemática con los atropellos. Según datos del Insurance Institute for Highway Safety (IIHS), encargados de la seguridad del tráfico en el país, el número de peatones fallecidos ha aumentado en un 82% desde 2009, cuando se alcanzó la cifra más baja. En total, representan un 18% de las muertes en accidente de tráfico hasta alcanzar los 7.522 fallecidos en 2022.
De ellos, el 25% de las víctimas murieron como consecuencia de un atropello al que siguió una huida. Es decir, en 2022 (año con las cifras más recientes) 1.910 murieron tras ser atropelladas y darse el conductor a la fuga. En el 85% de los casos en los que murió un peatón, éste se movía por un entorno urbano y en el 76% de los casos, el conductor circulaba a una velocidad superior a 56 km/h.
Según datos de la DGT, a 50 km/h es más probable que un peatón muera como consecuencia de un atropello a que sobreviva. A 30 km/h, sin embargo, sólo el 5% de los atropellados fallecen como consecuencia del accidente. A 80 km/h, la probabilidad de morir es casi total. Según los datos del IIHS, el 46% de los conductores implicados en la muerte de un peatón circulaban por encima de 72 km/h.
Foto | SFGate
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