El descalabro en taquilla de 'Kraven' es solo el último episodio de un proyecto condenado desde hace años
No se sabe si ‘Kraven el cazador’ pasará a la historia como la losa que ha enterrado definitivamente el proyecto de Spiderverso sin Spider-Man que ha puesto en pie Sony, pero de momento, tiene un récord del que no puede presumir demasiado: en su primer fin de semana ha rendido en taquilla aún menos que desastres como ‘Morbius‘ y ‘Madame Web‘. Y aquellas ya se consideraban descalabros que daban la impresión de que Sony tenía que replantearse su proyecto de Spider-verso en imagen real.
Las cifras. Las expectativas, como adelantamos en su momento, ya eran bajas, en torno a los 13-15 millones de dólares. Pero se ha quedado incluso por debajo: apenas 11 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos (más unos escasos 15 adicionales en el mercado internacional), y una de las peores evaluaciones en sites como Rotten Tomatoes donde ostenta un inusualmente bajo 15%. Ya es la tercera película superheroica de Sony este año, después de ‘Madame Web’ y ‘Venom: El último baile‘, lo que hace pensar en cierto agotamiento de la franquicia. En cualquier caso, es una cantidad minúscula para una película que ha costado 110 millones de dólares, una cantidad superior a lo previsto debido a innumerables retrasos desde 2018.
Un villano histórico. La idea de usar en una película a Kraven, un enemigo de Spider-Man cuyos orígenes datan del número 15 del comic-book del personaje, nada menos que en 1964, se remonta a los tiempos de las películas de Sam Raimi. El director quería que protagonizara la cuarta entrega de la franquicia con Tobey Maguire, idea que se descartó en favor del reboot de 2013. Y aunque había interés en retomarlo en una tercera entrega de las películas protagonizadas por Andrew Garfield, la aparición no llegó a producirse. Más adelante, Ryan Coogler quiso que Kraven combatiera a Pantera Negra en su película del MCU sobre el personaje, pero tampoco llegó a cuajar.
Kraven (2018). En ese año ya empezó a fraguarse la película del villano, escrita por Richard Wenk, que acababa de salir del éxito de ‘The Equalizer 2’. La idea era continuar el universo compartido de villanos que había arrancado bien en taquilla con ‘Venom‘ ese mismo año. La idea inicial, tanto suya como de Sony, era adaptar la miniserie ‘La última cacería de Kraven’, un cómic de Spider-Man oscuro y violento, muy lejos de la imagen habitual del héroe, incluso aunque hubiera que partir el proyecto en dos películas. Se descartó por inusual y la siguiente idea fue integrar a Kraven y Spider-Man en una película del MCU para la segunda aventura de Tom Holland, pero también se desechó.
Llegan los problemas. Por entonces, el spider-verso de Sony había dejado de lucir tan bien como después del éxito de ‘Venom’, y proyectos como ‘Morbius’ estaban empezando a sufrir reescrituras no acreditadas de Art Marcum y Matt Holloway, que también metieron mano al proyecto de Kraven. Tanto J.C. Chandor como Aaron Taylor Johnson fueron fichados como director y protagonista (después de que actores como Brad Pitt, Keanu Reeves o Adam Driver estuvieran en la conversación). Por entonces, la posibilidad de que Holland interviniera estaba sobre la mesa, y se dio luz verde a un presupuesto de 90 millones… que se disparó cuando empezaron las huelgas de guionistas y actores de 2023, alcanzando los 130 millones que ha acabado costando.
Retrasos y más retrasos. Y entonces comenzaron los desplazamientos de la fecha de estreno: estaba previsto que la película llegara a las pantallas en enero de 2023. De ahí pasó a octubre, después se retrasó casi un año hasta agosto de 2024 y finalmente, a diciembre. El motivo, el de siempre: reshoots con los que se pretendía «afilar los personajes y ajustar la trama». Sobre todo con el reciente fracaso de ‘Madame Web’ encima, y posiblemente con Sony temiéndose el peor escenario. Finalmente las peores previsiones se han cumplido, el futuro del Spider-verso está en el aire, y la sensación, una vez más, es que no estamos ante un proyecto fallido, sino más bien ante una serie de mecánicas de producción, plasmación de ideas, rodaje y postproducción que ya no funcionan.
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