DESDE LAS ALTURAS
Por: Arturo Albíter Martínez
· Tiempo de exámenes de control de confianza a cuerpos de seguridad.
· Cada tres años se aplican, pero el resultado parece no ser del todo positivo, porque los actos de corrupción no desaparecen o disminuyen.
· Casos de elementos de seguridad relacionados con grupos de delincuencia se registran.
· Les aplican el polígrafo que es el más temido entre los elementos, pero entonces la pregunta es: ¿Los elementos que se corrompen son más listos que el polígrafo o los encargados de aplicar los exámenes no saben o peor también son corruptos?
· Luego de acabar los exámenes de control de confianza, ¿habrá despedidos o todos los elementos son confiables?
Resulta que cada tres años, los elementos de todas las corporaciones policiacas, los de la Secretaría de Seguridad, la Fiscalía, así como los cuerpos de seguridad en los municipios tienen que presentarse a los famosos “Exámenes de Control de Confianza”, por lo que entran en un proceso de tensión y es que si bien es cierto que son necesarios, la forma de aplicarlos deja mucho que desear.
Miles de exámenes de control, aplicados de la misma forma y curiosamente, tratando a los policías como si fueran criminales, para que al final el resultado sea que no disminuye el número de elementos que se relacionan con actos de corrupción o con actos delictivos.
Decir que los exámenes de control de confianza no sirven sería un error terrible, pero la forma de aplicarlos de acuerdo a los mismos elementos es un exceso hasta una burla.
Y es que si bien se realizan cada tres años, justo en este momento el Centro de Control de Confianza se encuentra en ese proceso y aunque podrían realizarse 100 exámenes de control, para los miles de policías que se tienen en el estado, no se puede tener un 100 por ciento de confiabilidad.
NÚMEROS RELACIONADOS CON LOS CUERPOS POLICIACOS.
De acuerdo a la ONU, se sugiere que como una buena práctica internacional, que la proporción de policías por cada mil habitantes sea de 2.8.
Hasta el año pasado, el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública planteaba como meta contar con 1.8 policías por cada mil habitantes.
Pero en el Estado de México la situación está lejos de llegar a ese punto que marca la instancia internacional o incluso la nacional.
El año pasado la proporción en el Estado de México era de 0.99 elementos de seguridad por cada mil habitantes, mientras la media nacional era de 1.2, casi cinco veces inferior por ejemplo a lo que pasa en la Ciudad de México que tiene 4.41.
El número de elementos encargados de la seguridad pública en la entidad sumaba a 20 mil 122 personas de las cuales 15 mil 091 son policías.
Por ejemplo tan sólo en la Fiscalía General de Justicia de la entidad se tienen alrededor de mil 500 policías de investigación, más los agentes que laboran en el Ministerio Público, peritos, mandos que en total suman alrededor de 4 mil elementos.
El examen de control de confianza incluye los médicos, psicológicos, de entorno social, toxicología y el polígrafo que es el menos aceptado y hasta repudiado, ya que sus resultados no son del todo confiables y la forma en que lo aplican tampoco es la mejor.
Y es que si la forma de aplicarlo y el resultado fuera infalible o confiable en un 100 por ciento, no se tendrían noticias de servidores públicos que se ven envueltos en casos de corrupción, incluso no faltan los que forman parte de bandas delictivas, secuestros, extorsiones, robos, lesiones entre otros.
Sin contar con los elementos policiacos que se encuentran laborando en zonas peligrosas como es el sur del estado.
La forma de aplicarlo, para muchos puede sonar como que les dan una “medicina de su propio chocolate”, pero se supone que, de inicio, tratan con policías que están habituados a esos cuestionamientos o la presión es tanta que fallan a propósito.
Para empezar, los que aplican los exámenes, muchas veces no tienen ni la experiencia que se requiere para tratar con policías de cualquier corporación, incluso hablan que en algunos casos son recién egresados de instituciones poco confiables.
De acuerdo a elementos que han repetido el examen, pasan los años y ya se lo saben de memoria, no ha cambiado y llegan al grado de criminalizar al que se conoce como sustentante. Así que en ocasiones es hasta cómico, que un jovencito trate de intimidar a un policía que tiene muchos años desempeñando el cargo o peor aún a un agente de investigación. Como tratar de enseñar, el padre nuestro a un sacerdote.
Pero también se le debe sumar otro tipo de acciones que se han denunciado de igual forma, si un jefe en turno tiene a elementos que no son de su agrado, entonces el examen de control es una buena oportunidad para darlos de baja.
Varias preguntas salen de todo esto: ¿No es necesario profesionalizar ese tipo de exámenes? ¿Por qué si hacen exámenes de control tan “rigurosos” la corrupción no cede en los cuerpos de seguridad, cualquiera que sea? ¿No es inútil poner a un recién egresado a intentar presionar a un policía con años de experiencia? ¿Para saber si son corruptos es necesario tratar a un policía como ignorante o incluso como criminal o hasta llegar a la ofensa?
Si ese procedimiento que sin duda está justificado, porque es necesario acreditar la idoneidad del personal ¿Por qué no se acaba la corrupción o los elementos que delinquen y cada día se conocen más casos de policías envueltos en este tipo de acciones? O ¿a pesar de sus técnicas agresivas, muchos pueden engañar al aparato?
Miles de exámenes y cientos que tienen que aplicar al día, ¿Alguien puede asegurar que el resultado es positivo, imposible decir que infalible?
Los tiempos que vivimos en los que la delincuencia parece ganar terreno; un tiempo en el que ha quedado en claro que “los abrazos, no balazos” fue un plan fallido y que se sostuvo por necedad y no por resultados, ¿No exige que se perfeccione la técnica para que por lo menos baje el número de elementos corruptos o dedicados a actos delictivos?