Un millonario vive de crucero en crucero desde hace 25 años: su mayor problema no ha sido el dinero, sino el equilibrio
Pasar unas vacaciones a bordo de un crucero es una opción turística cada vez más demandada incluso por los viajeros de alto poder adquisitivo. Sin embargo, Mario Salcedo, un millonario que hizo fortuna en las finanzas, decidió hace 25 años convertir su día a día en unas vacaciones. Desde entonces, ha estado enlazando viajes en crucero convirtiendo a estos colosos del mar en su hogar.
No obstante, esa vida de lujos a bordo de algunos de los mayores buques de recreo le ha pasado factura: ha perdido «sus piernas de tierra» y ya no es capaz de caminar en línea recta cuando llega a puerto.
Vivir siempre de vacaciones. El millonario de origen cubano contó en 2019 a The New York Times que nunca estuvo interesado en formar una familia, por lo que su vida en tierra firme sólo consistía en trabajar y trabajar. Así que un día decidió dejar atrás su apartamento en Miami y embarcarse en un crucero.
La experiencia le impactó tanto que desde entonces ha ido enlazando un crucero con otro y ahora su casa tiene varias cubiertas, piscinas, pistas de baile y unos vecinos fugaces con los que socializa siempre que puede. Tras ser un habitual entre el pasaje de la compañía Royal Caribbean, la tripulación ya le conoce como Super Mario. «No tengo vacaciones. La gente viene aquí para pasar unas vacaciones. Yo no, yo estoy aquí para vivir mi vida», explica el millonario.
La vida a bordo. El millonario inversor utiliza una mesa reservada en una de las cubiertas del crucero en la que puede leerse en un letrero escrito a mano «Oficina de Super Mario». Obviamente no se refieren al personaje de Nintendo, si no al lugar desde el que el millonario se sienta cada día durante unas horas ante su portátil para teletrabajar. De ese modo se ha pagado los más de 1.154 cruceros que ha completado en su vida en alta mar.
El millonario asegura dedicar entre 70.000 y 100.000 dólares al año para sus viajes. El millonario contó en una entrevista para la revista Condé Nast, que reservaba un camarote interior sin balcón, porque «no hago nada en mi camarote más que ducharme, vestirme y dormir», explicaba. El resto del día se le podía encontrar en su «oficina», socializando con otros viajeros o bailando en alguna de las salas de baile del barco. Para evitar tener que estar cambiando constantemente de camarote, Salcedo lo planifica con 150 reservas de antelación, enlazando una travesía con otra.
Lo peor de vivir en un crucero es llegar a puerto. Todo indicaría que el mayor coste de vivir en un crucero es el dinero. No obstante, para «Super Mario» el mayor sacrificio es bajar a tierra. Tras más de 25 años mecido por el vaivén de las olas en los mejores cruceros, el millonario ha desarrollado una rara enfermedad denominada Enfermedad del desembarque.
Este es un trastorno poco común que afecta al sistema vestibular del oído que afecta al equilibrio dando una sensación constante de movimiento incluso cuando se está estable e inmóvil en tierra firme.
Popularmente se lo conoce como «piernas de tierra». Habitualmente, este es un trastorno que se mantiene como mucho durante un par de días, pero cuando tu vida trascurre en alta mar, y solo pasas un total de quince días al año en tierra, la enfermedad se vuelve crónica. «He perdido mis piernas terrestres. Me balanceo tanto que no puedo caminar en línea recta. Estoy tan acostumbrado a estar en barcos que me siento más cómodo que en tierra», aseguraba en su entrevista.
No suele bajar a tierra. Es indudable que Mario Salcedo es encuentra a bordo de un crucero como pez en el agua, por lo que, las pocas veces que baja a tierra lo hace para tomar un avión que le lleve hasta su próximo crucero, cuando atracan en Miami para comprobar que todo sigue en orden en su apartamento o cuando tiene que hacer gestiones con el banco o visitas médicas.
Por suerte, salvo su problema con el equilibrio cuando pisa tierra firme, el sexagenario millonario goza de buena salud. Un factor clave para que «Super Mario» siga su aventura en alta mar, dado que las navieras prohíben que una persona que precise de un cuidado médico constante suba a bordo.
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Imagen | Royal Caribbean