Acabamos de reescribir la genealogía de los habitantes de la Cantabria del Paleolítico. Gracias a ADN hallado en el barro
Si queremos adentrarnos decenas de miles de años atrás en la genética de nuestros antepasados, el único camino que tenemos es el de estudiar los restos óseos en busca del escaso material genético remanente en ellos. O al menos ese solía ser el caso.
Hace 46.000 años. Porque un nuevo estudio ha logrado retrotraerse 46.000 años en el pasado analizando retos sedimentarios en una cueva cántabra. El material genético hallado mostró una ascendencia genética común entre los habitantes de la cueva y poblaciones asentadas en el sur de Francia en la misma era.
El Mirón y su Dama Roja. La historia del estudio del yacimiento arqueológico de la cueva de El Mirón, ubicada en Cantabria, comienza con unas excavaciones iniciadas en 1996. Las prospecciones arqueológicas darían uno de sus principales frutos en 2010, con el descubrimiento de la Dama Roja de El Mirón.
Se trataba de un esqueleto parcial que perteneció a una mujer de entre 35 y 40 años fallecida hace unos 19.000 años. El apelativo se debe al hecho de que los restos óseos fueron hallados recubiertos de una pintura roja de ocre cuyo origen no habría estado en el entorno directo de la cueva.
SedaDNA. Uno de los detalles más llamativos del estudio está en su metodología. El nuevo análisis de los restos del yacimiento no se centró en los restos óseos de la Dama Roja, ni siquiera en otro tipo de huesos. En lugar de ello se fijaron en el barro.
La metodología sedaDNA se centra en los restos sedimentarios de ADN que aún guardan información genética sobre los antiguos habitantes de la cueva, humanos o animales. Estos restos, explica el equipo responsable del estudio nos permiten retrotraernos eras muy anteriores a la de la Dama Roja, hasta 46.000 años atrás, en la era Musteriense, cuando los neandertales aún habitaban Europa.
De Fournol a Cantabria. Sin embargo, el periodo más relevante en el nuevo estudio es el Solutrense, el periodo en el que se produjo el último máximo glaciar, hace aproximadamente entre 25.000 y 21.000 años. El sedaDNA extraído en los estratos de esta era permitieron vincular genéticamente las poblaciones humanas que habitaron la cueva en esta era con otros grupos humanos.
Concretamente con el conocido como linaje Fournol, un grupo que vinculamos con algunos yacimientos en España y en Francia. El nuevo estudio nos permite trazar mejor las genealogías de los grupos humanos que habitaron el norte peninsular el en Paleolítico. Una genealogía que también abarca la ascendencia del linaje Villabruna, que habría llegado a la región en el bajo Magdaleniense, procedente de los Balcanes y del norte de Italia.
Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Nature Communications.
Grandes carnívoros. Otra clave del estudio está en los animales que habitaron la cueva y, por tanto, que podían ser encontrados en estos tiempos entre la fauna ibérica. El equipo halló trazas pertenecientes a carnívoros como leopardos y hienas, así como del dole, perro salvaje asiático o perro salvaje indio (Cuon alpinus), un cánido ahora presente en el sudeste de Asia. También encontraron ADN perteneciente a ungulados como mamuts y rinocerontes, además de ciervos.
Imagen | University of New Mexico