El método del microondas para desinfectar las esponjas tiene sus ventajas. Y un importante riesgo a tener en cuenta
La higiene en la cocina puede evitarnos algún que otro problema con la salud. Las cocinas son áreas propicias para la aparición de microorganismos, algunos de ellos con la capacidad de causarnos infecciones.
Mantener la cocina limpia es por eso importante pero a veces la solución a este problema esconde una amenaza semejante. En nuestras cocinas, los trapos y bayetas que utilizamos para limpiar pueden esconder nuevos microorganismos que reduzcan nuestra eficacia al limpiar.
Para evitar este problema es recomendable cambiar con cierta frecuencia este tipo de utensilios de limpieza, utensilios como las esponjas con las que fregamos los platos. Esta es sin duda la mejor manera de garantizar que nuestros utensilios de limpieza se encuentren perfectamente desinfectados, pero lo más probable es que, por economía o por despiste, acabemos estirando la vida útil de estos objetos más de la cuenta.
Por lo que también puede ser útil conocer formas de mantener los gérmenes a raya en nuestras esponjas y en objetos similares. Productos de limpieza como la lejía son utilizados en muchos hogares para cumplir la función de desinfectar bayetas y trapos. Aunque esta solución es generalmente eficaz, debemos ser cautelosos para evitar la posible mezcla entre productos de limpieza, que podría implicar otro tipo de riesgos.
En el caso de las esponjas, existe una alternativa: utilizar el calor para esterilizarlas. consiste en remojar las esponjas e introducirlas durante un minuto en el microondas. El “truco del microondas” es eficaz para eliminar algunos microorganismos patógenos, pero hay algunos aspectos a tener en cuenta para que este truco no implique más riesgos que ventajas.
Lo primero que nos debemos preguntar es, ¿sirve de algo? La respuesta es que sí, calentar nuestras esponjas con un microondas puede acabar con algunos de los microorganismos que proliferan en su interior, y lo hace con relativa eficacia.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Florida y publicado en 2006 en la revista Journal of Environmental Health puso a prueba el método. El equipo sumergió una esponja en aguas contaminadas por una variedad de patógenos, incluyendo distintos tipos de bacterias, virus y organismos parasitarios. Observaron que dos minutos a máxima potencia servían para eliminar el 99% de estos.
Estudios posteriores validaron este análisis. Por ejemplo, en uno publicado en 2009 en la revista Food Control, se observó que un minuto de acción del microondas generaba una mayor reducción del número de patógenos en la esponja que un tratamiento químico desinfectante.
Arma de doble filo
Utilizar el microondas puede ser una forma eficaz de inactivar patógenos ocultos en nuestras esponjas pero también presenta un riesgo importante que quizás pueda resultarnos disuasorio: el fuego.
Las esponjas, calentadas en el microondas, pueden arder. Esto no solo impedirá que cumplamos nuestro objetivo de alargar la vida útil de este objeto, también puede suponer un riesgo importante si el fuego se extiende. Es por eso que quienes proponen el uso del microondas como herramienta desinfectante recalquen algunas precauciones a tomar:
La primera es no introducir esponjas que contengan elementos metálicos adheridos. En segundo lugar, la esponja debe remojarse bien antes de ser introducida al microondas. En tercer lugar, debemos tener en cuenta que con un minuto a máxima potencia debería ser suficiente para lograr nuestro objetivo y, en cualquier caso, no tener el microondas encendido por más de dos minutos. Finalmente, será mejor dejar enfriar la esponja antes de retirarla, no por el riesgo de incendio sino para evitar quemaduras.
Existen otras alternativas si queremos evitar el riesgo de ver nuestra esponja arder. Ya hemos señalado la posibilidad de limpiarlas con un desinfectante químico como la lejía (hipoclorito de sodio) en solución en agua. El estudio de 2009 publicado en Food Control señalaba otra alterativa también eficaz: la de lavar las esponjas en el lavavajillas (si disponemos de uno de estos aparatos, claro). Según el estudio, método puede ser tan eficaz como el del microondas y más que el uso de desinfectantes químicos como los que tenemos en nuestros hogares.
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