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La copita antes de dormir para conciliar el sueño tiene un precio muy alto. Y va más allá de las calorías vacías

El alcohol es algo cultural. Brindamos como forma de celebrar cualquier acontecimiento y, aunque parece que las nuevas generaciones han dado un volantazo a los hábitos de consumo, en América, Asia y Europa bebemos mucho, mucho alcohol. Tanto que los siete países que encabezan la lista son europeos y hasta hay quien, tradicionalmente, tomaba una copa -o dos- como herramienta para conciliar el sueño.

Obviando otras implicaciones en nuestro organismo y pasando por alto el supuesto beneficio porque actúa como sedante, haciendo que conciliemos antes el sueño, los estudios confirman que beber alcohol para dormir es una idea terrible.

Bueno. Es curioso, pero durante un tiempo, “existió la idea de que beber con moderación era bueno para la salud”. Son las palabras a National Geographic de Ian Colrain, presidente y director de un instituto de investigación que ha publicado varios estudios sobre el insomnio y el consumo de alcohol antes de dormir. Ahora, puede parecer algo exagerado, pero la cultura popular está plagada de referencias a cómo un chupito de alcohol antes de dormir es beneficioso.

También, la publicidad se encargaba de esto, al igual que había estudios que afirmaban que el tabaco era bueno. Siempre es interesante mirar de dónde viene la financiación de esos estudios. Pero bueno, Colrain completó su discurso comentando que el enfoque había cambiado gracias a los estudios, apuntando que “no hay beneficios reales para la salud en beber”. Y eso incluye combatir el insomnio.

Copa antes de dormir. El insomnio es un problema para millones de personas. Aunque la idea que tenemos de ‘dormir bien’ está relacionada con ‘dormir del tirón’, parece que se trata de un mito y que vamos entrando y saliendo de las diferentes etapas del sueño. Incluso despertándonos varias veces durante la noche sin que nos demos cuenta. Pero conciliar el sueño, como decimos, es un problema y un incordio, algo que hay adultos que buscan remediar con un trago antes de dormir. Y no de leche, precisamente.

Aunque está demostrado que el café, el alcohol y el tabaco son nuestros enemigos cuando queremos conciliar el sueño, entre muchos otros, Colrain argumentó que, aunque a muchos les parece una buena idea tomar una copa antes de acostarse para, el precio a pagar es una peor calidad en el sueño.

Dormir peor. La lógica parece aplastante: un -o unos- tragos antes de dormir pueden tener efecto sedante, lo que ayuda a que conciliemos el sueño antes cuando nos metemos en la cama. El problema es que, si bien hay mitos relacionados con el sueño, que se trata de una actividad reparadora no es uno de ellos. De hecho, en los experimentos de privación del sueño que se han realizado con animales, la mayoría mueren al cabo de un mes.

“El sueño está diseñado para proporcionarnos una especie de vacaciones cardíacas, disminuyendo el ritmo cardíaco o la tensión arterial”, comentó Colrain. El problema es que “con el alcohol, el ritmo cardíaco se eleva y, si tomas varias copas antes de acostarte, te irás a la cama con una frecuencia cardíaca elevada”.

Cuantas copas son necesarias. En un estudio publicado en 2021, Colrain y su equipo comparó los efectos del consumo alto, bajo y nulo en alcohol desde media hora hasta dos horas antes de acostarse. Alto suponía cuatro bebidas para los hombres y tres para las mujeres; bajo eran dos bebidas para hombres y una para mujeres. El grupo que tomó placebo ingirió vino sin alcohol.

Lo que descubrieron fue que tanto el consumo alto como el bajo aumentaron la frecuencia cardíaca. Otros estudios se han centrado en el sueño REM, que es la fase en la que se producen la mayoría de los sueños y es una parte fundamental de esas “vacaciones para el organismo” que tenemos durante la noche. Si ese sueño REM no cumple su propósito, nos despertaremos peor.

Ni una sola prueba. Investigadores y médicos del sueño han argumentado estos últimos años que no hay pruebas de que cualquier cantidad de alcohol mejore la calidad del sueño. Como decimos, lo que sí han descubierto es que, si bien puede que unas copas ayuden a que durmamos más profundamente debido al mencionado efecto sedante, los ciclos de sueño REM se van a ver constantemente interrumpidos durante la noche, por lo que realmente habrás dormido peor.

Ironía. A la larga -aunque depende de la persona, ya que cada uno metaboliza el alcohol de una forma distinta-, el alcohol puede producir, precisamente, lo contrario. Trastornos del sueño han sido relacionados con el consumo de alcohol, lo que forma un círculo vicioso en personas que han dejado el alcohol.

Según Colrain, “los trastornos del sueño son una clara vía de recaída” al hacer que las personas que han tenido dependencia vuelvan a recaer por la promesa de ese sueño mejor gracias a la copa antes de dormir.

Soluciones. Evidentemente, no están en el alcohol. Durante años, la ciencia ha intentado dar respuesta a la pregunta de cómo dormirnos más rápido, con multitud de trucos y estrategias. El problema es que no hay una respuesta clara. Colrain comentó a National Geographic que algo que podemos hacer es beber un vaso de leche o una infusión sin teína ni cafeína.

También ayuda tener rutinas con el mismo horario cada día antes de dormir y podemos escuchar un podcast, pero nada demasiado animado como uno de crímenes. Y, por descontado, olvidarnos de un copazo antes de ir a la cama.

Imágenes | Jeff Siepman, Solving Healthcare

En Xataka | Hay una forma óptima de controlar nuestro consumo de alcohol (al menos según este grupo de científicos)

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