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Acabamos de descubrir uno de los secretos mejor guardados de la dieta Mediterránea: sus compuestos

Poco se puede decir que no nos hayan contado ya sobre las virtudes de la dieta mediterránea. Sin embargo, algunos científicos aún persisten en el estudio de esta dieta y sus componentes, con cuestiones sobre qué es lo que hace a esta dieta más beneficiosa o qué podemos aprender de ella.

Un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona trata de responder a esta segunda pregunta.

Compuestos muy presentes. Para hacerlo, el equipo realizó un análisis enfocado en una selección de compuestos clave que podemos encontrar en plantas como el ajo, azafrán, olivo o romero, entre otras. Se trata de plantas estrechamente relacionadas con la dieta mediterránea ya que aportan algunos de los ingredientes y condimentos más usados en ella.

El equipo responsable del estudio señala que algunos de estos componentes activos son “prometedores” a la hora de pensar tratamientos para enfermedades como la aterosclerosis. También indican que podrían ayudar a reducir el riesgo de sufrir problemas como el infarto de miocardio o accidentes cerebrovasculares.

Plantas y dieta mediterránea. La dieta mediterránea está muy vinculada a una serie de ingredientes y condimentos, muchos de ellos extraídos de plantas que podemos encontrar en las regiones colindantes al mar que baña las costas de países europeos, asiáticos y africanos.

El equipo partió de seis plantas “representativas”: el ajo (Allium sativum), el arbusto espino blanco (Crataegus monogyna), el azafrán (Crocussativus), el olivo (Olea europaea), el romero (Salvia rosmarinus), y la vid (Vitis vinifera).

El estudio se centró sin embargo en una quincena de compuestos bioactivos presentes en estas plantas: trisulfuro de dialilo, alicina y S-alilo [cisteína] (en el ajo); quercetina, apigenina y ácido clorogénico (en el arbusto espino blanco); crocina y safranal (en el azafrán); ácido oleico, oleuropeína, hidroxitirosol y oleaceína (en el olivo); ácido rosmarínico y ácido carnósico (en el romero); y el resveratrol (en la vid).

Analizando la literatura. El equipo llevó a cabo una revisión de la literatura científica centrándose en estos compuestos y sus potenciales propiedades en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Es decir, se buscó entre estudios publicados anteriormente aquellos que analizaran los potenciales beneficios de estos compuestos.

Los detalles del proceso fueron publicados en un artículo en la revista Food Bioscience.

Mezclas y dosificación. El equipo explica que los extractos basados en estos compuestos es “prometedor”, pero también señala algunos factores a considerar. Por ejemplo, el llamado “efecto matriz”. Este se refiere al hecho de que la ingestión combinada de estos compuestos con otros puede alterar la eficacia de sus efectos terapéuticos, tanto para mejorar como para disminuir estos efectos.

Esto, junto a la cantidad, mayor o menor, de un compuesto que contenga un alimento implica que no siempre es posible extrapolar los beneficios de un compuesto al alimento que lo contiene. Comprender las interacciones entre distintos compuestos, destaca el equipo, es “esencial” para optimizar su aplicación terapéutica.

Un último detalle en el que incide el equipo es la necesidad de no equiparar lo “natural” con lo mejor, aún en estos contextos. “La etiqueta de ‘natural’ no garantiza la seguridad, y esto enfatiza la necesidad de priorizar los estudios farmacocinéticos, toxicológicos y clínicos para evaluar su eficacia, seguridad y eficiencia en comparación con los medicamentos existentes”, recalcan en su nota de prensa.

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Imagen | Angeleses

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