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Las islas de Japón más cercanas a Taiwán han comenzado a evacuar la zona. Llevan dos años preparándose para lo peor

Durante décadas, Ishigaki fue un remanso de paz donde la mayor preocupación de sus habitantes era proteger sus cultivos del clima y las plagas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte la creciente tensión entre China y Taiwán (y Estados Unidos), ha convertido a la pequeña isla japonesa, ubicada a solo 300 km de Taiwán, en un potencial punto de conflicto. Como a Ishigaki, al resto de islas Sakishima, de la prefectura de Okinawa, les pasa lo mismo, y se están preparando para lo peor.

El caso de Ishigaki. Hace unos años, la isla ya comenzó a “armarse”. La instalación de misiles antibuque y antiaéreos en el enclave, parte de un ambicioso plan de modernización militar de Japón, buscaba fortalecer la defensa del país, pero también podría hacer de Ishigaki un blanco en caso de un enfrentamiento en la región. Agricultores como Tetsuhiro Kinjo, cuyo invernadero ahora está en la línea de fuego, le relataban al New York Times si podrán seguir viviendo en paz o si el paraíso que han construido desaparecerá bajo el fuego cruzado de las potencias.

De la oportunidad económica a la amenaza militar. Hace tiempo que Japón ha pasado de ver a China como una oportunidad de crecimiento económico a considerarla una amenaza directa a su seguridad. Durante años, la relación entre ambos países estuvo marcada por disputas territoriales, tensiones comerciales y la memoria de la Segunda Guerra Mundial, pero siempre con una postura política que evitaba confrontaciones.

Sin embargo, el endurecimiento del control de Pekín sobre Hong Kong y Xinjiang, su creciente dominio en las cadenas de suministro globales y sus movimientos agresivos en el Mar de China Oriental han generado un cambio en la percepción japonesa. La inclusión de Taiwán en el libro blanco de defensa de Japón por primera vez reflejaba la preocupación creciente de Tokio sobre el futuro de la isla y su impacto en la estabilidad regional.

El dilema. De fondo, la posibilidad de un conflicto en Taiwán genera un dilema estratégico para Japón. Algunos analistas temen que una guerra en la región no solo traiga enfrentamientos directos, sino que sirva como pretexto para que China intente apoderarse de los disputados islotes Senkaku, que administra Japón pero Pekín reclama como suyos. Dicha preocupación ha dado un nuevo impulso a los sectores políticos que buscan revisar la Constitución pacifista de Japón, un tema históricamente controversial, aunque cada vez más respaldado en el contexto actual.

No solo eso. El paso del tiempo no parece apaciguar la tensión entre Taiwán y China, sino todo lo contrario, así que Japón ha decidido preparar a sus islas más cercanas ante un eventual conflicto geopolítico de palabras mayores.

Planes de evacuación. Ante la creciente posibilidad de esa crisis en Taiwán, el gobierno japonés lleva desde 2023 diseñando planes de evacuación para aproximadamente 120.000 residentes de la cadena de islas Sakishima, en la prefectura de Okinawa. La estrategia busca trasladar a la población hacia la región de Kyushu y la prefectura de Yamaguchi, aunque enfrenta serios desafíos logísticos, desde la disponibilidad de transporte hasta la preparación de infraestructura adecuada para recibir a los evacuados.

La planificación se ha acelerado a medida que China muestra una postura más agresiva en el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional, aumentando las preocupaciones sobre una posible invasión de Taiwán y sus repercusiones en Japón.

Desafíos logísticos. Qué duda cabe, el gobierno japonés ha identificado múltiples obstáculos para una evacuación masiva en caso de conflicto. Los planes incluyen la habilitación de aeropuertos y puertos en Fukuoka y Kagoshima como puntos clave de salida, aunque el tiempo estimado para completar la evacuación de toda la población sería de al menos seis días, una cifra que los expertos consideran optimista y difícil de cumplir en un escenario de emergencia.

Además, la falta de infraestructura adecuada en los puertos y aeropuertos locales, como la necesidad de pistas de al menos 3.000 metros y mayor profundidad en los muelles para recibir barcos de gran tamaño, se ha señalado como un problema crítico. Quizás por todo ello, el transporte marítimo se contempla como una alternativa esencial, en especial para aquellos que no pueden volar por razones médicas (plus: las condiciones meteorológicas adversas podrían complicar su viabilidad). Paralelamente, se ha iniciado un plan para mejorar la capacidad de refugios en tierra firme, incluyendo la construcción de instalaciones subterráneas para proporcionar refugio temporal durante aproximadamente dos semanas en caso de ataque con misiles balísticos.

Simulacros y pruebas. Como decíamos, desde 2023, la nación ha llevado a cabo ejercicios de simulación para evaluar la viabilidad de la evacuación y mejorar la coordinación entre las autoridades locales y nacionales. En marzo de 2024 y esta misma semana de 2025 se han realizado ejercicios de mapeo bajo la Ley de Protección Civil, recreando un escenario de ataque inminente con parte de la población participando en el simulacro.

Además, a finales de 2024 las autoridades probaron un caso modelo en el que 1.000 residentes de la isla de Tarama fueron evacuados a instalaciones de refugio en la prefectura de Kumamoto. Pruebas, en definitiva, que han permitido identificar fallos en la coordinación y en la disponibilidad de recursos, lo que ha llevado a la revisión de los protocolos.

A este respecto, uno de los problemas más urgentes es el abastecimiento de alimentos y suministros para una población desplazada de esa magnitud, un desafío que requerirá una logística excepcional para garantizar la distribución eficiente de recursos.

La seguridad evacuando. Uno de los mayores riesgos identificados en estos planes es la vulnerabilidad de los transportes de evacuación a posibles ataques. A este respecto, un funcionario del gobierno ha advertido que los aviones y barcos que trasladen a la población civil podrían convertirse en objetivos militares, lo que haría imprescindible un refuerzo significativo de la defensa aérea y naval de Japón.

Además, esto ha reavivado el debate sobre el fortalecimiento de las capacidades defensivas del país, particularmente en un contexto donde Japón ha aumentado su presupuesto de defensa y ha reforzado su cooperación militar con Estados Unidos y otros aliados.

Un escenario incierto. Así las cosas, el creciente enfoque de Japón en la planificación de evacuaciones masivas refleja un cambio en su percepción de seguridad, pasando de una estrategia de disuasión a una preparación de lo más activa ante posibles contingencias militares.

Mientras las tensiones en el estrecho de Taiwán siguen escalando, la nación se encuentra en una carrera contra el tiempo para garantizar que su población esté protegida en el eventual caso de un conflicto que podría alterar el equilibrio geopolítico en Asia.

Imagen | Wikimedia, maru0522

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