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Las empresas de IA saben que competir es de perdedores. Todas buscan convertirse en el monopolio de la IA

«Si estás creando una empresa, a lo que aspirarás es a crear un monopolio y evitar la competencia. La competencia es de perdedores«. Esas palabras las pronunció Peter Thiel en una charla que dio a los alumnos de Stanford el 7 de octubre de 2014. Quien le dio paso para hablar, por cierto, fue Sam Altman.

Durante esos 50 minutos Thiel —cofundador de PayPal y Palantir, multimillonario, inversor de éxito, y obsesionado con el rejuvenecimiento— planteaba precisamente esa idea fundamental: la de que todas las empresas aspiran a convertirse en un monopolio. No lo dicen públicamente, claro —eso conlleva problemas legales y regulatorios—, pero el objetivo es ese.

Ha ocurrido en múltiples casos en el mundo de la tecnología. Windows es un monopolio de facto en los sistemas operativos de escritorio, Android e iOS son un duopolio aceptado en el de las plataformas móviles, y Google es un monopolio indiscutible en el mundo de las búsquedas. En todos esos casos, quienes han intentado competir —y ha habido intentos— han fracasado. La competencia, efectivamente, era de perdedores.

Otro monopolio a la vista: el de la IA

Y hete aquí que nos encontramos ante una situación que nos recuerda a todas las anteriores. En el mundo de la IA estamos viviendo una competencia feroz. Una en la que decenas de empresas tratan de desarrollar sus modelos y aplicaciones de IA para ganarle las partidas a las demás. Para convertirse en monopolios.

Openai

OpenAI lleva la delantera. La pregunta es si podrá mantener ese liderazgo.

¿Qué modelo de IA es mejor que los demás? No está del todo claro. La aparición de Grok 3 parece haber decantado la balanza en su favor, pero su teórica superioridad en algunas pruebas suena a lo mismo que sonaban otros lanzamientos previos: si realmente es el mejor, no durará mucho siéndolo.

De hecho, la competencia entre estos modelos ha hecho que estemos en una situación en la que, sinceramente, todos son bastante buenos. Habrá desde luego casos de uso en los que unos destacarán sobre otros —este programa mejor, este escribe mejor, este busca mejor— pero todo parece apuntar a que las diferencias serán cada vez menos evidentes.

Las mejoras que estamos viendo en el mercado son cada vez más pequeñas y, sobre todo, más caras. Grok 3 ha sido entrenado en el gigantesco supercluster de xAI con al menos 100.000 GPUs H100 de NVIDIA, pero a pesar de todos esos recursos y esa inversión, lo que ha conseguido la startup de Elon Musk es ponerse al nivel de sus compeditores, no ofrecer un producto que de repente sea notablemente mejor. Lo mismo con el inminente GPT-4.5.

¿Qué están intentando hacer ahora las empresas de IA? Dos cosas:

  1. Intentar hacer que sus productos sean más sencillos de usar: menos variedad de modelos, o al menos esconder esa variedad, como propone OpenAI en la futura y simplificada versión de ChatGPT.
  2. Como los modelos tradicionales no avanzan tanto, plantean nuevos modelos de razonamiento (DeepSeek R1, o3-mini) o agentes (Operator) que nos animen a pagar por suscripciones cada vez más caras.

Esa estrategia está una vez más destinada a lo mismo: que sus productos destaquen sobre la competencia y logren el objetivo deseado: crear el próximo gran monopolio.

En esa carrera hay por ahora un protagonista destacado, al menos si tenemos en cuenta el número de usarios de cada modelo. Según datos de CNBC y otros recolectados por Ed Zitron, la situación actual estimada es la siguiente:

  1. ChatGPT: 400 millones de usuarios activos semanalmente
  2. DeepSeek: 27 millones de usuarios activos mensualmente
  3. Gemini: 18  millones de usuarios activos mensualmente
  4. Copilot: 11 millones de usuarios activos mensualmente
  5. Perplexity: 8 millones de usuarios activos mensualmente
  6. Claude: 2 millones de usuarios activos mensualmente

Sorprenden especialmente los pocos usuarios que teóricamente tiene Claude, pero lo que es evidente es que hoy en día para millones de usuarios IA=ChatGPT. Llegar los primeros aquí ha marcado la diferencia para OpenAI, que además ha iterado de forma constante para mantener ese liderazgo.

