La edad media a la que los europeos nos vamos de casa, ilustrada en un mapa devastador para España
Salir del nido es complicado y, si tienes entre 18 y 30 años, sabrás que independizarse y abandonar la casa de tus padres en España es tremendamente difícil. Hay multitud de factores que influyen como los sueldos, el precio de la vivienda, los alquileres por las nubes, la inseguridad en algunos contratos y hasta motivos culturales. Pero no, no es una realidad sólo de España.
Y en este mapa podemos ver la edad media a la que los jóvenes europeos dejan la casa de sus padres, que varía muchísimo entre el norte y el sur del continente.
Los más precoces. El mapa, elaborado por Landgeist con los datos más recientes de Eurostat, nos muestra esta realidad en la que países como Finlandia (a los 21,4 años), Dinamarca (a los 21,8 años) y Suecia (a los 21,8 años) son los que representan la edad media más baja. Sus jóvenes se van de casa pronto, muy pronto, pero es algo que también se da en Noruega (22,5 años) o Estonia (a los 22,8 años).
En Xataka ya hemos hablado de este fenómeno alguna vez, siendo el porcentaje de personas entre 25 y 34 años que viven con los padres minúsculo en esa zona del norte (por debajo del 5% de los mismos). Y es una realidad que, más al sur, es una quiera.
Los remolones. Ese porcentaje de jóvenes que viven con los padres asciende a medida que bajamos la vista al sur. En España está cerca del 40%, pero no es el país en el que se abandona más tarde el nido. La edad media a la que nos independizamos es a los 30,4 años, muy similar a los 29,1 años o 30 de Portugal e Italia, respectivamente.
En los Balcanes, el escenario es muy diferente. Según estos datos, los jóvenes montenegrinos se llevan la palma, saliendo de casa de sus padres a los 33,3 años. En Macedonia del Norte abandonan el hogar a los 32,1 años y los croatas se independizan a los 31,8 años. En la zona central de Europa la edad media está entre los 23 y 25 años, y hay un par de factores que explican esa enorme diferencia entre el norte y el sur.
Factores culturales. Lo primero es que no podemos pasar por alto la cultura familiar y colectiva de países como España, Italia, Grecia o Croacia, entre otros del sur y este de Europa. Los jóvenes tienden a permanecer más tiempo en los hogares debido a fuertes lazos intergeneracionales, la idea de que los jóvenes apoyen a la familia y porque, cuando se cursan estudios superiores, se permanece más tiempo en la casa familiar para reducir costos.
Y económicos. Pero más allá de los lazos familiares, hay algo irremediablemente ligado a esa edad media en la emancipación: el dinero. Esa idea de los lazos familiares es casi romántica, pero una realidad es que acceder a un trabajo en ciertos países es complicado, lo que acarrea una alta tasa de desempleo juvenil, por lo que no se puede acceder a una vivienda y, como resultado, se fuerza la dependencia económica de los padres.
En países del norte como Suecia, Dinamarca o Finlandia, hay políticas sociales que, gracias a subsidios educativos (directamente gratuidad en algunas universidades) y una vivienda más accesible, permite esa independencia más temprana. El mercado laboral también es diferente, lo que favorece que los jóvenes abandonen el hogar cuando comienzan sus estudios superiores o empiezan a trabajar.
De la manera que sea, es una crisis que hace que parece no tener fin y cuyos responsables, según los jóvenes de algunos de los países más afectados, son los propios gobernantes. Además, no hay esperanza en una mejora de la situación a corto plazo.