Sam Altman asegura que tiene "el trabajo que soñó de niño": recibe un salario de 76.000 dólares y sin acciones de OpenAI
Como ya se desveló reciente en la presentación de impuestos de OpenAI, Sam Altman no es el CEO mejor pagado del mundo precisamente. De hecho, según él mismo declaró ante la Comisión del Congreso de los Estados Unidos (no sin cierta mofa de uno de los congresistas presentes), Altman cobraba lo «lo mínimo necesario para cubrir el seguro médico»: poco más de 76.000 dólares al año.
Altman no es el único CEO con un salario absurdamente bajo, de hecho, es una «treta» fiscal bastante habitual entre los fundadores y directores ejecutivos de las grandes tecnológicas. Por ejemplo, Mark Zuckerberg o Elon Musk cobran un salario simbólico de un dólar por su trabajo al frente de sus empresas, pero después reciben bonos anuales millonarios o paquetes de acciones que consolidan su poder en las compañías que dirigen. Lamentablemente, este tampoco es el caso de Sam Altman.
Según aseguró durante una entrevista en la Cumbre DealBook del New York Times, «este es el trabajo de mis sueños de la infancia. Trabajar y sentarme en la habitación con los investigadores más inteligentes del mundo e ir a esta loca aventura, como eso es lo que siempre quise hacer».
La clave: trabajar para OpenAI
Más allá de ser el empleo que siempre soñó el Altman de ocho años, uno de los motivos de tener una nómina tan baja es el hecho de trabajar en una empresa catalogada como entidad sin ánimo de lucro.
Hace unos meses, Altman reveló en el podcast ‘All in’ que, dado que OpenAI es una empresa sin ánimo de lucro, con una rama comercial que sí tiene fines lucrativos, necesitaba una junta directiva con un determinado número de miembros «desinteresados».
Por ello, tras el espectáculo dantesco que dio la junta directiva de OpenAI con el despido y posterior reincorporación de Sam Altman, su fundador rechazó cualquier participación en su accionariado, para mantener la cuota de directivos «altruistas» dentro del órgano directivo. No obstante, Altman ha asegurado mostrarse muy cómodo en esta situación, «creo que al menos debería ser comprensible que eso valga más para mí que cualquier dinero adicional», aseguró durante su entrevista en el DealBook.
Según publicaba CNBC, OpenAI está valorada en 157.000 millones de dólares, por lo que incluso 1% de esas acciones supondría una considerable fortuna para su fundador. No obstante, Altman parece tener sus necesidades económicas cubiertas y, de hecho, sus inversiones al frente de la aceleradora de startups Y Combinator le están haciendo tremendamente rico. Su fortuna actual está valorada en unos 1.100 millones de dólares según Forbes.
La decisión de no aceptar una participación en el capital de OpenAI ha levantado las suspicacias de los inversores, que ven extraño que uno de sus cofundadores y miembro de la junta directiva no tenga nada que perder si la aventura de OpenAI no tiene éxito.
Por ese motivo, el resto de la junta directiva está insistiendo en ofrecer a Sam Altman una participación del 7% en la futura reconversión de OpenAI a una empresa con fines de lucro completa, según informaba Reuters. «Si pudiera volver atrás en el tiempo, habría tomado [el capital], aunque fuera un poquito, solo para no tener que responder nunca a esta pregunta», aseguraba Altman en su intervención en DealBook.
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