Los videojuegos han arrinconado la experiencia de jugar a pantalla partida. Hay quien quiere arreglarlo
Uno de los planes que más me gustaban cuando estaba en el instituto era «la tarde friki». Básicamente, tres amigos y servidor quedábamos el viernes en la casa de uno (la de mis padres, normalmente), comprábamos todo tipo de gominolas, patatas y refrescos y nos pasábamos la tarde y gran parte de la noche jugando a pantalla partida a ‘Call of Duty: Modern Warfare II‘ (al bueno, al de PlayStation 3). No importaba nada más. No había skins, pases de batalla ni micropagos más allá de los DLCs que añadían mapas y que, con comprarlo uno, era más que suficiente.
También me encantaba darme de palos con mi hermano en ‘Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3‘ (Gogeta vs Gogeta, no falla), pasar niveles en ‘Little Big Planet‘, por no hablar de los míticos ‘Buzz‘, uno de los grandes inventos para PlayStation 2 y 3. Los juegos eran sociales, pero de verdad. No sociales en el sentido de jugar con otra persona a través de una conexión a Internet, sino de sentarse a jugar con tus amigos o tus familiares y pasar un rato juntos.
Pero eso se acabó. La industria, sin embargo, empezó a moverse en otro sentido. PlayStation 3 y Xbox 360 ya nos dibujaban un futuro con videojuegos multijugador online (algo que en PC ya era la norma) y esa tendencia se asentó definitivamente con PlayStation 4 y Xbox One. Los juegos multijugador se volcaron hacia el modo online, a jugar con tus amigos sin barreras físicas. Tenía sentido, claro: el online se hizo de pago.
Otra tendencia que la industria abrazó sin problemas fueron los juegos como servicio, es decir, títulos free to play (o no) que se alimentan constantemente a base de temporadas, micropagos, cosméticos y cajas de botín (hoy desaparecidas, pero sustituidas por los gachapones y los pases de batalla). Todos estos juegos, competitivos y online por defecto, eliminaron prácticamente de raíz la posibilidad de jugar con amigos en una consola, en una misma tele. Los juegos ya no eran juegos, eran servicios, experiencias online, comunidades. Se hicieron más sociales que nunca y, al mismo tiempo, más individuales.
Nintendo. Aunque hay excepciones, la japonesa Nintendo parece ser la única que sigue entendiendo los juegos como juguetes, como cosas a disfrutar en compañía. La Nintendo Switch no solo ha vendido millones y millones de unidades por su precio y su calidad, sino porque toda su propuesta gira alrededor de compartir. Todos los juegos multijugador, o prácticamente todos, pueden jugarse online, pero también en local. Basta con sacar un Joy-Con y dárselo a otra persona.
Eso explica el éxito de juegos como ‘Mario Kart 8 Deluxe‘, todos los ‘Mario’ multijugador, ‘Smash Bros.’ y compañía. Son juegos sociales en el sentido literal de la palabra. Nintendo no ha necesitado ray tracing, DLSS, FSR y demás palabrejas que asociamos a calidad gráfica para ser la ganadora indiscutible en ventas, muy por encima de PS4, PS5, Xbox One y Xbox Series X|S. ¿Una consola que me puedo llevar a cualquier lado y con la que puedo jugar con mi pareja o mis amigos de una forma tan fácil? Póngame una, por favor.
Pequeñas alegrías que da la vida. En un mundo tan… conectado como el actual, da gusto que, de vez en cuando, aparezcan propuestas que retrotraigan los juegos a lo que fueron antaño. Nadie negará que una partida a ‘Call of Duty’, un ‘Fortnite‘ con colegas o unos partidos en el ‘EA Sport FC 25‘ siempre gustan, pero sigue habiendo un público bastante amplio que sigue queriendo coger un mando, darle otro a su pareja, tirarse en el sofá y cooperar en una misma pantalla, en una misma consola, para hacer algo juntos.
La prueba más clara la tenemos en ‘It Takes Two‘, una de la sorpresas más bonitas que nos han dado los videojuegos recientemente. GOTY del año 2021, ‘It Takes Two’ nos proponía un juego multijugador cooperativo a pantalla partida, pero de verdad. Había que cooperar, era la única forma de avanzar. El juego lo desarrolló Hazelight Studios, que venía de lanzar ‘A Way Out‘, otra experiencia cooperativa local, y funcionó de escándalo: 20 millones de copias vendidas, infinidad de premios y la sensación al terminarlo de que no habrá otro juego igual en mucho tiempo.
En la línea de ‘It Takes Two’ están los siempre recomendables ‘Overcooked‘, un juego cooperativo de cocina a pantalla partida que pondrá a prueba la estabilidad de vuestra pareja, vuestros nervios y temple. Muy divertido. También es recomendable ‘Bread & Fred‘, un simpático y desafiante juego cooperativo de pingüinos; y ‘Unravel Two‘, más emotivo, narrativo y sencillo que los anteriores, pero igualmente recomendable.
Las excepciones. El problema de estos juegos de pago único, sin micropagos, sin pase de batalla, sin skins y que no dependen de una conexión a Internet es que son un unicornio. Son las excepciones, pequeños oasis en un sector que ha pivotado hacia lo competitivo y hacia hacernos pagar porque nuestro personaje tenga un vestido nuevo, un baile gracioso o que nuestro arma haga un efecto al que no le prestamos atención mientras jugamos.
Pero no todos los jugadores queremos eso. Yo soy el primero al que le encanta pasarse dos o tres horas pegando tiros en ‘Delta Force‘ y le pienso meter incontables horas a ‘Path of Exile II‘, pero también quiero poder tirarme en el sofá junto a mi pareja, que cada uno coja su mando y juguemos no para competir, no para desbloquear un baile, no para ser mejor que una persona aleatoria, sino para divertirnos. Porque ese es el objetivo último de los juegos: divertir, entretener.
La vuelta a los orígenes. Hay estudios que se han dado cuenta de que sigue habiendo espacio para los juegos con multijugador local. Por eso es ilusionante que los padres de ‘It Takes Two’ hayan anunciado ‘Split Fiction‘, su nueva propuesta cooperativa que llegará en 2025. El tráiler mostrado tiene una pinta fenomenal, pero es que ni siquiera necesita ser mejor que ‘It Takes Two’. Con ser igual de divertido tiene más que de sobra para volver a petarlo.
Por otro lado, los creadores de ‘Overcooked’, Ghost Town Games, están trabajando en un juego cooperativo local llamado ‘Stage Fright‘. El juego lo publicará Hello Games, el estudio detrás de ‘No Man’s Sky‘, y de nuevo, la idea es ofrecer una experiencia cooperativa local que pivota más hacia la acción y el terror (más suave, nada espeluznante ni mucho menos). Este, lamentablemente, no tiene fecha de lanzamiento por ahora.
Otra marca que destaca por sus juegos cooperativos es ‘LEGO‘. Si bien es cierto que sus títulos suelen tener un carácter más infantil y, salvo en muy contadas excepciones, apenas plantean un desafío para jugadores experimentados, son divertídimos. Normalmente son juegos de franquicias (‘Star Wars’, ‘Harry Potter’…) y nada más que por el diseño de niveles, lo familiar de la trama y los escenarios y la posibilidad de jugar a pantalla partida, ya merecen la pena.
Necesitamos más juegos así, más juegos sociales, más juegos que nos reúnan como nos reúnen los juegos de mesa. Y por favor, que vuelvan los ‘Buzz’.
Imagen de portada | Electronic Arts
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