La falta de relevo generacional está obligando a Japón a tomar medidas desesperadas: que los jubilados vuelvan a trabajar
Japón se está asomando a una de sus peores crisis demográficas ante la falta de relevo generacional de sus trabajadores, lo que está provocando una acuciante situación de escasez de personal. Eso, unido a la difícil situación económica global, ha obligado a que las empresas vuelvan a echar mano de los trabajadores que ya estaban jubilados para cubrir puestos complementarios y reforzar sus paupérrimas pensiones.
Una población muy envejecida. Japón lleva décadas con sus índices de natalidad en caída libre. Según datos de Statista, su índice de fecundidad es de 1,4 hijos por mujer en edad fértil, cuando el rango necesario para garantizar el relevo generacional de la población es de 2,1 hijos por cada mujer. Las cifras de España son peores con una tasa de 1,3 hijos por mujer en edad fértil.
Eso ha derivado en que Japón haya alcanzado el récord histórico en el número de personas con 65 años o más, con más 36,25 millones en 2024. Esto representa el 29,3% del total de la población y 20.000 personas más que en 2023, según datos oficiales del Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones de Japón.
Récord de empleados jubilados en activo. Esos mismos datos revelan que, de esos 36,25 millones de japoneses con más de 65 años, unos 9,14 millones han vuelto a trabajar de nuevo tras haberse jubilado. Según los datos publicados por Nippon, sa cifra de «jubilados en activo» representa el 25,3% del total de los ciudadanos mayores de 65 años, lo que significa que uno de cada cuatro jubilados trabaja.
El colectivo de jubilados activos representa ya el 13,5% de la población activa. Es decir, uno de cada siete empleados en Japón tiene más de 65 años.
Asfixiados por la inflación. Según publicaba El Mundo, además de por la escasez de mano de obra derivada de la pirámide demográfica, otro de los motivos de este retorno podría ser una consecuencia de la inflación sobre las pensiones de los jubilados japoneses.
Según el diario, la pensión media que reciben es de unos 41.000 yenes (unos 250 euros) al mes, lo que sería insuficiente para hacer frente al incremento de los precios. Trabajando, pueden alcanzar un salario de unos 100.000 yenes (607 euros) que les permitirían salir adelante.
Ancianos cuidando a ancianos. Los datos de septiembre de 2024 revelados por el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones indican que, la mayor parte de esos empleados mayores de 65 años, se han incorporado al sector mayorista y minorista, con 1,32 millones de empleados, seguido del sector médico y de bienestar, con 1,07 millones, y el sector de servicios, con 1,04 millones de empleados mayores de 65 años.
Llama la atención la demanda del sector médico y asistencial, que ha multiplicado por 2,4 veces sus necesidades de personal durante la última década. Es decir, los jubilados de Japón se están incorporando a puestos de trabajo dedicados al cuidado de otros mayores.
No les gusta la inmigración. Una de las medidas que está adoptando el ejecutivo japonés para tratar de paliar la falta de mano de obra y consolidar el precario sistema de pensiones, es permitir la entrada de más inmigrantes al mercado laboral de Japón. Algo que no está teniendo muy buena acogida dado el carácter nacionalista de la cultura nipona.
Los intentos aperturistas han llevado al Gobierno a expedir visados de nómadas digitales y más permisos de trabajo para extranjeros, pero son medidas insuficientes y con mucha resistencia, sobre todo entre la población rural de Japón, mucho más conservadora que en las grandes urbes.
Imagen | Unsplash (Beth Macdonald)