Revisando datos de hace casi 30 años, unos científicos creen haber identificado un nuevo océano en una de las lunas de Júpiter
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El 21 de septiembre de 2003 la sonda Galileo se inmolaba en la densa atmósfera de Júpiter, el planeta que había estado investigando durante casi una década. 30 años después de la llegada de la sonda a la órbita joviana y más de 20 años después del fin de su misión, la sonda de la NASA nos sigue ofreciendo nueva información gracias a los viejos datos que nos envió en su día.
Un nuevo mundo oceánico. El estudio en cuestión ha indicado que Calisto es “muy probablemente” un mundo oceánico, un cuerpo rocoso cubierto por una capa de agua al menos en parte líquida. La clave del nuevo estudio ha estado en un uso más exhaustivo de los datos provistos por la misión Galileo, incluyendo todas sus mediciones magnéticas.
Calisto. Calisto es el satélite más lejano a su planeta de entre las llamadas cuatro lunas galileanas de Júpiter. Se trata también de la segunda mayor luna de Júpiter, con un tamaño simular al de Mercurio pero con una masa notablemente menor.
Uno de los detalles más llamativos es su superficie repleta de cráteres la cual da a Calisto un aspecto “similar a una pelota de golf”. La sospecha de que este satélite ocultaba un océano en su interior no es nueva, pero la intensidad de su ionosfera había supuesto un límite a nuestra capacidad de estudiar el interior de la luna joviana desde la distancia.
El motivo está en que los investigadores creían que la ionosfera del satélite, una región conductiva eléctricamente y ubicada en las capas más altas de la atmósfera de Calisto, podría estar “imitando” la huella magnética que emitiría un hipotético océano de agua salada y conductiva. Es decir, los astrónomos no podían saber si el magnetismo detectado procedía del exterior o del interior de la luna.
Una nueva mirada. Nuevos datos y herramientas de análisis han permitido resolver esta cuestión. El equipo responsable del nuevo estudio incorporó el conjunto de las mediciones magnéticas disponibles procedentes de las ocho ocasiones en las que la sonda Galileo sobrevoló Calisto.
Combinando métodos. El equipo combinó el análisis de los datos obtenidos por Galileo con un modelo que simulaba la ionosfera de Calisto. Compararon así los resultados de las observaciones con lo que lo sugerido en el modelo teórico.
A partir de los resultados obtenidos, el equipo responsable del estudio concluye que la ionosfera del satélite no puede por sí sola explicar el magnetismo detectado, pero que la existencia de un océano de agua salada bajo la superficie de la luna podría contribuir a las observaciones. Los resultados por tanto sugieren la existencia de tal océano.
Los detalles del análisis y sus resultados han sido publicados en un artículo en la revista AGU Advances.
Los mundos oceánicos de nuestro sistema solar. Calisto es solo uno más en la lista de los candidatos a mundos oceánicos en nuestro sistema solar, lista que incluye distintos cuerpos en los que creemos, con mayor o menor grado de certeza, que existen océanos. Esta lista incluye otras lunas como Europa, Ganímedes, Encédalo, Tritón, y también un planeta enano: Plutón.
Estos planetas son de gran interés para la astrobiología puesto que son los principales candidatos a albergar vida o las condiciones adecuadas para el surgimiento de esta en nuestro vecindario espacial. Es por eso que toda una nueva generación de sondas esté enfocada en el estudio de este tipo de entornos.
La lista incluye la misión Europa Clipper de la NASA, y la JUICE (Jupiter Icy Moons Explorer) de la Agencia Espacial Europea. La primera estará enfocada en analizar en profundidad la luna Europa mientras que la misión europea viajará a varias de estos mundos helados para recabar información sobre lo que esconden sus capas de hielo. A estas misiones se podría sumar la china Tianwen-4, cuyas observaciones también podrían darnos datos importantes sobre Calisto y su océano oculto.
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