Las acciones de Tesla están cayendo en picado por un simple motivo: siempre se basaron en un culto ciego a Elon Musk
¿Es Elon Musk la persona viva más importante?
Esta es la pregunta que se leía en algunos foros hace apenas un lustro. La defensa era su papel relevante a la hora de levantar Space X, Starlink, Neurolink y, por supuesto, Tesla.
Si la compañía de coches eléctricos ha superado su propio valle de la muerte después de 10 años arrojando pérdidas ha sido, entre otras cosas, por el culto a la figura de Elon Musk y sus promesas.
Decir que ha sido exclusivamente por esto último sería demasiado simplista. La compañía demostró que un coche eléctrico para el día a día y práctico en los viajes era posible. Se movió con astucia cuando pasaba por momentos difíciles pero también ha encadenado promesas que no se han cumplido, han llegado tarde o sólo a medias.
De que Tesla perdiera dinero durante mucho tiempo pero, al mismo tiempo, mantuviera el apoyo de los accionista tiene mucha culpa Elon Musk. El producto era casi revolucionario, con un interior que no se había visto hasta entonces en un coche y todo un «club Tesla» alrededor del vehículo. Conseguir que «coche eléctrico» fuera sinónimo de «Tesla» se construyó a base de una infraestructura propia, de un vehículo que no tenía comparación en el mercado y una base de seguidores que creyeron ciegamente en el producto.
Todo ello hizo que se elevara a Elon Musk a la altura de un pseudomesías que se ha mantenido hasta ahora. En 2010, Time ya incluía a Musk entre las 100 personas más relevantes del año. En 2014, El Confidencial ya le elevaba al primer puesto. En 2018, el astrofísico Neil deGrasse Tyson, reputado divulgador en Estados Unidos, comparaba su figura con Steve Jobs o Bill Gates y de él decía que estaba «inventando el futuro». En 2021, Time sí señaló a Musk como la persona más importante del año
En poco tiempo, las tornas han cambiado y ahora las acciones de Tesla se han desplomado.
¿O es algo con lo que ya se contaba?
El hombre más poderoso «no votado»
Con esas palabras describían en The Guardian a Elon Musk. 2024 había sido el año en el que el magnate había conseguido alzarse como una de las personas que más poder tiene en Estados Unidos.
De la mano de Donald Trump, Musk no tiene un cargo político en sí mismo pero sí dirige una agencia a la que se le han dado poderes para despedir a miles de funcionarios públicos si, sencillamente, no responden un email. El CEO de Tesla está aplicando la misma dinámica en las estructuras del Estado que ya puso en marcha en sus propias empresas, incluidos despidos que ha tenido que revertir posteriormente.
Una forma de actuar que ha venido acompañado de un saludo nazi durante la toma de poder de Donald Trump, el apoyo a partidos ultraderechistas como AfD en Alemania o proponer el desmantelamiento de la Estación Espacial Internacional, entre otros gestos y proposiciones.
Toda la hilera de gestos, comentarios y decisiones ha provocado el previsible rechazo ciudadano. En Canadá se han recogido cientos de miles de firmas pidiendo que el Estado retire la ciudadanía a Musk (es hijo de una ciudadana canadiense). En Reino Unido se pegaron carteles en contra de Tesla y su CEO con un claro «De 0 a 1939 en tres segundos» haciendo referencia al saludo nazi de Musk y la aceleración de sus coches. En Alemania se ha llamado al boicot proyectando una imagen en la Gigafactoría de Tesla de Berlín. En Estados Unidos se han llevado a cabo protestas frente a concesionarios y algunos propietarios han puesto un explítico «compre esto antes de que Elon se volviera loco».
La imagen de Musk ha caído en picado, desde luego, para muchos de los que confiaron que la compañía venía a marcar un antes y un después en la industria del automóvil. También es fácil entender que ha mejorado entre los votantes de partidos que niegan el cambio climático o que, directamente, empiezan a desmontar la red de recarga de coches eléctricos.
Pero, ¿hay una correlación directa entre la imagen pública de Elon Musk y la caída en bolsa de Tesla?
Lo cierto es que es una pregunta de difícil respuesta y tendremos que esperar varios meses para poder dar una conclusión más acertada. Se ha apuntado también a que las bajas ventas de la compañía castigan las posiciones políticas de Musk pero la oferta de Tesla se encuentra en un momento clave, sustituyendo su Tesla Model Y, el coche eléctrico más vendido del mundo (y uno de los más vendidos sumando todo tipo de tecnologías), por una actualización que añade un diseño más moderno.
El cambio, anunciado durante meses, es muy probable que haya hecho que los potenciales compradores esperaran a conocer el nuevo modelo. Y a eso hay que sumar que, desde que se anunciara, las nuevas unidades no empezarán a sumar en la lista de ventas hasta el segundo trimestre, cuando empiecen a matricularse. Será entonces cuando se pueda ver el alcance real de todo el contexto en el que vivimos ahora.
Es posible que parte del reajuste en el precio de la acción de Tesla (que empezó el año en 370 dólares y ya cotiza a 280 dólares) tenga algo que ver con unos números en 2024 que no cumplieron con las expectativas pero es muy probable que tenga mucho más que ver con un ajuste que tenía que llegar en algún momento.
Siempre se ha hablado de Tesla como cult stock. Este término hace referencia a las acciones que se basan en las promesas de la compañía o de sus líderes pero que no tienen una base económica que las sostenga. Es la definición perfecta de cómo la compañía ha mantenido la confianza ciega de los inversores durante años pese a sus pérdidas continuadas.
Pero a esto hay que sumar que las acciones de la compañía se dispararon en 2020 y, posteriormente, el verano del año pasado. Entonces los analistas no pocían justificar, en palabras de Bloomberg recogidas por Cinco Días, los motivos que estaban detrás de un crecimiento desmedido. Su precio alcanzó 90 veces el valor de sus beneficios futuros.
Las promesas de precios de acciones disparados han ayudado a que el valor de la acción estuviera muy por encima del precio real. Se ha hablado, por ejemplo, de que el valor de la compañía alcanzará los 800.000 millones de dólares en 2029, aupados por el servicio de robotaxis prometido por Elon Musk el año pasado.
Ese valor disparado hizo que algunos analistas lo definieran como «una acción meme», dado el alto coste de la misma. Vivimos un ajuste acelerado del mismo. ¿Porque la mala imagen de Elon Musk está arrastrando a Tesla? ¿Por los malos resultados de ventas? ¿Porque, sencillamente, el valor de la acción estaba completamente disparado? El tiempo dirá.
Foto | Google y Elon Musk en X