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La vuelta a la oficina ha abierto un nuevo frente para la generación Z: compartir reuniones con boomers y millennials

La generación Z está marcando sus propias normas en el ámbito laboral, con cambios sustanciales en lo relativo a etiqueta y comportamiento con respecto a sus compañeros.

La encuesta realizada por PapersOwl a 2.000 jóvenes de entre 18 y 34 años revelaba que reglas de comportamiento que parecían básicas, no tenían la misma consideración para los jóvenes de la generación Z que se incorporan al mercado laboral.

Con la vuelta a las oficinas, los jóvenes de la generación Z se están adentrando en un nuevo escenario en que deben convivir físicamente con compañeros de otras generaciones, por lo que deberán adaptarse para evitar confrontaciones en las reuniones de trabajo.

Llegar 10 minutos tarde, es llegar tarde

Una de estas nuevas reglas de etiqueta que ha relajado la generación Zes la puntualidad. Cuando se trata de reuniones, ese es uno de los errores más comunes y es una de las principales faltas de respeto hacia el resto de asistentes.

Según contaba Arden Clise en una entrevista para Business Insider, experta en protocolo y relaciones profesionales, «Si todos llegan tarde, no se puede empezar una reunión a tiempo y no se logra lo que se necesita lograr», aseguraba Clise. En ese caso, la recomendación es dar un par de minutos de cortesía, pero comenzar la reunión sobre el horario previsto para no hacer perder el tiempo a quienes sí han llegado a tiempo.

La presencia del asistente en remoto

Si en la reunión participan personas en remoto, lo correcto es mantener la cámara encendida en todo momento para reforzar la presencia de la persona. Apagarla (salvo por problemas técnicos o incidencias puntuales) mientras se interviene o durante una conversación directa se considera una falta de respeto.

Sería el equivalente a que uno de los asistentes se dirigiera a otro dándole la espalda. En persona nunca lo harías, por lo que una forma de mantener ese «contacto visual» es mantener la cámara activa.

Las reuniones por videollamada ya suponen un reto en sí mismo por la complejidad de los sistemas de comunicación humana, impidiendo que se transmitan de forma efectiva todo el contexto de los microgestos que, subconscientemente, transmitimos los seres humanos estando cara a cara. Mantener la cámara apagada arruina cualquier posibilidad de comunicar de forma eficiente.

Nada de multitarea durante las reuniones

La multitarea es uno de los principales enemigos de la productividad y, además, según Clise una falta de respeto hacia el resto de asistentes. «Si no estás presente en la reunión, si estás haciendo otro trabajo, no vas a escuchar lo que está pasando. No vas a participar porque estás perdiendo esa oportunidad», aseguraba la experta en etiqueta.

A no ser que estés tomando notas, o revisando la documentación de la reunión, abstente de hacer otras tareas durante el trascurso de la reunión. Uno de los objetivos de las reuniones es poner en común determinados problemas o soluciones, por lo que se hace necesaria la contribución de los asistentes. Eso implica mantener la atención sobre el tema que se está tratando por si puedes aportar algo.

Si por el contrario, crees que tu presencia en esa reunión es totalmente innecesaria y te hace perder el tiempo, tal vez deberías negarte a asistir. Es algo que Elon Musk impone a sus empleados: si te aburres o tu presencia no aporta nada, vete.

Escribir excesivamente en el chat

Otro error que debe evitarse en las reuniones a distancia es escribir demasiado por el chat. Este canal puede usarse para añadir enlaces a documentos o información sobre lo que se está tratando, pero comentar la reunión de forma paralela a través del chat genera distracciones a los demás.

«Chatear es como mantener una conversación paralela en una reunión en persona», aseguró Clise. Lo mejor es usarlo con mesura y solo para cosas puntuales que aporte datos adicionales a los asistentes.

Monopolizar la conversación

El extremo opuesto a hacer otras cosas durante la reunión es monopolizar la conversación con constantes intervenciones, sin dejar opción a otros a compartir sus pensamientos y obstruir la comunicación.

Si tu papel es explicar un determinado proyecto, debe dejarse espacio para los comentarios de otros asistentes, dudas o posibles preguntas, en lugar de acaparar todo el tiempo o intentar eclipsar o interrumpir los comentarios de terceros.

«A veces es difícil en una reunión, especialmente en una reunión virtual, saber cuándo alguien terminó o va a terminar. Pero si eres alguien que interrumpe a los demás con regularidad… eso puede resultar muy ofensivo», señalaba la experta en relaciones laborales.

Derecho a hablar, pero también a callar

Las reuniones, sobre todo las presenciales, son todo un reto para las personas introvertidas. Tal y como destacaba Itziar García, directora de comunicación y relaciones institucionales de BlaBlaCar, no todos tenemos la misma capacidad para hablar en público, aunque sea frente a compañeros de trabajo, por lo que si alguien prefiere mantenerse en silencio, debe respetarse su decisión y no increparle por ello.

En lugar de eso, lo indicado es preguntar de forma educada qué piensan sobre un punto en concreto, reforzando su seguridad comentando que las buenas ideas que hayan podido tener en el pasado.

Cumplir los compromisos adquiridos

Uno de los motivos para tomar notas durante las reuniones es asegurarse de que todos los asistentes tienen claras las tareas que deben completar y el plazo para hacerlas.

Arden Clise asegura que uno de los errores más habituales es olvidarlas tan pronto como se sale de la reunión porque no se han anotado ni las tareas ni los plazos. Incumplirlo es una falta de respeto hacia el resto de compañeros que se han tomado la molestia de hacer su trabajo.

«No cumplir con tu parte de las tareas laborales no habla bien de ti. Si no haces tu trabajo, no ayudas a tus compañeros y no permites que la empresa logre sus objetivos», asegura la experta.

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Imagen | Unsplash (Cherrydeck)

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