El consumo de anfetaminas en España se concentra en una comunidad autónoma. Y lo sabemos con un "sencillo" truco
Las encuestas son muy útiles para eso de “tomar el pulso” a la población, pero también pueden mentir (o al menos engañar) de muchas formas. No esto no es cosa de cocina y de cómo se interpretan sus resultados: a veces la falta de verdad viene de base, y es que preguntar por algunos temas puede resultar muy delicado.
Y un gran ejemplo de esto lo encontramos en sustancias ilegales, como las drogas.
Informe OEDA. El último informe elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas indagó no solo en las percepciones sociales sobre el consumo de drogas de los españoles, sino también en sus hábitos de consumo.
Uno de los resultados más llamativos fue el “claro diferencial” en el patrón de consumo de anfetaminas: y es que el informe halló que el consumo de esta sustancia se encontraba concentrado en una comunidad autónoma: Euskadi.
Las estimaciones sobre el consumo de esta sustancia en la Comunidad Autónoma Vasca superan con creces la media estatal y los registros en las regiones tratadas en el informe. Según estos cálculos, el consumo de speed (nombre con el que también se hace referencia a esta sustancia) oscila, según áreas entre los 700 y 2.100 miligramos al día por cada 1.000 habitantes, mientras que el en el resto de áreas de estudio el consumo estimado medio era de 24 mg/(día 1.000 hab.).
No tan fácil como parece. Estimar el consumo de esta y otras sustancias puede resultar complicado. En el caso de las drogas ilegales, su naturaleza ilícita hace complicada la tarea de indagar en su consumo a través de simples encuestas. A esto hay que sumar la percepción social de las drogas como tabú, algo que también se aplica a sustancias legales como el alcohol y el tabaco.
Entonces, ¿cómo salvan este escollo los científicos que estudian estas sustancias? Los informes de la OEDA realizan consultas a la población para conocer su percepción sobre este tipo de sustancias (tanto las legales como las ilegales). Sin embargo, para conocer los hábitos de consumo de drogas siguen otra estrategia: buscar en los desechos.
Aguas residuales. Concretamente, en las aguas residuales. Nuestro cuerpo desecha estas sustancias o sus metabolitos (los compuestos derivados de la medicalización de un compuesto) a través de la orina, lo que implica que las pruebas acaban en nuestras aguas residuales y de ahí en las plantas de tratamiento de aguas.
El equipo responsable del análisis tomó muestras de agua en una serie de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) repartidas en diversas comunidades autónomas, 28 en total. Las muestras se tomaron a lo largo de una semana (generalmente en primavera) en los años entre 2021 y 2023. En algunas de las estaciones se tomaron muestras adicionales en la segunda mitad del año.
Distintos hábitos. Ninguna de las sustancias analizadas presentaba un patrón de consumo tan centrado como el caso de las anfetaminas, aunque en el caso del cannabis, por ejemplo, sí pueden entreverse algunas tendencias con las estaciones catalanas y la estación canaria señalando las áreas de mayor consumo. En promedio, se estimó un consumo de 13 g/(día 1.000 hab.) de THC (Tetrahidrocannabidiol).
El estudio de las aguas residuales también nos da información sobre sustancias legales como el alcohol y la nicotina. La lectura mediana del etanol de las EDAR nacionales arrojaba un consumo estimado de 7,6 L/(día 1.000 hab.). En el caso de la nicotina por su parte, la mediana global indicaba un consumo de 1.641 mg/(día 1.000 hab.).
No solo España. Este tipo de análisis basados en las aguas residuales no son exclusivos de España. A nivel europeo también podemos encontrar estudios similares. Otro estudio reciente realizado por la European Union Drugs Agency (EUDA) analizó los patrones de consumo en países europeos y observó que España (así como los Países Bajos) mostraban un consumo relativamente elevado de sustancias como la cocaína, MDMA, THC o ketamina.
Eso sí, en este caso, el estudio analizó menos estaciones de tratamiento de aguas: seis ubicadas en distintos puntos del litoral mediterráneo y una más en Galicia. La concentración de estaciones en el Mediterráneo y ausencia de muestras en otras zonas altamente pobladas como Madrid implica una seria limitación en este estudio si queremos extrapolar sus resultados al conjunto.
Imagen | Colin Davis / abdo alshreef