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El reto de Málaga con los jabalíes no son sus incursiones, sino cómo cazarlos sin crueldad. Cree tener la respuesta

La política municipal de Málaga tiene un protagonista inesperado: el jabalí. O quizás no tan inesperado. Al igual que ocurre en Madrid, Barcelona, Badalona u Ourense, entre un largo listado de municipios en el que se incluyen algunos de sus vecinos, como Mijas, Málaga ha visto cómo los jabalíes y los cerdos asilvestrados se han convertido en un auténtico problema. Preocupan los accidentes de tráfico que pueden ocasionar. Preocupan los encontronazos con vecinos. Y preocupan las consecuencias ambiental y sanitarias del aumento de su población.

De ahí que hace poco el Ayuntamiento de Málaga optase por una medida desesperada: sacar el arco para abatir a los animales a flechazos. Ahora, y tras la polémica que acompañó a aquella decisión, ha decidido repensar su estrategia. Probará con dardos narcóticos, aunque sin renunciar del todo a las flechas.

¿Qué ha pasado? Que Málaga ha dado marcha atrás. A medias, eso sí. Apenas unas semanas después de haber recibido luz verde de la Junta de Andalucía para abatir jabalíes y cerdos asilvestrados con flechas, una medida desesperada para la que incluso llegó a contratar una empresa especializada por casi 15.000 euros, el Consistorio ha decidido replantearse su estrategia. No seguirá usando el arco y las fechas. Al menos de manera temporal. En vez de eso, optará por una solución más «ética»: emplear dardos narcóticos capaces de anestesiar a los animales, a los que luego les aplicará una eutanasia indolora bajo la supervisión de veterinarios.

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Confianza… al 99%. El cambio tiene sin embargo letra pequeña. El Ayuntamiento ha decidido cambiar de estrategia tras el chorreo de críticas de las asociaciones animalistas y grupos de la oposición como PSOE o Con Málaga, que  han llegado a pedir de forma oficial la suspensión inmediata de la caza de jabalíes con arcos, pero solo de forma provisional. Sustituirá los arcos y flechas por dardos narcóticos para eutanasiar a los animales. Ahora, la medida solo se mantendrá si realmente demuestra su eficacia. En caso de que no sea así el Ayuntamiento ya avanza que volverá a la primera opción con arqueros, más convencional.

El Consistorio ha dejado claro ese matiz. Su concejala de Sostenibilidad Medioambiental insiste en que debe comprobarse la eficacia de la estrategia antes de renunciar por completo a los arcos. «Si no diera resultado, se volvería al método inicialmente previsto», señalan a La Opinión desde el Ayuntamiento. Por lo pronto ya ha pedido permiso a la Junta para el uso de los dardos. El nuevo método lo aplicará la misma empresa. «Es un problema que acatar. Tenemos el 99% de [probabilidades] de que va a funcionar el dardo», zanja la concejala.

«Tenemos un problema». El entrecomillado vuelve a ser de la edil de Sostenibilidad, Penélope Gómez, quien reconoce que ya han tanteado «métodos alternativos» al arco y las flechas. Eso sí, sin demasiado éxito. Una de las opciones que se puso sobre la mesa fue el uso de vacunas capaces de esterilizar a los jabalíes. De hecho un equipo del Ayuntamiento llegó a reunirse con personal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Esa solución presenta sin embargo algunos puntos débiles: sería temporal y solo serviría para hembras jóvenes, por lo que según la concejala «su efectividad sería solo del 2%».

Entre la polémica y las alternativas. Málaga no es la única localidad de España que ha fichado arqueros para abatir jabalíes y cerdos asilvestrados, pero la solución genera polémica. Las asociaciones animalistas la tachan de «muy cruel» y «totalmente inhumana» y defienden que causa «un dolor desmesurado» al animal, que acaba desangrándose. En otras zonas de España hay administraciones que ya han dado marcha atrás tras apostar por las flechas, al igual que ahora Málaga.

¿Hay alternativas? El Consistorio andaluz defiende que ha instalado varios abrevaderos para que los animales puedan beber y no se acerquen al casco urbano y Vox apuesta por la actividad cinegética y los cazadores puedan abatir jabalíes en los cotos. En Mijas, que en su día también echó mano de arqueros para mantener a raya a los animales, acaban de licitar un servicio con jaulas que permite capturar a los ejemplares vivos. Su coste, eso sí, es bastante superior: 150.000 euros.

¿Tan grave es el problema? Lo innegable es que las incursiones de jabalíes y cerdos asilvestrados en las zonas pobladas de ciertos municipios ha dejado de ser algo anecdótico. En Marbella se les han visto en una playa urbana, en Tarragona se han cruzado con turistas, en Barcelona han tenido que blindar los cubos de basura de algunos barrios para evitar que los asalten los animales, que incluso han llegado a pasearse por pleno casco urbano. Lo mismp ha ocurrido en Ourense.

Y todo en las últimas semanas y meses, sin necesidad de remontarse a los confinamientos de la pandemia, cuando también se les veía con frecuencia en núcleos habitados. Ayer mismo se vio a una familia de jabalíes paseándose por el cauce del Guadalmenina a su paso por el centro de Málaga y otro ejemplar de alrededor de cien kilos acabó abatido en el barrio de Entrevías, en Madrid.

Pero… ¿Son una amenaza? Los animalistas argumentan que se trata de animales «pacíficos», no tienen una actitud agresiva y únicamente atacan cuando se sienten atacados. Hay sin embargo quien advierte que suponen «un problema» no solo por su comportamiento o el riesgo que pueden representar para el tráfico.

La edil malagueña de Sostenibilidad recuerda por ejemplo que los cerdos asilvestrados, ‘cerdolíes’, se consideran especies exóticas «invasoras» y suponen un riesgo como transmisores de ciertas enfermedades. «Constituyen un riesgo real en el ecosistema», apuntan desde la Junta de Andalucía a El País. En junio prorrogó la declaración de emergencia cinegética «para reducir la sobrepoblación de jabalí y cerdo asilvestrado ante los daños y riesgos que ocasiona», recalcando el impacto negativo que tienen estos animales en el ecosistema o la agricultura.

Un problema más complejo. Lo cierto es que el problema es complejo. La mayor presencia de animales salvajes en zonas pobladas puede explicarse en parte por una serie de factores favorecidos por los propios humanos: la transformación y despoblación del rural a lo largo de las últimas décadas, la falta de depredadores, la construcción de viviendas en zonas con jabalíes, lo tentadores que resultan los contenedores como fuente segura de alimento o el abandono de animales.

Hace poco Diario Sur publicaba que, tras ver cómo se septuplicaba su población, Málaga sumaba ya unos 22.000 ejemplares de jabalíes. Desde la Junta reconocen también un «aumento significativo», sobre todo de cerdos híbridos de jabalíes y especies exóticas abandonadas por sus dueños. Si entre 2014 y 2015 se cazaron 3.600, entre 2022 y 2023 la cifra rozaba ya los 7.500, según datos de El País.

Imágenes |Stein Arne Jensen (Flickr) 1 y 2 y Baker County Tourism Travel Baker County (Flickr)

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