Un matemático calculó qué le pasará a la natalidad de Japón si nada cambia. Le salió una fecha donde habrá un solo niño
En el año 2007 se estrenaba en los cines ‘Hijos de los hombres ‘, una película de ciencia ficción que exploraba sobre las consecuencias socioeconómicas que tendría un planeta sin niños. No hace ni 20 años de aquella obra apocalíptica y ya no parece tan irreal en muchos sentidos. De hecho y como contamos, la fertilidad se está hundiendo incluso en los lugares más insospechados: los países pobres. Ahora, un matemático en Japón se ha atrevido a ir más allá con sus predicciones.
Primero serán los apellidos. La historia enlaza con otra que contamos a comienzos de 2024, cuando en un estudio dirigido por Hiroshi Yoshida, profesor de economía de la Universidad de Tohoku, se proyectó que para el año 2531 todos los ciudadanos japoneses compartirán el apellido Sato (el más común de la nación) si no se modifica la ley que obliga a las parejas casadas a adoptar un único apellido.
Dicha predicción buscaba destacar el impacto del sistema actual, instaurado en el siglo XIX, sobre la sociedad japonesa. Según Yoshida, el fenómeno podría llevar a una pérdida de identidad individual y patrimonial, así como a inconvenientes prácticos en la vida diaria, como la necesidad de identificarse por nombres de pila o números. Ahora el economista ha puesto la diana sobre la natalidad.
Un mundo sin niños. Yoshida ha querido ir más allá. Que Japón se enfrenta a una crisis demográfica sin precedentes, con proyecciones que pintan un sombrío panorama para el futuro, ya lo hemos contado ampliamente. Pero según el investigador, si la actual tendencia de disminución de la natalidad continúa, para el 5 de enero del año 2720, en 695 años, solo habrá un niño menor de 14 años en todo el país.
¿Cómo? Tal y como ha explicado Yoshida, realiza estas estimaciones anualmente desde 2012 utilizando un modelo basado en la tasa anual de declive de la población infantil, la misma que en abril de 2023 fue del 2.3%. Este ritmo de disminución ha adelantado la fecha proyectada en más de 100 años respecto a sus cálculos previos, lo que evidencia la gravedad del problema. Por supuesto, hablamos de especulación y puro ejercicio matemático, pero ese es precisamente el debate.
El desplome. Como cuenta en su trabajo, la tasa de natalidad en Japón continúa cayendo de forma alarmante. En 2023, alcanzó un mínimo histórico de 1.20 hijos por mujer, y en Tokio la cifra cayó por primera vez por debajo de 1, situándose en 0.99.
Este descenso se atribuye en parte a la baja tasa de matrimonios, ya que cada vez menos personas deciden casarse. Hay datos que lo corroboran: de acuerdo con el censo de 2020, el 28% de los hombres y el 17.8% de las mujeres de 50 años nunca se habían casado, cifras que contrastan drásticamente con las de 1990, cuando solo el 5.6% de los hombres y el 4.3% de las mujeres en ese rango de edad permanecían solteros.
El gobierno actúa. Qué duda cabe, ante este panorama, el gobierno japonés ha intensificado sus esfuerzos para fomentar el matrimonio y, con ello, aumentar la natalidad. Una de las estrategias clave, o al menos una en la que se ha puesto especial énfasis, es el uso de aplicaciones de citas, que han ganado popularidad entre los jóvenes.
Según una encuesta reciente, una de cada cuatro parejas menores de 40 años que se casaron en el último año se conocieron a través de estas plataformas. En línea con esta tendencia, el Gobierno Metropolitano de Tokio lanzó en 2023 su propia app de citas con el objetivo de facilitar a los habitantes de la ciudad el acceso a potenciales parejas, promoviendo así la formación de familias.
Todos los caminos llevan al envejecimiento. Lo hemos estado contando este año. La población japonesa, cada vez más envejecida, plantea serios retos económicos y sociales para la nación. A este respecto, la proyección de Yoshida refleja un futuro lejano, por supuesto, pero también plantea una urgencia inmediata para implementar medidas efectivas que reviertan la tendencia.
Como subraya el matemático, de lo contrario, Japón podría enfrentarse a una severa crisis de sostenibilidad, con una fuerza laboral en declive y una creciente carga para las generaciones futuras. En este punto, la combinación de incentivos gubernamentales, cambios culturales y políticas sociales inclusivas será crucial para evitar el colapso demográfico y garantizar un futuro más estable para el país.
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