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En un inesperado giro de los acontecimientos, los más preocupados con el aceite de oliva ahora mismo son… los estadounidenses

«Hoy en día, hay pocos ingredientes más esenciales para los cocineros estadounidenses que el aceite de oliva». No lo decimos nosotros, lo dice el New York Times. Y tiene sentido. Al fin y al cabo, el único país que consume más aceite que EEUU es Italia y, sinceramente, no por mucho tiempo.

Sin embargo, lo que podría parecer una excelente noticia se ha convertido en las últimas semanas en una auténtica pesadilla.

La alargada sombra de Trump. ¿Y que tiene que ver Donald Trump con todo esto? Que EEUU consume mucho aceite, pero no produce casi nada. El 97% del aciete que se consume en el país viene de España e Italia. El problema es que el futuro presidente norteamericano lleva meses prometiendo (de forma más o menos directa) que imponer aranceles al aceite (y a lo que no es el aceite).

No es la primera vez que esto ocurre.

Aranceles + inflación = mucha inestabilidad. En los últimos años, el litro de aceite de oliva en el mercado estadounidense ha pasado de unos 10 euros en 2021 a los 20 que cuesta actualmente. Los aranceles, como es lógico, provocarían que los precios subieran aún más.

Al menos, es lo que buscan los aranceles que propone Trump: castigar a socios díscolos dificultando su acceso al mercado norteamericano (porque, en este caso, la idea de que van a proteger a las empresas locales no tiene demasiado sentido).

Los mismos agricultores nacionales lo reconocen: la producción de aceite no puede crecer de un año para otro al ritmo que estos aranceles lo exigirían.

¿Qué pasará? Es verdad que las vuelta a la normalidad de las grandes regiones productoras harán que los precios bajen y no está claro hasta qué punto los aranceles van a producir el impacto que buscan. Pero las incertidumbres en el sector no han empezado sino a crecer.

Sobre todo, porque nadie sabe demasiado bien qué va a hacer la Casa Blanca. En su anterior administración, Trump aplicaba un arancel del 25% al aceite; pero solo al embotellado. Eso hizo que muchas empresas importaran el aceite a granel y lo empezaran a embotellar en suelo norteamericano.

Si el arancel se extendiera al aceite en granel, la situación podría incluso dañar al propio sector norteamericano: ahora mismo no tienen la tecnología necesaria para extraer el aceite correctamente. Pensábamos que el sector había empezado a salir del túnel y lo cierto es que se ha dado de bruces con otra crisis.

Imagen | Claudio Schwarz | Jakob Owens

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