Llegan tantos turistas australianos a Japón que la nación ha tomado una decisión inédita: pedirles que se vayan al campo
El año que acabamos de dejar atrás se recordará en Japón como el momento en que la nación se confirmó como uno de los principales destinos turísticos del planeta. Durante 2024 no pararon de llegar visitantes hasta el punto de que la hostelería se quedó sin productos claves o se llegó a instaurar dos niveles de precios. De hecho, ha sido tal la concentración de gente que muchos locales han llegado a pagar para que nadie les moleste. Y de entre las hordas, una nación ha destacado sobremanera: los australianos.
Cifras récord. Entre los meses de enero y noviembre de 2024, Japón recibió a nada menos que 807.800 turistas australianos, superando en casi 200.000 el récord de 2019, según la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO). Este aumento sin precedentes refleja el creciente interés de los australianos por las experiencias culturales, culinarias y paisajísticas que ofrece Japón.
Sin embargo, qué duda cabe, el flujo masivo se ha concentrado en los lugares más famosos de la nación, principalmente en tres destinos icónicos: Tokio, Osaka y Kioto, lo que ha generado problemas de masificación y sobrecarga turística en estas áreas hasta el punto de que el sector ha tomado una decisión.
Visitar el campo. Al parecer, el “problema” se inició tras el regreso de las grandes multitudes una vez terminada la pandemia, una situación que ha puesto mucha presión sobre las comunidades locales y los recursos turísticos.
Según Naoki Kitazawa, director de la oficina de la JNTO en Sidney y uno de los primeros en enviar el mensaje que llega desde Japón, es crucial que los viajeros reconsideren sus itinerarios, pidiéndoles que opten por destinos más alejados de las grandes urbes, principalmente las zonas de campo y áreas rurales menos visitadas. Por ejemplo, se habla de enclaves como Tohoku, Kanazawa y Naoshima, los cuales ofrecen “experiencias auténticas”, con atractivos comparables a los de las grandes ciudades, pero sin las desventajas de las aglomeraciones.
La divisa como factor de la demanda. Tal y como cuentan desde el sector del turismo nipón, el auge turístico se debe en parte a una tasa de cambio favorable entre el dólar australiano y el yen (o con el euro y el dólar), una tasa que ha mantenido precios accesibles para los viajeros.
Además, en comparación con los costes en Australia, comer fuera y disfrutar de actividades en Japón resulta significativamente más económico para los australianos, lo que ha incrementado aún más el atractivo del destino. De hecho, la tendencia ha llevado a agencias de viajes como Japan Holidays a suspender temporalmente la recepción de nuevas solicitudes debido a la alta demanda.
Explorar nuevos destinos. Por todo ello y antes los problemas de saturación, las agencias y el sector del turismo en Japón han comenzado a redirigir a los visitantes hacia áreas menos conocidas. A este respecto, Stuart McIntosh, un viajero frecuente, señalaba que regiones como Tohoku y Hokkaido ofrecen templos, cerezos en flor, onsen y gastronomía con una fracción de las multitudes.
Por su parte, Josh Khochaiche, un estudiante de arquitectura apasionado por la carpintería y la cultura japonesa ha adoptado este enfoque, incluyendo destinos como Naoshima en su itinerario y planeando futuras visitas a zonas rurales.
El sake como ejemplo. Y aquí surge una opción que está tomando gran fuerza en los últimos tiempos. La pandemia forzó a muchas empresas tradicionales japonesas, como Sasaki Shuzo, a replantearse su modelo de negocio. Su sake artesanal, elaborado desde 1893, enfrentó una crisis debido a la caída en las ventas a mayoristas durante las restricciones, lo que llevó a su propietario, Akira Sasaki, a abrir las puertas de su cervecería al turismo.
Aprovechando su ubicación cercana al Castillo Nijo, Sasaki implementó visitas guiadas para mostrar la tradición familiar del sake y fomentar el interés turístico en la región, una estrategia replicada por muchas cervecerías en Japón.
Impacto y desafíos de un patrimonio cultural. El sake, cuya técnica de producción fue reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural intangible, ahora se promueve con la inclusión de cervecerías en itinerarios turísticos para revitalizar comunidades rurales afectadas por el envejecimiento de la población y la falta de visitantes.
Cada cervecería, desde las urbanas como Sasaki Shuzo hasta las rurales como Tonoike Sake Brewery en Tochigi, adapta sus visitas a las condiciones locales, ofreciendo recorridos, catas de sake y actividades complementarias como visitas a agricultores y ceramistas. Estas experiencias buscan conectar a los visitantes con la historia y cultura de las regiones que visitan, fomentando la sostenibilidad económica y la valorización del patrimonio regional.
Turismo responsable. Esa es la idea de fondo. El mensaje de la JNTO es claro: más allá de los destinos tradicionales como Tokio y Kioto, Japón tiene un abanico amplio de experiencias culturales, paisajes y actividades por descubrir.
Además, este enfoque no solo beneficia a las comunidades locales, al distribuir mejor el impacto del turismo, sino que también enriquece la experiencia del viajero, permitiéndole conectar con la esencia del Japón auténtico. La planificación cuidadosa y la elección de rutas menos concurridas parecen ser las claves para disfrutar plenamente del país mientras se respeta su patrimonio cultural y natural.
Imagen | johnlsl