¿Lograrán seguir haciéndolo? ¿Lograrán convertirse en el monopolio de facto de la IA? Desde luego tienen papeletas para ello, pero aún es muy pronto para poder decirlo. El avance frenético de esta tecnología hace que sea más difícil que nunca quién ganará la carrera… si es que hay un solo ganador.

De hecho, aquí la situación es muy distinta porque existen fuerzas que OpenAI no controla. Y son fuerzas demasiado relevantes.

  1. Windows: hay 1.400 millones de PCs activos con Windows en todo el mundo. Ese número incluye tanto a máquinas con Windows 10 omo con Windows 11.
  2. Android: hay 3.500 millones de dispositivos activos basados en Android.
  3. iOS/ipadOS: hay 2.350 millones de dispositivos activos basados en iOS.

¿Creéis que Microsoft, Google y Apple van a dejar que OpenAI se lleve el gato al agua? Ni mucho menos. Harán todo lo que puedan para que la IA que usemos en sus dispositivos sea la suya. Por eso el idilio entre Microsoft y OpenAI flaquea, y por eso Google y Apple están poco a poco —demasiado poco a poco en el caso de Apple— integrando más y más funciones de IA en sus móviles.

Esas empresas, monopolios de facto ya en sus mercados, tienen tan claro como Peter Thiel que la competencia es para perdedores. Probablemente lo tienen mucho más claro, sobre todo porque llevan siéndolo desde antes que Thiel diera su célebre charla.

Estamos pues ante una situación que es análoga a la del resto de negocios digitales con los que hemos convivido. En el mundo del streaming de audio Spotify es casi un monopolio (31,7% de cuota), mientras que en el del vídeo la cosa está bastante más repartida de momento aunque Netflix destaca. 

En el mundo del comercio electrónico Amazon marca el paso, en redes sociales a Facebook casi no hay quien le tosa, y tenemos más ejemplos como Uber, LinkedIn, Match Group (Tinder, OKCupid), o PayPal, que son también claros líderes en sus respectivos mercados. 

¿Hay competencia? Desde luego. ¿Logra la competencia cambiar las cosas? Normalmente, no demasiado: Firefox no las ha cambiado en navegadores, los sistemas operativos móviles que trataron de dar opciones a Android e iOS tampoco, y Bing desde luego no ha logrado captar demasiada cuota en buscadores. 

La IA Open Source como alternativa

Hay otro factor interesante adicional en el ámbito de la inteligencia artificial: los modelos Open Source. Linux no pudo triunfar en el escritorio —nunca fue su año— pero lo hizo en casi todo lo demás, y puede que los modelos de IA Open Source sean sorprendentes protagonistas de este terreno.

De hecho DeepSeek ha dejado claro cómo los modelos van a acabar convirtiéndose en una commodity, algo que ya damos por sentado —como tener un móvil en el bolsillo— y que lo que diferenciará a unos y otros es la capa de aplicación: qué nos permiten hacer sus servicios y aplicaciones con esos modelos. Es ahí donde los modelos de IA Open Source están ganando batallas, como han demostrado Perplexity o Freepik, que sin tener modelos propios —aprovechan modelos Open Source— plantean una idea potente: tú no te preocupes de la IA: lo importante es que podrás hacer lo que necesitas.

Quizás ahí esté la respuesta, después de todo. Quizás quien tenga la mejor de esas respuestas logre alcanzar el santo grial de las empresas de este segmento. Que no es tanto conseguir una AGI. Eso también, claro, pero ese es un medio para el fin último.

Convertirse en el monopolio de la IA.

Imagen | Adi Goldstein

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