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Por un motivo tan estúpido como divertido, alguien puso seis ruedas y dos motores a un Renault 5 Turbo. Y el resultado fue genial

Los coches de seis ruedas siempre han generado cierta fascinación. Desde el famoso Tyrrel P34 con el que Jody Scheckter consiguió ganar una carrera de Fórmula 1 hasta los Mercedes G63 AMG 6×6 que se hicieron famosos por su presencia descomunal y su capacidad para superar cualquier obstáculo en el desierto.

La historia que traemos hoy tiene un poco de lo primero y un mucho de lo segundo. De lo primero porque, podríamos pensar, un Renault 5 Turbo tiene mucho más que ver con un «pequeño» Tyrrel P34 (al menos si pensamos en sus 4,32 metros de largo por los 5,63 metros máximos que puede medir un Fórmula 1 actual) que con un gigantesco Mercedes de tres ejes.

Pero también tiene de lo segundo porque el germen original de este Renault 5 Turbo de seis ruedas nació con la idea de superar cualquier obstáculo que se le presentase por el camino. Cualquier obstáculo que, por ejemplo, pudiera encontrarse en el Dakar.

Sí, en el Dakar.

Un Dakar muy loco como publicidad

Quienes se acercaran a la salida del Rally París-Dakar de 1980 se debieron encontrar con una estampa tan maravillosa como alucinante. Tan pronto podías encontrarte con cuatro insensatos que pretendían cruzar África con una Vespa como un Renault 5 modificado para cobijar seis ruedas.

Porque ese era, exactamente, el gran objetivo por el que Cristian de Léotard tomó la base de uno de los deportivos más icónicos de aquellos días para convertirlo en un coche de tres ejes, seis ruedas, dos motores y, por supuesto, dos cajas de cambios.

Léotard estaba especializado en ese tipo de modificaciones y, de hecho, ya había experimentado con una Citroën C15 de seis ruedas. ¿Pensabas que el rendimiento de la mítica furgoneta no se podía mejorar? No sería su única gran obra. De hecho, el Mercedes Clase G 6×6 tiene su origen en el taller de este preparador francés.

Pero su creación más llamativa, rara e icónica es, desde luego, el Renault 5 Turbo 6×6. Animado por su pasión por la mecánica y las carreras offroad, Léotard fue ganando experiencia trabajando dentro de Tissier, una empresa carrocera especializada en todo tipo de extravagancias, como un Citroën CX camperizado que parecía guardar toda una ciudad dentro de sí mismo.

Con los años, Léotard tomó su propio camino para fundar ADPL (Applicaton des Procédés Léotard) que, sin duda, parece un homenaje a ADPT (Applicaton des Procédés Tissier), la compañía en la que creció laboralmente y en la que buscó todas las soluciones posibles para crear un Range Rover de seis ruedas.

Aquello debió ser el germen de su proyecto más loco: coger dos Renault 5, pegarlos, conseguir que funcionara con seis ruedas y enfrentarlo a la arena del Dakar. Y lo hizo con gran éxito si atendemos a las cifras. El engendro no se fue demasiado de madre (4,21 metros que son 10 centímetros más que un Renault 4 eléctrico actual) y sólo añadió 100 kg más al conjunto, quedando por debajo de la tonelada, según explican en 12 Cilindros.

La imagen era tan poderosa que no podía dejar pasar la oportunidad. Si quería vender su creación a nuevos clientes tenía que demostrar que el coche no sólo era funcional, también debía ser resistente. El Dakar y su dureza eran su mejor oportunidad y trató de aprovecharla al máximo.

Aunque tuvo que retirarse por problemas mecánicos, el rally le había generado la publicidad suficiente para hacerse un nombre en el mercado y, desde luego, la referencia para todos aquellos locos que quisieran poner dos ruedas extra a su Renault 5.

Seis ruedas, dos motores y dos cajas de cambios

Uno de aquellos locos encargó el que sería uno de los proyectos más extravagantes de Léotard. Hacer de un Renault 5 Turbo un coche de seis ruedas completamente funcional y efectivo.

Para mantener la esencia deportiva del coche y hacerlo tan extremo como el original, Léotard volvió a «pegar» dos Renault 5 pero esta vez también aprovechó para instalar un segundo motor en la parte delantera. El Renault 5 Turbo está empujado por un propulsor que envía toda su fuerza a las ruedas traseras.

Para que también fuera efectivo desde el eje delantero se decidió instalar un segundo motor de origen Alpine de 93 CV bajo el capó delantero para enviar la fuerza a las ruedas delanteras.


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Explican en Motorpasión que Léotard describió su invento como «un tren con dos locomotoras».  Para hacer funcionar los dos motores, el coche contaba con dos cajas de cambios independientes y, por tanto, con dos palancas en la zona delantera que estaban sincronizadas.

El coche era, sin duda, resultado del buen hacer conseguido con su proyecto para el Dakar. Un coche que, en palabras de SixMania (donde puedes consultar más fotografías del proyecto), conseguía una frenada mucho más efectiva que la del vehículo original, ya que se habían sustituido los frenos de tambor por discos de freno en todas sus ruedas. Además, aseguraban que la estabilidad se había mejorado y que ofrecía un enorme rendimiento en terrenos irregulares.

Esta versión offroad sí sobrevivió pero no puede decir lo mismo la versión Turbo de este extraño Renault 5 6×6. A comienzos de la década de los 2000, el coche sufrió un incendio que lo dejó destrozado casi en su totalidad. La restauración nunca se consiguió antes de que Cristian de Léotard falleciera en 2014 aunque en Secret Classics aseguran que un último coleccionista se hizo con lo que quedaba del coche para intentar devolverlo a la vida.

Foto | !Koss

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