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La debacle de Humane AI Pin es un problema para la industria: quién se volverá a fiar de un cacharro IA ahora

«Te escribimos para informarte de que, con efecto inmediato, daremos por finalizado el servicio de consumo Ai Pin debido a que nuestras prioridades comerciales han cambiado». Así, por las buenas. Ese ha sido parte del comunicado de Humane en el que explican a sus clientes que dejarán de dar servicio a su dispositivo.

HP compra Humane. La empresa Humane ha sido adquirida por 116 millones de dólares por parte de HP, y eso tiene dos consecuencias casi inmediatas. Para empezar, dejarán de vender el AI Pin. Y para terminar, los AI Pin existentes hasta la fecha dejarán de funcionar el próximo 28 de febrero. Se convertirán básicamente en un pequeño pisapapeles.

Muerte anunciada. Todo era expectación en Humane. Fundada hace dos años por exempleados de Apple con participación de Microsoft y OpenAI, planteó un dispositivo hardware «revolucionario» e impulsado por IA. Las primeras demos ya dejaban claro que algo no cuadraba, y las impresiones de los primeros clientes fueron decepcionantes. El lanzamiento acabó siendo un desastre, y la empresa pronto comenzó a buscar comprador. Lo ha encontrado, y ahora queda por ver qué hace HP con sus recursos. ¿Quizás usar su software en coches, móviles o altavoces?

El peligro de los vendemotos. El discurso de Humane fue impecable a nivel de marketing. Utilizó el gancho de la IA, parecía solucionar un problema y había teórico talento detrás. La realidad fue muy distinta, y ahora ese discurso deja claro que casi todo era humo en el Humane AI Pin.

Esto nos recuerda a las tragedias de Kickstarter. Con el Humane AI Pin hemos vivido una situación similar a la que otras veces hemos visto en las campañas de financiación colectiva de Kickstarter o IndieGogo. A pesar de haber servido para impulsar ideas y productos fantásticos (Pebble, Oculus), ha habido ocasiones en las que los creadores de un producto han engañado a los compradores creando expectativas que luego no se cumplían. Ha pasado tantas veces que la consecuencia es lógica: nuestra confianza en Kickstarter se ha visto muy dañada, y comprar productos en estas plataformas nos genera muchas dudas.

El otro fracaso tampoco ayudó. Los responsables del Rabbit R1 también parecen haber desaparecido del mapa. Ambos demostraron estar demasiado verdes durante su lanzamiento, pero lo peor es que tampoco mejoraron con el paso del tiempo. Las  opciones disponibles en uno y otro no eran más que aplicaciones glorificadas y que tenían mucho más sentido en nuestro móvil. Hace meses solo el 5% de las personas que compraron un Rabbit R1 lo usaban a diario. Hoy probablemente sean bastantes menos. 

¿Nos volveremos a fiar del hardware con IA? El fracaso del Rabbit R1 y la debacle de Humane con su AI Pin han provocado además una consecuencia terrible: el daño reputacional para el hardware de IA. No solo para estos dispositivos, sino para todos los que vengan después. Teniendo en cuenta cómo ambas empresas han engañado a sus usuarios, resultará difícil fiarse de futuros productos hardware que quieran aprovechar la IA como argumento de venta. 

Pero hay esperanza. A pesar de todo, esto nos deja una lección de la que podemos aprender mucho. Nosotros, y los fabricantes. Hay varios proyectos que apuntan a nuevos dispositivos hardware con IA. El más llamativo es probablemente el que están desarrollando OpenAI y SoftBank con la colaboración de Jony Ive, pero aquí parece que el producto destinado a aprovechar las prestaciones de la IA no es solo el móvil, sino las gafas conectadas: las Ray-Ban Meta comienzan a enseñar el camino, y aunque limitadas, sus prestaciones sí son prácticas. La empresa parece decidida a apostar por esta convergencia entre gafa e IA, y puede que esté en el camino adecuado.

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