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En Toledo hay agricultores declarándose en guerra por un motivo peculiar: la exigencia de instalar baños en el campo

A los agricultores de Toledo que se dedican al cultivo de la aceituna hay algo que estos días les preocupa tanto o más que la deriva del precio del aceite, la amenaza del granizo y la sequía o las plagas: los retretes portátiles. Y el motivo es simple. No tenerlos se ha traducido ya en expedientes sancionadores en los campos de la provincia, según denuncia Unión de Uniones de Castilla-La Mancha.

«Es la gota que colma el vaso», lamenta el sindicato.

¿Dónde está el baño? El caso lo denunció en su web el 16 de enero la Unión de Uniones de Castilla-La Mancha y desde entonces ha saltado a medios regionales y del resto del país. Básicamente y siempre según la versión del sindicato, hace poco, en plena campaña de la aceituna, algunos agricultores toledanos se encontraron con expedientes sancionadores por no disponer de inodoros en sus olivares.

«En estos días están teniendo lugar inspecciones durante la campaña de aceituna en la provincia de Toledo. Aunque pueda parecer increíble, alguno de los motivos de sanción son la inexistencia de servicios para cagar y mear en el campo».

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Un ‘despiste’ caro. En su comunicado el sindicato agrario no aporta muchos más detalles de lo ocurrido, más allá de la referencia a Toledo y denunciar que las sanciones partieron de dos funcionarias de Trabajo. Durante una entrevista con 20Minutos, Anastasio Yébenes, parte de la ejecutiva del sindicato, aporta algunas pistas más y detalla que el episodio ocurrió en la comarca de La Sagrada.

«Se presentaron dos inspectoras y al comprobar que no había retretes públicos en el campo, les abrieron expedientes sancionadores», relata. El problema es que esas actas suponen algo más que una llamada de atención a los dueños de los campos. «Pueden llevar aparejados cuantiosas multas de más de 2.000 euros».

Queja furibunda. Aquello no gustó a los agricultores del sindicato. Nada. De hecho lanzaron un comunicado furibundo. «La situación supera el absurdo, se convierte en un esperpento, en una astracanada», censura la organización, que reconoce no entender cómo durante las inspecciones uno de los motivos de sanción fue «la inexistencia de servicios para cagar y mear en el campo».

«Lo que pide la inspección de Trabajo viene a ser algo así como exigirle a la brigada que arregla la línea de alta tensión que porte un servicio o al grupo de alta montaña de la Guardia Civil o el Seprona que en todas y cada una de sus salidas transporten un baño móvil. ¿A que parece una tontería? Pues una tontería es un motivo de sanción», lamentan, sin ocultar su enfado: «Los agricultores hemos llegado a la conclusión de que tanto los inspectores como la Guardia Civil llevan pañales».

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«¿Es higiénico?» Yébenes va más allá y cuestiona el fondo de la exigencia. «Hablan de cuestiones medioambientales, pero ¿tú crees que es higiénico llevar a cuestas un baño químico que se va meneando por los caminos cuando puedes estar tranquilamente al aire libre en el campo como se ha hecho toda la vida? ¡Además, es abono orgánico! No contaminamos nada. Es todo un sinsentido», subraya.

«La ley dice que cualquier centro de trabajo tiene que tener baños, y por supuesto que debe tenerlos, pero el problema es qué entendemos por centro de trabajo. Si aplicamos esa regla a rajatabla, un viajante, una patrulla dela Guardia Civil o las propias inspectoras que vinieron a abrir los expedientes también tendrían que llevar un baño portátil en el coche», reflexiona en declaraciones a 20Minutos.

Con el WC a cuestas. El portavoz recuerda que no es extraño encontrarse con aseos en las explotaciones agrícolas, pero no están en el campo, entre los olivos. Se sitúan en «almacenes o naves donde se guarda maquinaria», razona Yébenes antes de matizar que dentro del sector hay instalaciones muy diferentes: poco tiene que ver por ejemplo un invernadero donde el trabajador apenas se mueve unos metros que un olivar de 50 hectáreas, argumenta. «¡Por dios! ¿Cómo lo haces? Si un día trabajas en una hectárea, luego en otra… ¿Te llevas el váter en carro?»

Añadiendo (más) presión. El sindicato agrario recuerda además que el episodio de los inodoros llega en un momento especialmente delicado para el sector, que el año pasado protagonizó varias tractoradas para reclamar «precios justos», la revisión de la Política Agraria Común o una mejora de sus condiciones. La propia Unión clamaba hace poco por «la especulación» que detecta en concreto en torno al precio del aceite y que afecta directamente a los agricultores.

«Si unimos este nuevo desaguisado a la bajada injustificada del precio del aceite, la especulación, el aumento de costes de producción, la mala climatología y los juegos de malabares para cumplir las normativas ambientales y burocráticas de la nueva PAC, se comprende la desesperada situación del sector olivarero y agropecuario».

¿Cómo acabó el caso? El comunicado del sindicato terminaba rogando a Inspección de Trabajo que «recapacitase» e insistía en que inspecciones como la de Toledo, «además de ridículas están generando intranquilidad y animadversión».

La petición parece haber surtido efecto. Al menos así lo cree Yébenes, que asegura que su queja ha llegado al ministerio y habla de un «caso puntual». «Se ha impuesto el sentido común y lo han paralizado. Los expedientes se van a archivar».

Imágenes | Grand Teton (Flickr) y Junta de Andalucía

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