Las empresas de IA llevan años saltándose a la torera el copyright. Acaban de sufrir una inquietante derrota legal
Thomson Reuters ha ganado el primer caso importante contra la IA en Estados Unidos. Esta victoria legal puede acabar siendo un importante precedente en una guerra abierta que existe entre las empresas de IA generativa y los creadores humanos y empresas creadoras de contenidos.
Cuando ChatGPT ni existía. Una de las curiosidades del caso es que la demanda llegó en 2020, antes incluso de que se produjera la revolución creada por ChatGPT y otros modelos de IA generativa. En aquel momento Thomson Reuters demandó una la startup de IA llamada Ross Intelligence. Según ellos, la empresa había reproducido material de su división de investigación legal, llamada Westlaw.
El juez, inflexible. Como explican en Wired, los argumentos de la defensa no convencieron al juez Stephanos Bibas, de la Corte del Distrito de Delaware. En su sentencia indicó que «ninguna de las posibles defensas de Ross se sostiene. Las rechazo todas».
De uso justo, nada. Normalmente las empresas de IA se escudan en la doctrina del uso justo («fair use»). Este criterio legal mantiene que se permite un uso limitado de material protegido sin necesitar el permiso del dueño de esos derechos. Como explican en Wiredel uso justo se analizan cuatro factores: las razones de crear la obra, su naturaleza (si es un ensayo, un poema, una carta privada), la cantidad de material utilizado, y cómo ese uso impacta en el valor de mercado del original.
Cuidado con para qué copias. Thomson Reuters ganó dos de esos análisis, pero el cuarto era para el juez Bibas el más importante, porque Ross «quiso ocmpetir con Westlaw desarrollando un sustituto para el mercado». Es decir: les copiaron para tratar de competir con ellos en el mismo mercado.
Un precedente con un problema. Curiosamente Ross Intelligence cerró sus puertas en 2021, precisamente ante los costes del litigio. Ocurre justamente lo contrario con los gigantes de IA, que suelen tener muchos más recursos económicos a la hora de defenderse de este tipo de demandas. El precedente legal es sin duda relevante, pero puede resultar más difícil esgrimirlo si los costes de litigar no pueden ser soportados por los demandantes.
Cuidado, IA generativa. La aparición de todo tipo de modelos de IA generativa ha desatado una oleada de demandas por violación del copyright. Uno de los casos más importantes es el que The New York Times mantiene contra OpenAI, pero hay otros como el que afectan a Microsoft por GitHub Copilot, el de Stable Diffusion y Midjourney o el reciente escándalo de Meta y los libros con copyright que usó para entrenar sus modelos de IA.
Uso justo y competencia. Precisamente esta sentencia plantea un obstáculo legal importante para las empresas de IA. En primer lugar, por ese argumento del uso justo que ahora puede no funcionar. Y en segundo, por el hecho de que al usar esas obras protegidas por los derechos de autor, el impacto para las obras originales puede ser notable.
Imágenes | Wirestock | Solen Feyissa