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Ni China, ni la India: el país en desarrollo que más rápido está abandonando el carbón es Chile, gracias a un impuesto pionero

Chile está cerrando centrales de carbón más rápido que cualquier otro país en vías de desarrollo, incluido el gigante asiático de las renovables: China. Los movimientos ambientalistas y el primer impuesto al carbono de Sudamérica han disparado la instalación de energía eólica y solar en territorio chileno.

Sin parangón. Hace 10 años, Chile producía la mitad de su electricidad a partir de carbón. En los primeros 10 meses de 2024, la cifra se situó en el 15,8%. El país más austral del mundo está dejando de quemar el combustible fósil a un ritmo frenético gracias a una apuesta temprana por la eólica y la solar.

Las renovables suman ahora el 66,8% de la generación eléctrica chilena. Chile es ahora la nación líder en integración fotovoltaica con un 20,9% del mix, muy por delante de la producción eólica con un 12,8%.

Cambio de rumbo. A principios de la década pasada, organizaciones ambientalistas y otros grupos de la sociedad civil chilena consiguieron frenar la instalación de nuevas minas de carbón y centrales hidroeléctricas en regiones particularmente sensibles a esta industria, como la Patagonia.

La oposición a proyectos de energía tradicionales sentó las bases de una regulación pionera en la región que reforzaría las protecciones ambientales e incentivaría la inversión de empresas en nuevas fuentes renovables.

Un marco favorable. Chile puso un precio a la contaminación, convirtiéndose en el primer país de Sudamérica con un impuesto al carbono. El gobierno incorporó además nuevos estándares de emisiones, que encarecieron la construcción de plantas de carbón en un 30%.

Una vez operativas, las centrales de carbón tenían que pagar también el impuesto al carbono. Así que, en resumidas cuentas, Chile convirtió las centrales eléctricas de carbón en un negocio ruinoso, y las renovables en su alternativa más barata y rentable.

Una apuesta arriesgada. El efecto fue brutal. En 2022, Chile tuvo que gastar alrededor del 1% de su PIB en subsidios a los combustibles fósiles para estabilizar el precio de la factura de la luz. Pero los costes se han nivelado y operar un parque eólico o solar es más barato que operar una central de carbón.

«Nuestra transición energética se basa en principios de mercado», dijo a The Progress Playbook el ex ministro de Medio Ambiente de Chile, Marcelo Mena-Carrasco, que ahora es el director ejecutivo de The Global Methane Hub. «Es una historia que se puede replicar en otras partes del mundo».

Próximos pasos. Chile planea completar su eliminación gradual del carbón a finales de la década. Algunas de las centrales de carbón más nuevas del país cerrarán apenas seis años después de su puesta en servicio. Para 2030, las renovables representarán entre un 80 y un 90% del mix energético del país.

Imagen | Ministerio de Energía de Chile

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