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Llevamos años hablando del colapso de la AMOC. Un equipo acaba de descubrir que es más resistente de lo que creíamos

«La corriente del Golfo podría colapsar tan pronto como 2025«, «Las corrientes oceánicas que regulan la temperatura global podrían pararse en 2025 con graves consecuencias para el clima» o «el cambio climático podría provocar una glaciación de Europa«. Durante los últimos años, las noticias de la «anunciada muerte de la AMOC» han llenado decenas de artículos de internet. Aquí en Xataka también.

Pues bien, un grupo de investigadores acaba de levantar la mano en mitad de la bulliciosa escena de la ciencia climática y han dicho que quizás no estemos precipitando. 

Hablemos de la AMOC. La circulación de retorno meridional del Atlántico (‘Atlantic Meridional Overturning Circulation’) es el ramal del Atlántico norte de la circulación termohalina. Como el sol no calienta el mar igual en todos los sitios y los flujos de agua dulce llegan al océano por puntos muy concreto, este es el mecanismo básico por el que los océanos equilibran las diferencias de temperatura y salinidad.

La AMOC es buen ejemplo de esa regulación. Al fin y al cabo, como explicaban desde AEMET, se trata de un «flujo oceánico norte-sur a escala de la cuenca atlántica que se inicia con hundimiento hasta el fondo de agua fría del mar frente a Groenlandia, fluyendo posteriormente hacia el sur, y siendo reemplazada por agua más caliente que fluye en la superficie desde el sur, transfiriendo calor desde los trópicos a la costa este de Norteamérica y la costa oeste de Europa».

Por eso, se trata de un mecanismo clave.

Lo que nos pasaría sin la AMOC. «Sin ella, Europa occidental y el este de América del norte se enfriarían significativamente, con un gran número de efectos adversos potenciales», decía Sánchez Laulhé. Hablamos de un «enfriamiento generalizado en todo el Atlántico norte y hemisferio norte en general» que derrumbaría la temperatura en Europa bajaría varios grados y provocaría un «fortalecimiento de las  borrascas de invierno, con más y más potentes ciclogénesis explosivas» y una «mayor proporción de precipitaciones  cayendo en forma de nieve en toda Europa».

No es raro que tenga preocupados a los climatólogos.

De hecho, hemos hablado de ella durante los últimos años. Hemos hablado mucho. Y, pese a ello, no está claro qué va a pasar. Por un lado, sabemos que la corriente ha desaparecido en otras ocasiones y (al menos a nivel teórico) que el calentamiento global puede ser un factor que la debilite. Por el otro, las mediciones que se han ido realizando decían que la AMOC se mantenía estable.

¿Entonces? ¿En qué quedamos? Para responder a esa pregunta un equipo de científicos de la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI) decidió cuantificar la historia reciente de la corriente para ver qué podíamos esperar. La metodología es nueva, pero es interesante: han estudiado dos conjuntos de datos de reanálisis sobre el flujo de calor aire-mar.

Como explicaba Martín León, «Dado que hay muchos procesos que conducen a una gran variabilidad interanual en la AMOC, [estos datos] están correlacionados más fuertemente en esas escalas de tiempo, a diferencia de los promedios anuales».

Según acaban de publicar en ‘Nature Communications’, sus conclusiones son muy llamativas: la AMOC no habría disminuido en los últimos 60 años. Evidenteente, esto no quiere decir nada sobre su futuro a medio plazo; pero sí que parece claro que los efectos que deberíamos de haber visto no se han producido.

¿Qué podemos esperar? Nadie lo tiene muy claro. Según Nicholas P. Foukal, profesor asistente en la Universidad de Georgia y coautor del estudio, la lectura más optimista es que «este trabajo indica que todavía hay tiempo para actuar antes de que lleguemos a ese posible punto de inflexión».

Agarrémonos a ello.

Imagen | Sean P

En Xataka | Llevamos años temiendo el desvanecimiento de la corriente AMOC. Tenemos buenas noticias

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